Un reducido grupo de empresarios de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) mantuvo una reunión con el ministro de Economía, Martín Guzmán, en la que los representantes del sector privado expresaron diversas preocupaciones sobre la situación económica al tiempo que se retiraron satisfechos del Palacio de Hacienda por la buena predisposición del funcionario para intercambiar opiniones.
La agenda de la reunión, según pudo saber Infobae, tuvo dos temas principales en los que hubo más coincidencias que disensos: la prioridad en cerrar sin demoras un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la necesidad de que en la Argentina se alcancen consensos sólidos para lograr una salida a la crisis. Esa referencia hizo que en el encuentro sobrevolara el pedido de “un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales” que la semana pasada hizo la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a través de una carta. Si bien no se habló en forma específica de esa misiva, sí se dijo con claridad en que los acuerdos forman parte del camino a seguir.
A lo largo de una hora y media y en un tono de mucha cordialidad, el ministro de Economía recibió en su despacho al presidente de AEA, Jaime Campos y a una comitiva integrada por nombres claves del empresariado: Paolo Rocca, de Organización Techint; Héctor Magnetto, de Grupo Clarín; Carlos Miguens, del Grupo Miguens; Federico Braun, de La Anónima; Alfredo Coto, de Supermercados Coto; María Luisa Macchiavello, de Droguería del Sud; Alberto Grimoldi, de Grimoldi S.A. y Enrique Cristofani, del Banco Santander. Todos tuvieron participación en la charla. Guzmán, por su parte, estuvo acompañado por el subsecretario de Relaciones Institucionales del ministerio de Economía, Rodrigo Ruete.
En el encuentro entre AEA y el ministro de Economía quedó expuesta la coincidencia de ambas partes de la necesidad de cerrar el acuerdo con el FMI en el corto plazo
El ministro fue quien abrió el juego con una exposición inicial en la que detalló los tres puntos centrales de su gestión. En primer lugar, el acuerdo alcanzado con los acreedores externos para reestructurar la deuda pública. En segundo, la presentación del Presupuesto 2021, con las pautas que el gobierno aspira que ayudarán a la normalización financiera. Por último, la negociación con el FMI que se acelerará a mediados de noviembre cuando llegue a Buenos Aires una misión del organismo que, a diferencia de la misión de octubre, será más extensa y más profunda para acercarse a un nuevo programa.
Fuentes de AEA explicaron que quedó expuesta la coincidencia de ambas partes de la necesidad de cerrar ese acuerdo en el corto plazo. Y que la reunión siguió con un intercambio abierto de opiniones en la que no hubo pedidos por parte de Guzmán, quien se mostró proclive a escuchar las argumentaciones de los empresarios. “Guzmán escuchó más de lo que habló”, señaló uno de los asistentes, que destacó la buena predisposición del ministro. No obstante, les reiteró a los empresarios lo que viene defendiendo el Gobierno: una devaluación fuerte traería más problemas que soluciones.
La agenda que AEA llevó ante el ministro incluyó algunos pedidos como la importancia de dar previsibilidad a la economía, la necesidad de que el presupuesto contenga metas plurianuales como forma de alcanzar el equilibrio fiscal y la preocupación por la necesidad de reducir, al menos en forma gradual, los impuestos distorsivos. Los empresarios transmitieron también, a modo de declaración de principios, su posición en cuanto al rol central del sector privado como generador de empleo e innovación y la necesidad de que el estado tenga un rol moderno.
El concepto resonó en días en que la discusión pública en la Argentina atraviesa temas básicos, como el respeto a la propiedad privada. Y a la vez, el ministro deslizó algo que sonó más que bien ante los oídos de los interlocutores, aún sin ser un promesa concreta: habrá un esfuerzo del gobierno para que el déficit fiscal sea menor a lo previsto en 2021, un camino que intentó iniciarse con los anuncios sobre los adelantos transitorios del BCRA, que podrían reducir el déficit un 0,6% en este año.
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