Como es habitual en los informes del Indec sobre la actividad de la construcción y el conjunto de las manufacturas que en septiembre midió sendos aumentos de 3,9% y 4,3%, respecto del mes previo, la estadística oficial es acompañada por el sondeo de opinión en grandes empresas para el trimestre entrante, en este caso para el último cuarto del año.
Y lejos de reafirmar las expectativas de consolidación del proceso de reactivación tras más de 20 meses en declive que una semana atrás describía un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo sobre la base de 13 indicadores muy variados hasta septiembre, no sólo 5 de ese conjunto mostraron nuevas caídas, todos vinculados con el sector automotriz, sino que también el saldo de respuesta de los empresarios fue en general claramente negativo para el cierre del año.
En el caso de la industria automotriz, el informe detallado de Adefa reveló que tanto respecto del mes previo, como más aún en comparación con un año antes, en octubre se registraron disminuciones de la producción, las ventas al mercado interno, las exportaciones, y también de las importaciones, pero en menor magnitud, y consecuentemente se agravó el saldo deficitario en unidades del intercambio comercial, principalmente con Brasil.
Según los especialistas del mercado, la causa de ese recorrido corto de la reactivación esperada por el Gobierno, pero también por el conjunto de la sociedad, en especial de los casi 4 millones de trabajadores que perdieron su puesto desde el inicio de la cuarentena preventiva del covid-19, estuvo ligada a la incertidumbre cambiaria, porque generó expectativas de devaluación, aceleración de la inflación y nueva caída del consumo global, pese a que el ministro Martín Guzmán está convencido de que lo podrá evitar.
Expectativas de devaluación, aceleración de la inflación y nueva caída del consumo global, pese a que el ministro Martín Guzmán está convencido de que lo podrá evitar
El presidente de Adefa y de Toyota Argentina, Daniel Herrero, explicó en un comunicado de prensa de la entidad gremial empresaria: “Además del día menos de actividad, la baja en materia de producción se debió a que algunas empresas socias han hecho adecuaciones en sus líneas de producción por el lanzamiento de nuevos modelos”. Sin embargo, dado el bajo ritmo de producción del complejo automotriz con que viene operando, con una capacidad ociosa superior a 60%, el principal factor de contracción de la actividad es la pobre demanda interna y externa.
Ese cuadro se corresponde con el resultado netamente negativo del sondeo de opinión que hizo el Indec para el último trimestre del año, más contundente en el caso del conjunto de las manufacturas industriales que en el de los constructores.
La falta de reacción del mercado interno, muy debilitado no sólo por la caída del salario real promedio de los trabajadores que por desempeñarse en actividades decretadas esenciales y los que pudieron mantenerse activos vía remota, sino también por el recorte de ingresos de quienes fueron suspendidos total o parcialmente, y más aún los que perdieron el puesto, y también el generalizado retroceso del comercio exterior, explican la perspectiva de un último trimestre con niveles de actividad muy lejos del punto de equilibrio entre facturación y costos de producción.
Baja del empleo y de las horas trabajadas
Al margen de la preocupación que en los últimos días invadió a la dirigencia empresaria por un proyecto que propone modificar la Ley de Contrato Laboral que en caso de prosperar aumentará la litigiosidad y aumentará los costos en plena crisis, el Indec había detectado en las últimas semanas un nuevo predominio de los casos que planifican recortar la nómina de personal y también la cantidad de horas trabajadas respecto de los que presupuestaron un modesto incremento; como consecuencia de la perspectiva de la continuidad de un muy bajo índice de utilización de la capacidad fabril de los establecimientos.
Pese a que los industriales en su conjunto mantienen a unos 250 mil trabajadores suspendidos por falta de actividad y por las restricciones impuestas por los protocolos de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, para el último trimestre del año poco más de 1 de cada 8 empresarios estimó que continuará el recorte de la nómina de personal, nuevamente algo mayor que los que planifican reincorporaciones; mientras que casi 1 de cada 5 proyectó recorte de las horas trabajadas, frente a 1 de cada 8 que espera aumentar la intensidad laboral.
El uso de la capacidad instalada en los establecimientos se mantendrá muy por debajo del ya reducido nivel del año anterior
Ese saldo de respuesta negativo se corresponde con la expectativa de otro trimestre en que el uso de la capacidad instalada en los establecimientos se mantendrá muy por debajo del ya reducido nivel del año anterior.
Un cuadro similar, aunque más atenuado para las empresas abocadas preponderantemente a la actividad privada respecto de las que se concentran en la obra pública, detectó el Indec en las expectativas de los constructores y fabricantes de insumos para el sector.
Así, mientras en el primer caso se espera para los últimos tres meses de 2020 similar porcentaje de empresas que esperan repunte de su actividad y de recontratación de mano de obra; en el segundo, por el contrario, prevalecen los presupuestos de caída, asociados al deteriorado panorama de las finanzas públicas y la intención del ministro de Economía de reducir el déficit fiscal, aunque por otro lado asegura que no afectará las inversiones en infraestructura.
El mejor humor entre los empresarios dedicados a emprendimientos privados se corresponde con el registro en octubre del quinto mes consecutivo de aumento de las ventas de materiales por parte de las empresas líderes que releva Construya, aunque aún carece de la fuerza suficiente para arrastrar en esa dirección al Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción del Indec, pese a que acumula 25 meses seguidos con niveles menores a los de igual período del año anterior. Y todo indica que cerrará 2020 con 28 variaciones negativas acumuladas.
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