En medio de la fuerte crisis global, la Argentina ya ha perdido oportunidades comerciales -y valiosas divisas- de la mano de las erráticas políticas del Gobierno y, en particular, por la crisis cambiaria que desalienta las exportaciones e importaciones clave para que el país vuelva a crecer.
Los expertos consultados por Infobae resaltaron que las medidas microeconómicas adoptadas por el Gobierno para cerrar la economía y la errática política cambiaria frenan el ingreso de dólares por la vía del comercio exterior.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en septiembre último las exportaciones alcanzaron USD 4.711 millones y las importaciones, USD 4.127 millones, con una caída del intercambio comercial de 9,3% en relación con igual período del año anterior, y un superávit de 584 millones de dólares.
En septiembre las exportaciones cayeron 18% y las importaciones aumentaron 3,1%, por primera vez en 24 meses
Las exportaciones disminuyeron 18% respecto a igual mes de 2019 (USD 1.035 millones), por las caídas en cantidades y precios de 16,3% y 2%, respectivamente. Las ventas al exterior cayeron en todos los rubros en términos interanuales; la baja más importante fue de 35,1% y correspondió a los combustibles y energía; seguidos por productos primarios 29,8%, manufacturas de origen industrial (MOI) 19,4% y las manufacturas de origen agropecuario (MOA) 5 por ciento.
En tanto, las importaciones en septiembre aumentaron 3,1% respecto a igual mes del año anterior (USD 125 millones). Las cantidades crecieron 5,7% y los precios se contrajeron 2,4%. El Indec informó que septiembre 2020 fue “el primer mes que presentó variación interanual positiva desde septiembre 2018” en las importaciones. Se incrementaron las compras de bienes de capital 9,4%; bienes intermedios 12,6%; bienes de consumo 10,9%; y las de vehículos automotores de pasajeros, 11,4%. A su vez, disminuyeron las de combustibles y lubricantes y las piezas y accesorios para bienes de capital, que retrocedieron 30,2% y 13,2% respectivamente.
El superávit comercial del mes pasado fue de USD 584 millones, USD 1.160 millones de dólares inferior a las de igual mes de 2019, y se dio principalmente por la caída de las exportaciones de USD 1.035 millones, y por una suba de USD 125 millones de las importaciones.
Por otro lado, en términos acumulados en los primeros nueve meses de 2020, las exportaciones alcanzaron USD 41.940 millones y las importaciones, USD 30.378 millones. La balanza comercial registró un superávit de USD 11.562 millones.
Intercambio y actividad
Según el titular de la consultora DNI, Marcelo Elizondo, las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar las importaciones “tienen un efecto negativo sobre el nivel de actividad, como lo muestra la experiencia histórica”.
“Si uno mira la participación de las importaciones en el PBI, cuanto más bajo es, más recesión hay y viceversa. De hecho, en la historia moderna los años de Néstor Kirchner fueron los que mostraron más crecimiento económico y más presencia de las importaciones, con una ratio de 22 o 23 por ciento en relación al PBI que era consecuencia de que la economía crecía a tasas chinas”, explicó.
Cuanto más crecen las importaciones, más crece la economía y eso se vio en los años de Néstor Kirchner, cuando la economía crecía a tasas chinas (Marcelo Elizondo)
“La producción argentina necesita de la importación para crecer; un tercio de lo que importa la argentina son insumos, y entre bienes de capital y piezas y partes son el 45% del total. De modo que limitar las compras externas es limitar el crecimiento y la inversión”, aclaró.
“Entiendo que hay una necesidad cambiaria, pero es seguir corriendo el problema de atrás y agravándolo. Las importaciones de la Argentina este año está cayendo 23%; esto hará que tenga una de las 3 tasas de importación más bajas del mundo, cerca de un par de países africanos y quizás hasta podemos ser el último. El comercio en general cae el 12%, así que es una mala noticia para nuestro sistema productivo”, detalló Elizondo.
“Todas las medidas que se han tomado y un eventual desdoblamiento cambiario no resuelven el problema. A esta altura hay un tremendo desequilibrio económico y muy pocas soluciones por delante, además hay un problema subjetivo que agrava los problemas objetivos”, advirtió.
Además, contó Elizondo: “se dañó severamente su esqueleto jurídico institucional; la sospecha es que los contratos no tienen vigencia, que si tenés un problema no hay a quien acudir y eso hace que se caigan los proyectos de inversión a nivel internacional”.
“Hay una politización de la economía. Más las restricciones crecientes con una economía cada vez más cerrada. Acá lo que se necesita es un equipo creíble, reformas estructurales, un rumbo político marcado y algunas cosas de corto plazo para salir del incendio. Pero sin el resto, no se soluciona nada”, resaltó el economista.
A esto se suman los retrocesos registrados desde el cambio de Gobierno por la marcha atrás de la simplificación de procesos y los cambios en la ley de la economía del conocimiento.
“Claramente la Argentina se volvió más cerrada que antes. La globalización se mide por cinco variables: comercio de bienes, de servicios, flujo de capitales, Inversión extranjera directa y de información y data directa. Cualquiera de las cinco le da muy mal al país y eso te desvincula de la transformación tecnológica”, dijo Elizondo.
