La gran mayoría (90%) de las personas que trabajan en sus casas por causa de la pandemia quieren volver a la oficina al menos un día a la semana y el 20% de ese grupo desearía volver a su lugar de trabajo habitual los 5 días de la semana. Asimismo, el trabajo remoto generó otras consecuencias sobre la productividad del trabajo, ya que la capacidad de reunirse y hacer brainstorming (o tormenta de ideas) disminuyó un 11% desde que el trabajo en la oficina se trasladó al hogar. Para aquellos empleados cuyos roles dependen de la colaboración con sus colegas, la caída es aún mayor, y oscila entre el 13 y el 15 por ciento.
Los datos surgen de una encuesta cuyos resultados permiten interpretar que en una oficina, la innovación, la creatividad y la salud organizacional dependen de una colaboración exitosa y que su pérdida obstaculiza el rendimiento empresarial sostenido, el compromiso de los empleados y la identidad corporativa a largo plazo. Así lo explicaron los autores del trabajo, realizado por WeWork, la plataforma de espacios de trabajo colaborativo, en asociación con la empresa de investigación Brightspot Strategy, a través de entrevistas a oficinistas y ejecutivos de Canadá, Estados Unidos, México y Reino Unido.
Del estudio surgió además que la habilidad de los empleados para mantener relaciones interpersonales descendió un promedio de 17%. Para aquellos que tienen lazos estrechos con sus colegas, así como los que luchan por socializar en la oficina, la caída es mayor, y osciló entre el 20 y el 26%. Otro efecto negativo del home office es que la capacidad de tener interacciones espontáneas es lo que más disminuyó; en promedio, un 25%. En el caso de las personas que colaboran en equipos con una relación muy estrecha, la disminución es aún mayor con hasta un 40%.
Según la encuesta, hay tres clases de empleados que son los que se vieron más afectados por la tarea remota, ya que les costó mantener las relaciones sociales, crear confianza, colaborar y mantenerse conectados con los colegas mientras trabajan desde sus casas. La primera es la de los “colaborativos”, aquellos oficinistas que pasan más del 65% de su tiempo laboral trabajando con otros miembros, incluyendo los clientes externos; en su caso, la caída en el desempeño fue del 12 al 18%. Otro grupo son los “internos”, aquellos que pasan más del 62% de su tiempo trabajando con otros empleados internos; su capacidad para socializar disminuyó un 28% y la calidad de su labor se redujo un 15%.
El tercer grupo más perjudicado, según el trabajo, son las “tribus”, aquellos que suelen socializar con su equipo, pero no tanto con otros colaboradores. Su capacidad para facilitar las interacciones (planificadas o no) disminuyó en un 34%. Este tipo de empleados están estrechamente conectados con su equipo, y este cambio a trabajar desde casa ha impactado su capacidad de mantener dicho vínculo.
“El trabajo home office podría generar una caída de la productividad a nivel mundial y amenazar el crecimiento económico durante muchos años”, mencionó el economista de Stanford, Nicholas Bloom. Destacó que la correlación entre la interacción en persona y la innovación, y le preocupa cómo “las ideas que se están perdiendo hoy podrían afectar el crecimiento a futuro”.
El trabajo a distancia también impactó sobre la cultura laboral, en especial en los nuevos empleados, concluyó el estudio de WeWork, cuyos servicios apuntan a regresar a un espacio donde se pueden generar ideas para apuntalar el negocio y así sobrellevar el golpe de la pandemia. “Si bien las herramientas remotas pueden facilitar las sesiones informativas de incorporación, éstas no favorecen que los nuevos miembros puedan aplicar sus fortalezas o expresarse genuinamente e incluso pueden sentirse poco cercanos a la empresa. Muchos empleados -nuevos y antiguos- están experimentando un aislamiento social y sin la capacidad de mantener relaciones interpersonales, la identidad de la compañía y la salud organizacional se están viendo afectadas”, explicó el informe.
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