Wall Street ya no cree en lágrimas: afirma que si el Gobierno no ajusta, a la economía argentina le espera un desenlace muy crítico

Piden un plan serio y coherente que, aseguran, podría ser apoyado por el FMI con algunos recursos adicionales; tienen más temores en el plano político que en la evolución de las variables económicas

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Absoluto pesimismo en Wall Street
Absoluto pesimismo en Wall Street por el futuro de la Argentina

El mercado ya no cree en lágrimas y pidió pruebas de cambios profundos en términos políticos y económicos para volver a confiar en la Argentina.

En Wall Street, ejecutivos de fondos de inversión que dialogaron con Infobae creen que la crisis económica argentina ya adoptó una dinámica muy compleja y prevén un desenlace complejo si el Gobierno no hace un giro brusco.

Por lo tanto, no creen que alcance con un cambio de nombres en algunas áreas clave, como el Ministerio de Economía o el Banco Central.

Además, consideraron que el Fondo Monetario Internacional (FMI) podría aportar algunos recursos para “aguantar” la corrida cambiaria, por un plazo corto, una chance que economistas ligados al organismo multilateral no descartaron.

Desde Nueva York y Washington la sensación es casi unánime: solo la implementación de un plan integral, rápido y con respaldo del FMI, podría torcer el peor final.

El jefe de estrategia de XP Securities, Alberto Bernal, admitió que “la situación de la Argentina está muy complicada; el mercado necesita ver un plan económico serio. No hay espacio para mucho más”.

La situación de la Argentina está muy complicada; el mercado necesita ver un plan económico serio (Alberto Bernal)

“Si con semejante superávit comercial el país tiene estos problemas, todo es difícil”, indicó Bernal. Desde Miami, agregó que “si hay un plan serio, sin duda” podría haber apoyo de recursos frescos por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), que deberá incluir “una hoja de ruta que incluya números robustos y planes de reformas estructurales”, en sintonía con lo que pidió poco tiempo atrás la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva.

De todos modos, Bernal consideró que no hay posibilidades de repetir una crisis como la del 2001, “porque no hay riesgo real de corrida bancaria; simplemente una mega devaluación, qué pondría a la gente en una situación más compleja todavía”.

“La demanda de dinero está muy débil, por culpa de la pandemia y la falta de credibilidad”, sentenció.

En cambio, el socio de Mogador Capital, Guillermo Mondino, dijo que “es imposible que el FMI le brinde dinero a Argentina para frenar la corrida”.

“Si el FMI pone plata, es para ayudar a construir un programa financiero que facilite la distribución en el tiempo del ajuste fiscal que, inevitablemente, habrá que comprometerse a hacer”, opinó el economista, que tuvo que negociar como funcionario con el organismo en 2001.

Si el FMI pone plata es para ayudar a construir un programa financiero que facilite el ajuste fiscal que inevitablemente habrá que hacer (Guillermo Mondino)

“Si partimos de la presunción de que Argentina acuerda con el Fondo en un momento donde las reservas netas serán, probablemente, casi cero o negativas, el FMI le impondrá a Argentina un objetivo de acumulación de reservas -no de venta para ‘parar una corrida’-. De allí que, como el FMI presta en derechos especiales de giro, pero el gobierno gasta mayoritariamente en pesos, estos DEGs los comprara el BCRA y los computara como parte de las reservas”, detalló.

Sin embargo, dijo es muy poco probable que “vayan a tener margen para usar dólares para parar la corrida, que deberá parar, producto de un programa económico consistente y sostenible, algo que siempre dice Guzmán pero que es exactamente lo contrario de lo que ha hecho en 11 meses de gestión”.

“Argentina tiene un exceso de pesos. El Banco Central ha financiado, casi peso por peso, al fisco en 2020 y esto más el déficit cuasi fiscal, ha generado un importante exceso de pesos en circulación, que los economistas llamamos overhang. Ese exceso de pesos no hay como absorberlo fácilmente en este momento y, por lo tanto, debe ser destruido o licuado vía inflación”, explicó Mondino.