“En el mundo hay un cambio que genera empleos de calidad, saltos productivos, acceso al mercado de capitales. Pero la Argentina tiene una agenda de 1980, así que se volvió más cerrada y sigue inclusive con estas cosas antiguas de no permitir el acceso a dólares para no pagar importaciones. Todo contribuye a más problemas objetivos y subjetivos”, opinó.
No permitir el acceso a dólares para no pagar importaciones. Todo contribuye a más problemas objetivos y subjetivos
La ventana, aclaró, no está en el paralizado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. “El acuerdo está caído virtualmente, pero no para siempre. Si Brasil accede sobre todo a las demandas ambientales de Europa, y las laborales, a lo mejor puede revertirse. Pero hay que olvidarse al menos por 2021”.
Mientras tanto, destacó, “lo primero que debe hacer la Argentina es revalorizar sus alianzas locales. Necesitamos fortalecer el acuerdo con Brasil y con Chile. Argentina debe volver a aquella vieja idea de Perón, del ABC, formar una plataforma común y desde ahí ir al mundo, en primer término, a Asia, que es donde pueden comprar los productos que vendemos: alimentos, energía y minerales, entre los 3”, subrayó.
A estos países “se pueden asociar Uruguay y Paraguay y Asia es el continente que más va a crecer después de la pandemia y con el que más complementariedad hay y, cuando hablo de Asia, hablo de Japón, Corea que son desarrolladas, además de India y China, pero también de otras recién llegadas como Taiwán, Vietnam, Malasia, Hong Kong, Indonesia. Hay que apuntar ahí y hacerlo rápido”, indicó.
Sin embargo, admitió que las expectativas de devaluación no juegan a favor de ningún avance en la integración. “Cuando hay una brecha como la actual, el exportador lo primero que decide es esperar la liquidación, no solo la que está hecha, sino también de contratos posibles y posteriores nuevos, porque hoy calcula costos que suben en base a la inflación que sube a la par del dólar libre y cobros en base al dólar oficial menos las retenciones”, afirmó.
Cuando hay una brecha como la actual, el exportador lo primero que decide es esperar la liquidación, no solo la que está hecha, sino también de contratos posibles (Elizondo)
Pero, además, “por la previsión de futuro; la experiencia indica que siempre que hubo brecha cambiaria alta, el tipo de cambio oficial terminó acompañando el tipo de cambio del mercado. Y si además el gobierno dice que no tiene dólares en las reservas y que estás generando todo el tiempo restricciones para el tipo de cambio, para el exportador las señales son esperar, es un gran desaliento”.
“El otro tema es que todas las semanas hay una reforma que cambia las reglas y eso genera un escenario de cobertura. Así como el empresario local prefiere stockear, el exportador hace lo mismo y no liquidar y esperar que todo se dilucide”, concluyó Elizondo.
Una brecha insostenible
En tanto, Elisabet Bacigalupo de Abeceb dijo que “la actual brecha cambiaria es distorsiva e insostenible; ya vimos una la enorme brecha entre el superávit que publica el Banco Central y el del Indec: entre marzo y agosto el primero marca 4700 millones de dólares entre lo efectivamente liquidado y el segundo 8800 millones”.
“En términos generales los incentivos son para adelantar pagos de importación y para los exportadores, tratar de cobrar un dólar mayor. Esto también desalienta la inversión extranjera directa y genera más demanda de pagos financieros”, explicó.
Bacigalupo dijo que las medidas adoptadas esta semana, que lograron una reducción del dólar libre, “representan una mejora transitoria; son parches con consecuencias decrecientemente efectivas”.
“La estabilización macro es positiva en términos generales porque podría haber más flujo de inversiones directas, pero no se va a reflejar enseguida en el flujo comercial, porque apenas la economía mejore, subirá la demanda de importaciones y eso deteriorará el saldo comercial”, aclaró.
La ventaja, indicó, es que “si el mundo se recupera en 2021, también crecerán las exportaciones, pero no tanto como las importaciones. Estamos estimando un superávit de 15 mil millones, casi 4 puntos del PBI, con exportaciones creciendo el 7 por ciento e importaciones al 15 por ciento, aún con cepo”.
Si el mundo se recupera en 2021, crecerán las exportaciones, pero no tanto como las importaciones hacia la Argentina (Elisabet Bacigalupo, de Abeceb)
Además, coincidió con Elizondo en que desde diciembre “se está desandando toda la estrategia de facilitar el comercio exterior, al poner en el limbo la ventanilla única del intercambio comercial, colocar más trabas a las importaciones y otras medidas que no son positivas para una economía que necesita dólares a través de inversiones y exportaciones”.
En este sentido, advirtió que, si el mundo ya era más proteccionista antes de la pandemia, ahora las barreras seguramente aumentarán y por esta razón se requiere consolidar primero los vínculos en la región y luego avanzar hacia ventas de mayor valor agregado en el mercado asiático, tanto entre los gigantes como India y China como en las potencias medias.
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