La caja de herramientas disponibles para frenar la corrida cambiaria parece agotarse. La semana culminó con un dólar pisando los $200 y al gobierno y al Banco Central le quedan pocas fichas por jugar en un tablero delicado. Los analistas y los operadores del mercado esperan alguna modificación de fondo ya que las medidas adoptadas, por algún motivo o por otro, no resultaron suficientes para poder salir del laberinto cambiario.
Una de las señales que más preocupa es el efímero efecto de cada decisión desde que se inició la saga el 15 de septiembre. Los cambios son aguardados con expectativa y, pocos días después, el mercado pide más cambios. Antes de que terminen de ser asimiladas, las medidas ya envejecen y pasan al olvido. Y el denostado dólar libre sigue siendo refugio.
“Se llega a un punto en que no se puede salir de la corrida cambiaria con medidas. Hay que buscar otra solución”, dice ante Infobae un ex funcionario que atravesó situaciones similares. Un rápido repaso de las decisiones explica que en pocas semanas se jugaron varias fichas y que, por su timing o por su eficacia, no hubo resultados:
- La baja de las retenciones, de solo 3 puntos porcentuales, no resultó un incentivo suficiente para acelerar la liquidación de los agroexportadores, quienes tampoco fueron incluidos en alguna clase de acuerdo que los haga partícipes ante la necesidad de salir de la crisis.
- La suba de tasas fue tan modesta que lo único que le asegura al ahorrista es cubrirse de la inflación. Pero en medio de una corrida, quienes tienen que renovar un plazo fijo no comparan la tasa con la inflación, como en todo el mundo, sino con el dólar. Los argentinos saben que una devaluación les puede hacer ganar en un día lo que la tasa en meses.
- El cambio de estrategia cambiaria del BCRA para darle algo de volatilidad al dólar oficial, tampoco surtió efecto. Se abandonó la suba previsible y constante de 8 centavos diarios y se devalúa con mayor medida, pero el mercado mayorista sigue siendo igual de reducido y con el BCRA casi como único ofertante de divisas. El viernes, volvió a vender: USD 60 millones.
- “El problema son los que compran los USD 200 por mes”, dijo el Presidente, luego de que en septiembre se repitiera el aluvión de ventas de agosto en el que 4 millones de argentinos compraron dólar “solidario”. A ellos apuntaron las medidas el 15 de septiembre: se marginó de la operación a beneficiarios de ayudas sociales, se les agregó un 35% de impuesto y se les quitó del cupo sus consumos en dólares. En octubre, la salida de dólares por esta vía será mucho menor que los USD 762 millones de agosto. Pero la incertidumbre del endurecimiento del cepo hizo que, en 45 días, salieran depósitos por casi USD 2.500 millones.
- Gran parte de esos dólares que los ahorristas compraban de a 200 cada mes, eran la oferta de otros ahorristas demandaban en el mercado blue. Las nuevas restricciones impidieron esa maniobra pero, a la vez, la falta de esa oferta también empujó hacia arriba el precio del dólar libre.
- La reducción a 3 días del “parking” para acceder al dólar Bolsa o contado con liquidación llegó anunciada por el ministerio de Economía como una flexibilización luego de que el BCRA hubiera ido en el sentido opuesto, el de las restricciones. No obstante, el viernes se pasó de las normas escritas a los hechos: los operadores recibieron llamados de la Comisión Nacional de Valores “invitando” a postergar las operaciones. Solo así, el contado con liqui cayó un 5%.
-Para no exhibirse en emergencia, el BCRA insistió en que no transformaría en dólares los yuanes surgidos del swap de monedas con China que integra sus reservas pero ofreció al mercado venderlos para pagar importaciones, incluso con un mercado de futuros. Nada de esto ayudó a descomprimir la demanda.
-Para darle salida en dólares en fondos de inversión posicionados en pesos desde la época de Cambiemos, se anunció una licitación de deuda por USD 750 millones para el 10 de noviembre. La presencia de esos fondos es uno de los factores mencionados por el ministro Guzmán para adjudicar la tensión en los dólares financieros. El anuncio de que tendrán una opción a medida para dolarizarse no frenó la demanda.
El resto de las opciones de la caja de herramientas está tan en las antípodas del discurso oficial que, de verse obligado a tomar alguna de esas decisiones, el ministro de Economía y el propio gobierno quedarían en una situación más que incómoda.
En ese tren, para los analistas asoman varios caminos, ninguno de ellos es sencillo. El primero es una devaluación fuerte del dólar oficial, algo que el gobierno negó hasta el cansancio. Otra opción es una suba de la tasa, que reduciría el afán por dolarizar pero sería una señal negativa para cualquier intención de reactivar la economía. El desdoblamiento del tipo de cambio también es resistido y Guzmán lo negó con énfasis.
Otra receta sería pedirle fondos frescos al FMI y, aún en caso de conseguirse, también sería un trago amargo para el gobierno. El propio presidente a poco de asumir, advirtió que no quería tomar los USD 13.000 millones que todavía estaban disponibles del acuerdo que cerró el macrismo en 2018 y que hoy ya no está vigente. Desde Economía siempre se destacó que el objetivo del próximo acuerdo con el fondo es aliviar los vencimientos, no pedirle dinero. ¿Qué margen político podría tener Guzmán para endeudarse con el Fondo y aceptar sus exigencias?
“Queda la incógnita de quién será el próximo encargado de dar batalla a la brecha cambiaria. La pérdida de reservas continua en un gabinete que se resiste a devaluar y/o desdoblar formalmente el mercado de cambios. Con la brecha en estos niveles, un salto devaluatorio es esperable por todos los agentes”, señaló con crudeza un reporte de la consultora LCG.
“El Gobierno se dirige derecho a chocarse con una brusca devaluación. Parece algo inevitable. Tiene que elegir el momento del tiempo y empezar a pensar cómo minimizar los costos de esta medida que tiene consecuencias inflacionarias y por lo tanto, al menos, redistributivas. Hemos vuelto a una vieja discusión, gradualismo o shock, pero esta vez no referida a la política fiscal y monetaria sino a la cambiaria. No hacer nada y dejar que sigan las cosas así solo agrava el problema a futuro”, concluyó el informe.
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