Condición necesaria pero no suficiente. La frase se repitió hasta el cansancio en alusión al cierre de la reestructuración de la deuda y empieza a ser aplicada ahora al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo quedó ayer otra vez involucrado en el nuevo el imprevisto fuego cruzado entre los acreedores de la deuda externa y el Gobierno, a raíz del rápido derrumbe de la cotización de los títulos surgidos del canje. El duro comunicado difundido ayer por los comités de bonistas Ad Hoc y Argentina Exchange Bondholders, que reúne a los fondos de inversión que batallaron en la negociación de la deuda, caló hondo en el Gobierno, donde intentaron relativizar el impacto del mensaje, y anticipa un escenario de riesgo: aun con un programa con el Fondo Monetario para reprogramar los pagos de los USD 44.000 millones adeudados al organismo, la Argentina difícilmente obtenga nuevo financiamiento en el mediano plazo.
En otros términos, el Gobierno quedará destinado seguir emitiendo pesos o a avanzar aceleradamente en un ajuste fiscal también más allá de 2021, sin chance de gradualismo. En cómo resolverá ese dilema es precisamente donde se asienta la enorme desconfianza de los inversores, que ayer destacaron las dudas respecto de "un prestatario que simplemente puede no estar dispuesto a pagar.
Hasta hace pocas semanas, los planes del ministro de Economía, Martín Guzmán, eran otros. Si bien nunca imaginó acceder al mercado de capitales internacional el próximo año, sí confesó más de una vez su intención de “estabilizar” la economía para luego recuperar una “relación sólida” con la comunidad financiera internacional, tras el acuerdo con el FMI. Tal vez hacia fines del año próximo. De hecho, sus cálculos para 2021 son financiar con emisión y deuda local los 4,5 puntos del PBI que proyecta de déficit fiscal, lo cual para el mercado es la principal fuente de la inestabilidad,
El Gobierno quedará destinado seguir emitiendo pesos o a avanzar aceleradamente en un ajuste fiscal también más allá de 2021, sin chance de gradualismo
Pero ese objetivo hoy luce imposible. Aún cuando, como recordó ayer un experimentado banquero en estas lides, “el capital tiene poca memoria”, lo vuelve inviable el colapso de las cotizaciones de los bonos surgidos del proceso de reestructuración, prácticamente inédito en procesos similares a nivel mundial, y el profundo malestar que eso genera hoy entre los acreedores, muchos de ellos con otros intereses en la Argentina más allá de sus tenencias de títulos públicos.
“Tienen que pasar muchas cosas para que vuelvan a entrar dólares y con estos actores, lo veo muy difícil”, admitió a Infobae una fuente que participó junto al equipo económico de la negociación y quien, igual que muchos bancos y fondos de inversión, se había entusiasmado con el resultado del canje y otorgaba Guzmán chances de poder retomar un sendero de normalización financiera. Eso cambió.
“El enojo es profundo. Con los títulos viejos, con cupones caídos, técnicamente podían acelerar e iniciar acciones legales. Y con eso poner presión, mientras continuaban devengando interés al 7%. Ahora tienen un título nuevo que no les permite hacer nada más que esperar años para empezar a cobrar un cupón de la mitad. Los precios se destrozaron”, afirmó el banquero. En definitiva, el motivo detrás del comunicado de los fondos de inversión es que siguen sin poder desprenderse de los activos argentinos sin asumir enormes pérdidas, lo que buscaron evitar precisamente con la reestructuración.
El colapso de las cotizaciones de los bonos surgidos del proceso de reestructuración, prácticamente inédito en procesos similares a nivel mundial, genera un profundo malestar entre los acreedores
Desde el equipo económico intentaron minimizar las declaraciones de los acreedores. Según expresaron fuentes del Palacio de Hacienda “no se especifica quién está detrás del comunicado” y revelaron que recibieron de parte de otros bonistas mensajes de apoyo, deslingándose de los términos vertidos en texto que firman los comités. Lo cierto, sin embargo, es que al menos uno de los más grandes fondos de inversión ya venía advirtiendo públicamente sus reparos respecto de la economía argentina, en términos similares a los que se conocieron ayer.
Por caso, en un informe hace cuatro días aseguró que “la ausencia de un programa creíble de consolidación fiscal a mediano plazo indica que se mantendrán las presiones sobre el tipo de cambio y las reservas”. Mucho más lapidario fue hace dos semanas, cuando Guzmán dio a conocer sus primeras medidas para lograr que el agro ingresara divisas: “Las nuevas medidas hacen poco por aumentar la confianza del sector privado en un gobierno que ha intervenido en partes esenciales de la economía y sigue centrado principalmente en aclarar casos judiciales contra Cristina Fernández de Kirchner”.
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