La pandemia de coronavirus y el consecuente aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) que rige desde el 20 de marzo alimentaron la recesión de una economía argentina que venía en crisis desde 2018 y que no logra salir de un laberinto de recurrentes caídas.
En ese sentido, y según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), un niño de 10 años vivió el 60% de su vida bajo una economía en recesión, un joven argentino de 20 años vivió la mitad de su vida en esas condiciones, mientras que una persona de 30 años atravesó el 43% de su existencia con la economía en retracción.
Qué deuda grande tenemos con los jóvenes. No se les dio estabilidad macroeconómica, viven en pobreza y no se hace nada para que esto cambie. Un niño de 10 años vivió el 60% de su vida en crisis. Cada vez que actualizo este gráfico da peor (Federico Moll, Ecolatina)
Asimismo, una persona de 40 años vivió el 45% de su vida con una economía en recesión. Si se toma en cuenta un individuo de 50 años, el porcentaje baja al 42%, mientras que para una persona de 60 años el porcentaje de su vida bajo una economía en recesión alcanza el 38 por ciento.
“Qué deuda grande tenemos con los jóvenes. No se les dio estabilidad macroeconómica, viven en pobreza y no se hace nada para que esto cambie. Un niño de 10 años vivió el 60% de su vida en crisis. Cada vez que actualizo este gráfico da peor”, afirmó el economista Federico Moll, director de la consultora Ecolatina, quien realizó las estimaciones y las publicó en su cuenta de Twitter.
En declaraciones a Infobae, el economista dijo que Argentina fue incapaz de estructurar políticas macroeconómicas consistentes. “A veces el problema fue fiscal, a veces monetario y otras, cambiario. Dado que el problema trasciende a los partidos políticos uno debería pensar que la raíz es social”, consideró.
“Hay quienes plantean una divergencia entre nuestras capacidades productivas y lo que la sociedad exige a la clase política. Esa divergencia busca saldarse con deuda a través de financiamiento externo, déficit fiscal mediante el financiamiento monetario y apreciación cambiaria a través del financiamiento externo o reservas del Banco Central”, agregó.
Para Moll, hasta no saldar esa brecha que hay entre la productividad y las necesidades, “va a ser difícil pensar un escenario de estabilidad macroeconómica”.
Cabe recordar que en el Presupuesto 2021 el Gobierno proyectó un escenario de caída del PBI del 12,1% en 2020 para luego pasar a una suba de 5,5% en 2021 y posteriormente desacelerar a 4,5% en 2022 y a 3,5% en 2023.
Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó este mes una caída de 11,8% del Producto Interno Bruto de Argentina para 2020, por encima del 9,9% previsto en junio, mientras el país negocia un nuevo acuerdo crediticio con el organismo.
En tanto, un análisis realizado por el Instituto de Desarrollo Social (IDESA) señaló que en los últimos 60 años el país ha atravesado 14 períodos recesivos. Y que esa elevada propensión a caer en recesión, con el paso de las décadas, se ha ido agravando.
“En el 40% de los años de las últimas seis décadas el PBI per cápita se redujo. Desde 1988 hasta la actualidad se produjeron 8 de los 14 episodios recesivos. En los últimos 10 años, 6 registran caída en el PBI per cápita. Esto explica el estancamiento del PBI en la última década. La regla es que los ciclos expansivos rápidamente abortan en crisis y éstas son cada vez más frecuentes”, explica el informe de IDESA.
En los últimos 10 años, 6 registran caída en el PBI per cápita. Esto explica el estancamiento del PBI en la última década
En base a datos del PBI por habitante, la entidad clasifica las recesiones, a saber: ocho episodios duraron sólo un año y ocurrieron en 1966, 1978, 1985, 1995, 2009, 2012, 2014 y 2016; tres episodios duraron 2 años consecutivos y se presentaron en 1962-1963, 1975-1976 y 1981-1982; y otros tres episodios duraron 3 o más años: la hiperinflación de 1988-1990, la caída de la convertibilidad entre 1999 y 2002 y la crisis actual que arrancó en 2018.
No hay que perder de vista que el Banco Mundial (BM) estimó que la recesión en América Latina y el Caribe será la peor desde que inició el registro de datos confiables en 1901, retrasando así el progreso en la lucha contra la desigualdad y la pobreza.
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