El primer vehículo por el que la gente se protege de esa licuación, casi diría a esta altura inevitable, es comprar dólares en el mercado en el que los consiga. De allí que tendemos a pensar que es el dólar el que causa la inflación cuando, en realidad, es el exceso de pesos el que moviliza tanto al dólar como al inevitablemente más gradual proceso de aceleración de la inflación”, agregó.

“Es decir que el dólar ya salto, ahora vendrá un proceso gradual de aceleración de la inflación, cosa que estamos empezando a ver en los ´'precios libres' y en la escasez creciente de algunos productos”, sostuvo.

Lo más preocupante es la creciente sensación de anarquía social y la evidente falta de liderazgo (Diego Ferro, del fondo M2M)

De todos modos, Mondino consideró que la consecuencia de esta crisis no será otra cesación de pagos. “No creo que haya otro default, porque no hay nada para defaultear. Pero es evidente que las perspectivas de normalizar el acceso al mercado para la nación, provincias, y empresas estará desoladísima. El costo de eso se mide en recesión e inflación, destrucción de empleo y pobreza”, explicó.

Tampoco coincidió con aquellos que piensan que el Gobierno no le pagará la deuda al FMI. “No creo que le defaulteen al FMI. Es confrontar con el mundo. ¿Para qué arreglaron con los bonistas si van a defaultearle al FMI? No, eso me parece muy poco probable”, afirmó.

Diego Ferro, presidente del fondo de M2M Capital, dijo desde Nueva York que “lo más preocupante es la creciente sensación de anarquía social, y la evidente falta de liderazgo”.

“El tema económico es serio pero secundario a que se logre revertir lo político, algo inusual en un gobierno peronista esta sensación de vacío. Muchos siguen esperando el milagro. Yo después de lo de Cristina lo veo muy difícil hasta tanto las cosas no empeoren. ¡Basta de esperar milagros; ¡se necesitan alianzas serias y no de conveniencia electoral!”, indicó el experimentado ejecutivo.

En tanto, un trader indicó desde Manhattan que “nadie puede entender la estrategia del gobierno argentino de haber cerrado la economía tantos meses y sin recursos, y ahora con tomas de tierra por todos lados”.

¿Apoyo del FMI?

En tanto, la posibilidad de que el Gobierno sume recursos frescos por parte del FMI fue analizada en diálogo con Infobae por Claudio Loser, ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo, y Héctor Torres, ex representante argentino en el directorio.

Loser dijo que “puede haber recursos solamente por el lado del Covid; hay una ventanilla que da hasta 100 por ciento de la cuota, eso es más o menos 4400 millones de dólares”.

“Podrían darle ese dinero, aunque no se complete la negociación todavía. Es poco, pero creo que puede ser rápido”, indicó Loser.

Macri y Lagarde, de muy
Macri y Lagarde, de muy buena relación

Por su parte, Torres dijo que “la situación es sin duda incómoda para el FMI; Christine Lagarde los dejó enganchados con un programa que sólo podría funcionar si Mauricio Macri era reelecto y si eso hacía que los mercados volvieran a prestar a tasas razonables. Una carambola política que salió muy mal y que ahora los tiene muy preocupados”.

Otro ex funcionario del FMI dijo desde Washington que, para el organismo, “los desequilibrios en la Argentina son muy grandes”, tal como lo expresó el staff luego de su primera misión en el país, que continuará el mes próximo con una segunda de dos semanas para avanzar en un acuerdo.

De todos modos, este ex funcionario, que optó por hablar en forma anónima, dijo que “el Gobierno no parece querer actuar en la dirección de las medidas que se necesitan para tener un acuerdo; creo que no quieren hacer nada antes de las elecciones de octubre del 2021”.

Además, brindó una visión compleja sobre la situación local. “Si no toman decisiones duras, deberán empezar con controles de precios más focalizados, mayores restricciones a las importaciones y tal vez algunos productos a un tipo de cambio más depreciado, como en 1988 y 1989”, con el final por todos conocido de la hiperinflación en el gobierno de Raúl Alfonsín.

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