En un contexto de fuerte incertidumbre y de una altísima brecha cambiaria, realizar pronósticos económicos de acá a fin de año sobre el dólar en la Argentina parece una tarea más propia de adivinos que de economistas.
Sin embargo, los analistas las hacen en forma regular y prevén que el dólar oficial puede llegar a $100 -sin contar ni el impuesto PAIS ni la retención de Ganancias- y podrían acertar más que el Ministerio de Economía, cuya estimación del presupuesto ($ 81,4) ya quedó superada por la realidad (este viernes en el Banco Nación cerró a $83,5).
Para el resto del mandato, la estimación oficial es de $124,8 en 2022 y $146,6 en 2023. En el caso de los privados, estos números se estiran a $153,1 y $187,8, respectivamente.
De este modo, lógicamente los economistas trabajan bajo diferentes escenarios: uno se basa en la posibilidad de que el Gobierno tenga una actitud proactiva y encare a tiempo el ajuste fiscal, monetario y cambiario necesario para “devaluar con un plan” y el otro que solo devalúe o, peor, que la devaluación la provoque el mercado cuando las reservas del Banco Central ya no puedan responder más a la demanda.
Las expectativas de que ocurra lo primero han disminuido en términos inversamente proporcionales al incremento de la expectativa de una devaluación en el mercado oficial, tal como se refleja en la tendencia de las reservas del Banco Central, cuya conducción fue severamente castigada en términos retóricos e inusuales en un comunicado del Ministerio de Economía en que anunció una serie de medidas contrarias a las adoptadas desde Reconquista 266 un mes antes.
Desde entonces, la entidad que lidera Miguel Pesce agachó la cabeza de la mano de la unción del ministro Martín Guzmán como responsable central, para bien y para mal, del manejo de la aguda crisis cambiaria y financiera que atraviesa el país.
En este contexto, el último relevamiento de Forecast Economics, el promedio de los economistas afirmó que, sin el impuesto PAIS ni la retención del 30% de Ganancias, terminaría en $86,22 en diciembre próximo, frente al $81,4 estimado para este año en el proyecto de presupuesto 2021.
Sin embargo, los bancos Citi y HSBC se estiraron hasta los $ 100, seguidos por Goldman Sachs con $95, el estudio Ferreres con $92, Capital Economics con $ 90 y Ecosignal con $88,8, frente a los $82,5 de la cotización del Banco Nación. Un número parecido al actual esperan Seido y Oxford Economics con $82 y Societe Genérale con $81.
Aunque el promedio de los analistas llega a $ 86 para fin de año, algunos se estiran a $ 100, como los bancos Citi y HSBC, bien por encima de los $ 81 calculados por el Gobierno, que ya fueron superados por la realidad
Para diciembre de 2021, el promedio esperado es de $122,1 ($102,4 en el presupuesto), pero el Citi y el HSBC también picaron en punta con $140, seguidos por Ferreres con $ 137,5, 132,5 de FIEL y 132 de Econviews. Del otro lado, Analytica prevé $99, el Scotiabank $106, Moody’s $111 y UBS 113 pesos.
En tanto, en el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que publica el Banco Central, se indicó que el tipo de cambio nominal mayorista ($/US$) “esperado por quienes analizan la evolución del mercado para octubre de 2020 se ubicó en $77,7 por dólar promedio mensual ($0,8 por dólar por debajo de lo pronosticado en el último REM)”.
Por otro lado, la proyección del mayorista para diciembre de 2020 se ubicó en $83,8 por dólar y para fines del año 2021 arrojó un valor de $121,5 por dólar; además, la variación nominal prevista para 2020 es de 39,9% interanual y de 45% interanual para 2021, según la entidad monetaria. En el segmento minorista, los economistas prevén que, si el escenario no se desbarranca, la devaluación podría llegar al 20 por ciento hasta fin de este año.
En diálogo con Infobae, Rodrigo Álvarez, Camilo Tiscornia, Guido Lorenzo y Martín Vauthier también brindaron sus pronósticos sobre la cuestión cambiaria.
Tiscornia dijo que “el Gobierno hará lo imposible por frenar la devaluación, sobre todo por el lado de las importaciones, que ya está viendo y antes desdoblarán, que es lo mismo que devaluar para unos y no para otros. Pero el tipo de cambio oficial se moverá mucho más rápido, aunque es difícil saber qué puede hacer el gobierno en un escenario de tanta incertidumbre”.
El Gobierno hará lo imposible por frenar la devaluación (Camilo Tiscornia)
En tanto, Lorenzo expresó que “el ritmo de devaluación lo va a marcar el Banco Central; puede restringir el acceso a importaciones y a divisas para el pago de deuda comercial y financiera aún más”. “Sucede que esto comienza a provocar problemas en otros sectores, por ejemplo, aceleración de la inflación y retrasos en pagos por parte de empresas, entre otros”, indicó.
“Uno podría esperar un dólar mayorista de $84 a fin de año, pero de a poco me parece que empieza a permear la idea que hasta ahora funcionaba como un mantra que era que el dólar estaba en un nivel adecuado en términos reales”, dijo el líder de LCG.
“Si esa percepción es correcta, es esperable que se intente acelerar el ritmo de devaluación, de manera tal de tener una depreciación entre 15 al 20 por ciento del dólar oficial de aquí a fin de año. Cabe preguntarse si nuevamente no vuelve la discusión entre shock o gradualismo, pero ahora en lo cambiario”, afirmó.
Es esperable que se intente acelerar la devaluación de un 15 a un 20 por ciento para fin de año (Guido Lorenzo)
Respecto del mercado de los dólares libres, indicó que “van a seguir al alza con brechas entre 120 y 150 por ciento seguramente si el esquema que predomina es el actual”.
Por su parte, Vauthier de Eco Go dijo que “las expectativas están muy deterioradas; luego del canje, había margen para encarrilar la situación, pero se adoptaron medidas disruptivas desde la política que elevaron el grado de confrontación, no hubo señales fiscales, se endureció el cepo y todo eso generó el clima que se está observando actualmente en el mercado cambiario”.
Acerca de las últimas medidas, como la baja de retenciones y cierta relajación en el mercado del CCL, dijo que “si bien han ido en el sentido correcto, creo que son insuficientes en magnitud, llegan tarde y esta decisión de dar a conocer medidas tomas las semanas desgasta y da la idea de que hay problemas de diagnóstico y que no queda claro cuál va a ser el rumbo”.
A su vez, Álvarez subrayó la necesidad de que el Gobierno tome decisiones coherentes y veloces, antes de que “el ajuste lo haga el mercado”, con consecuencias más complejas en términos sociales, políticos y económicos.
Además, sostuvo que “subir tasas y hacer un ajuste es el menor de los males frente a una fuerte devaluación. Ya hoy tenemos los indicadores sociales del 2002, e imaginemos adónde se pueden ir con un salto cambiario. Así que mejor hacer el ajuste antes que después”, una premisa que la mayoría de los gobiernos no suele tomar en cuenta.
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