Martín Guzmán, buscará esta semana consolidar su reciente éxito: haber logrado que al cabo de diez jornadas la cotización del dólar blue retroceda desde 195 a 157 pesos, una baja de casi el 20% que llevó la brecha con el tipo por cambio oficial por debajo del 100 por ciento.
Para el ministro de Economía es importante no solo por el frente interno, sino también porque el martes llega una misión del FMI, con la que pretende negociar la refinanciación de los vencimientos que a partir de septiembre de 2021 la Argentina debe afrontar con el organismo.
Guzmán buscará, según adelantó, acordar un “programa plurianual” de metas fiscales, monetarias y externas que “tranquilicen” la economía y le permitan reducir al mínimo posible la brecha cambiaria. En eso lo ayudaría un acuerdo más o menos rápido y que incluya “fondos frescos” del organismo, de modo de recomponer las reservas del Banco Central, que el jueves cerraron en USD 39.524 millones y son la parte más débil de la contraofensiva oficial sobre un mercado que le estuvo apostando en contra.
Esa necesidad tiene que ver con que recién en el bimestre marzo/abril comenzará la liquidación de la cosecha gruesa, principal aportante de divisas. Y con que un acuerdo con el Fondo es crucial para renegociar un vencimiento de mayo de cerca de USD 2.000 millones con el Club de París.
La misión del Fondo estará encabezada por la subdirectora del Departamento Hemisferio Occidental, la norteamericana Julie Kozack, y el jefe de la “misión argentina”, el venezolano Luis Cubeddu, que esta vez, a diferencia de su última visita, vendrán acompañados de varios técnicos, señal inequívoca de que se inicia una etapa de negociaciones concretas.
El principal frente contencioso será el fiscal: Guzmán logró la reciente baja del dólar mediante medidas monetarias, emisión de deuda y venta de bonos, pero el FMI insistirá en la necesidad de una reducción del déficit presupuestario para 2021, que el gobierno proyectó en 4,5% del PBI. Economía estaría dispuesta a un déficit menor, cercano al 4%, a condición de que el acuerdo con el Fondo tenga aprobación parlamentaria.
Guzmán exhibirá la desaceleración de los gastos asociados a la pandemia, como el “Ingreso Familiar de Emergencia” a los sectores más vulnerables, del que se pagaron cuatro cuotas y que la Anses estudia reconvertir en un más limitado plan de trabajo, y el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), del que ya redujo el pago parcial de salarios y pretende encauzar básicamente como un programa de crédito a tasas bajas, que las empresas deberán reembolsar en 15 meses, incluyendo 3 de gracia. El ministro también buscará mostrar una reducción de los subsidios al consumo de servicios mediante un aumento gradual de las tarifas de transporte, gas, electricidad y agua.
Se trata, en todos los casos, de reducir las necesidades de financiamiento (vía aumento de impuestos, emisión monetaria o colocación de deuda) del gasto, el aspecto en el que más insiste el Fondo.
Un reciente informe de la Fundación de Investigación y Desarrollo Económico (FIDE), cercana al gobierno, dijo que “uno de los grandes desafíos es fortalecer las reservas”. La entidad, que hasta hace menos de un año presidió la actual titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, reafirmó su pronóstico que el PBI caerá un 10,5% este año pero señaló a su vez que “están dadas las condiciones” para que el PBI crezca a un ritmo de más del 4% desde principios de 2021 y “continúe en niveles elevados para todo el año”.
Sin embargo, en una muestra de las presiones que deberá soportar Guzmán en el toma y daca con el Fondo, el informe de FIDE consideró que una ampliación del préstamo ya otorgado por el FMI “podría resultar poco conveniente si tal inyección de fondos implica un condicionamiento fiscal a los márgenes necesarios para cumplir con el objetivo de la recuperación. Y peor aún, si además trae consigo requisitos de desregulación cambiaria y devaluación, que han sido el principal reaseguro para evitar cualquier sobresalto en el impacto de los efectos negativos de la pandemia”.
Otro informe, de Invecq, coincide en que las reservas son el punto más débil de la estrategia oficial, pero es más escéptico sobre la sostenibilidad del reciente éxito de Guzmán. "El Banco Central sigue siendo el principal oferente de dólares en el mercado cambiario y en octubre se vendieron casi US$ 1.000 millones, pese a todas las restricciones a los compradores de dólar ahorro y las recientes restricciones al Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones; incluso, la venta de dólar futuro supera los USD 6.600 millones, por encima del total de ventas permitido por parte del BCRA (US$ 5.000 millones), dice la consultora del economista Esteban Domecq.
El informe recuerda también que el superávit comercial, uno de los “pilares” de la estrategia oficial, se redujo en septiembre a poco más de USD 500 millones, un tercio de meses anteriores. “Las reservas internacionales brutas finalizaron octubre por debajo de USD 40.000 millones, las netas (descontados el Swap, los DEG y encajes) ya se ubican cerca de los USD 1.200 millones y las reservas líquidas netas son actualmente negativas en poco más de USD 2.000 millones, por lo que el margen de acción es cada vez menor”, dice el informe.
Tales los límites que, de uno y otro lado, deberá tener en cuenta Economía en sus negociaciones con el FMI.
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