Los meses de estricta cuarentena fueron un oasis en medio del desierto para el mundo del consumo masivo. Las significativas ventas de marzo y de abril sólo fueron atribuibles al temor de los consumidores a quedarse sin alimentos frente al aislamiento que se avecinaba y se sobreestockearon por las dudas. Pero con el correr de los meses la situación se normalizó, y hasta empeoró a raíz de la fuerte pérdida de poder adquisitivo de la población. El 2020 cerrará con una leve baja por los períodos de alta demanda, pero los números de los últimos meses -incluido octubre- muestran cifras de entre 4% y 5% de reducción interanual en las grandes cadenas. Y lo mismo se proyecta para el primer semestre de 2021, estiman los analistas privados.
En este contexto, ¿cuánto gasta el consumidor cuando va al súper? ¿Compra lo mismo que hace un año? Según el relevamiento que la consultora Scentia le anticipó a Infobae, el ticket promedio en los supermercados varía en función de si la compra se hace en una sucursal o de forma online. En el caso presencial el gasto promedio alcanza a $2.912 en unas 27 unidades, mientras que si hace remota sube a $8.860 correspondiente a un promedio de 39 productos, por la facilidad del envío y el ahorro de tiempo.
Lo que sucede es que cuando el consumidor opta por la compra electrónica tiende a cubrir necesidades por más tiempo. Según explicó el titular de Scentia, Osvaldo del Río, “la única misión de compra es el abastecimiento”, mientras que en el offline hay muchos motivos que impulsan la demanda. Con la cuarentena, el peso del e-commerce dentro de las ventas totales de los supermercados más que se duplicó, al pasar del 1,2% al 2,9% en el acumulado del año respecto de igual período del 2019, mientras que en el caso puntual de septiembre trepó al 3,8% del total de la facturación de las cadenas.
El peso del e-commerce dentro de las ventas totales de los supermercados más que se duplicó, al pasar del 1,2% al 2,9 por ciento
De acuerdo al análisis de los tickets de las cadenas, el consumo de galletitas se encuentra en el 40% de los casos, lo que muestra que este alimento dejó de ser exclusivo para el desayuno o la merienda y se extendió al almuerzo o a la cena, dijo Del Río. A su vez, las leches fluidas se detectan en el 28,8% de las compras, seguidas por las verduras y la carne vacuna, con porcentajes en torno al 25%. También figuran las gaseosas como un rubro de alta demanda por parte de los consumidores (22,2% de los tickets las contemplan), al igual que los yogures (20,7%). Las frutas, el papel higiénico y los productos de panadería están en el 18% de los tickets, y lo mismo sucede con los quesos.
Antes de la pandemia, la carne vacuna y las frutas y verduras no tenían la presencia que tienen hoy en los tickets. La explicación del directivo de Scentia es que ahora los consumidores prefieren comprar todo en un mismo lugar, mientras que el año pasado esos alimentos se adquirían, por una gran mayoría de la gente, en las verdulerías y carnicerías de barrio.
De las 27 unidades promedio que componen un ticket de un supermercado, el 74% está integrado por productos que no cuestan más de $100. Hasta el año pasado ese límite era $50, pero la inflación hizo que los consumidores ya se adaptaran a que ya quedan muy pocos ítems en las góndolas con ese valor. El 16% de las unidades vendidas salen entre $100 y $150; un 5% entre $150 y $200 y otro 5% entre $200 y $500. Apenas el 0,3% de los productos vendidos cuestan más de $500, detectó la consultora de marras.
El consumo no se comportó de la misma manera en las grandes cadenas que en el resto de los canales. Los datos a septiembre marcan que los únicos canales que en el acumulado anual son los autoservicios independientes y el e-commerce, con subas de 1,6% y 172,6%, respectivamente. El canal moderno acumula una caída de 0,4%; los mayoristas, de 3,1%, y las farmacias, de 6,4%. En septiembre, las disminuciones en estos canales fueron del 4,5%; 8,4% y 9,1%, respectivamente. Y de acuerdo con datos preliminares, las grandes cadenas también mostrarían un derrumbe de las ventas en octubre en torno al 4,5 por ciento.
El ritmo de los precios
Los precios de los alimentos y artículos de cosmética, limpieza e higiene personal aumentaron menos que la inflación (treparon 16% acumulado, frente al 22,3% del IPC), pero el poder adquisitivo se deterioró fuertemente a pesar de las ayudas que ofreció el Gobierno por la pandemia, como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP).
Según precisó Del Río, la pérdida en el poder de compra ascendió al 15%, pero además remarcó que el 76,6% de todas las personas que tienen algún tipo de ingresos (28 millones en todo el país) ganan hasta $30.300 por mes, por lo que el promedio da $16.000 por mes por individuo. “Ese porcentaje era de 70,2% el año pasado, es decir que la base de la pirámide aumentó en 6 puntos porcentuales en un año”, explicó el analista.
Ante este escenario, se espera una caída del consumo masivo de 0,1%, beneficiado por los buenos meses de stockeo por la cuarentena. De no haber existido ese fenómeno, la merma llegaría al 4 o 5%. Para el 2021, en tanto, se espera un primer semestre con caída de 3,2% -se estará comparando con una primera parte de 2020 positiva- y un período julio-diciembre con un alza de 1,3%, lo que dará un nuevo año con una leve baja, aunque con una tendencia de mejora.
Se destaca que tras un derrumbe del PBI pronosticado en torno a 12% para este año, para el próximo se espera un rebote del orden de 5 por ciento.
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