Los principales acreedores privados de la Argentina criticaron hoy con dureza al Gobierno al afirmar que las medidas que adoptó tras el canje de la deuda “empeoraron en forma dramática la crisis económica del país”.
En un comunicado, afirmaron que esos inversores “se preguntan si sus sacrificios para proporcionar una estructura de deuda que Argentina es capaz de atender fueron esencialmente insignificantes frente a un país que simplemente puede no estar dispuesto a pagar”.
Se trata del Comité de Acreedores y el Exchange Bondholders Group, que reúnen entre 20 y 30 fondos de inversión cada uno. Quedó afuera de este comunicado el grupo Ad Hoc, liderado por Blackrock, con el que el ministro de Economía, Martín Guzmán, tuvo la relación más tensa durante los siete meses de negociación.
“Las preocupaciones de los acreedores han demostrado ser correctas. Las autoridades económicas de la Argentina no solo no han logrado restablecer la confianza, sino que las medidas políticas adoptadas inmediatamente después de la reestructuración de la deuda han empeorado drásticamente la crisis económica del país”, dice el comunicado.
Y agrega que en lugar de permitir que los precios alcancen el equilibrio y estimulen la actividad económica deseada, el Banco Central ha reforzado una política cambiaria que promueve las importaciones, desalienta las exportaciones y ha agotado las reservas a un nivel peligroso. Según dijeron, “la brecha resultante de más del 100% entre el tipo de cambio oficial y el paralelo garantiza virtualmente que las reservas no se puedan reconstruir, un caso clásico de dinero poco sólido que expulsa dinero sólido”.
Remarcaron además que las medidas adoptadas para obligar a los prestatarios argentinos, muy solventes, a reestructurar sus deudas han socavado la confianza básica en la inviolabilidad de los contratos. “Al transmitir el mensaje de que incluso las deudas sostenibles no se reembolsarán, las autoridades argentinas han alarmado a muchos acreedores, que se preguntan si sus sacrificios para proporcionar una estructura de deuda que Argentina es capaz de atender fueron esencialmente insignificantes frente a un prestatario que simplemente puede no estar dispuesto a pagar”, alertaron los dos grupos de acreedores.
Para los fondos de inversión que integran estos dos grupos, “la estabilidad macroeconómica parece ser un espejismo en constante retroceso”. Si bien reconocen que las exigencias fiscales y monetarias de 2020 son quizás comprensibles, sostienen que la intención de tener un déficit primario de 4,5% y un déficit general de 6% en 2021, financiado con la impresión de pesos, es muy dañino.
“Sin anclas políticas aparentes y falta de voluntad para tomar decisiones difíciles, la formulación de políticas económicas de Argentina socava la recuperación post-COVID. Si bien el Gobierno se niega a decir nada sobre sus objetivos monetarios o fiscales para 2022 y más allá, los mercados deben asumir lo peor y extrapolar a partir de 2021. Como resultado, los precios de los eurobonos son más bajos que después de las elecciones de PASO el año pasado”, asegura el comunicado, que agrega que en lugar de presagiar una reapertura del acceso a los mercados para apoyar las necesidades manifiestas de inversión de Argentina, “las secuelas de la reestructuración de la deuda son un páramo virtual para el crédito argentino”.
Sobre el final, los acreedores plantearon que ya han desempeñado su papel, brindando una oportunidad histórica a la Argentina para comenzar de nuevo, y que “ahora le toca al país y al FMI jugar lo suyo”.
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