Después de las elecciones presidenciales de 2019, que consagraron la fórmula de Alberto Fernández-Cristina Kirchner, la administración de Mauricio Macri profundizó las restricciones sobre el mercado de cambios que ya habían iniciado en septiembre.
A partir del lunes 28 de octubre del año pasado se dispuso un límite de USD 200 mensuales para la demanda de individuos, para evitar una caída de reservas a un ritmo insostenible, como había sucedido tras el colapso financiero que se sucedió después de las PASO de agosto.
A un año de aquella limitación, que se fue ampliando hasta hoy, los resultados no fueron los previstos. Continuó la salida de dólares de la economía, cedieron las reservas y treparon los tipos de cambio ajenos al “súper cepo” con una brecha cambiaria sin antecedentes desde la hiperinflación de 1989.
Salto del dólar libre. La cotización marginal creció 136%, desde $75,50 del viernes 25 de octubre de 2019, previo a la contienda electoral, pasó a un máximo histórico de $178 el viernes último.
Brecha récord. La diferencia de precios entre el oficial mayorista y el libre alcanzó a 130%, por encima de los máximos de mayo de 2013 y septiembre de 2014, con el control de cambios anterior. En este aspecto, se destaca la velocidad de la abertura, pues la cotización del dólar libre duplicó en valor al oficial en menos de un año de controles.
Escalaron las paridades bursátiles. A un ritmo apenas inferior al del dólar libre, los tipos de cambio implícitos en las operaciones en el mercado de capitales, el contado con liquidación y el MEP, también llegaron a niveles máximos, en este caso, impulsados por el descenso del valor en dólares de las acciones y los bonos domésticos.
Los ADR de compañías argentinas que se negocian en Wall Street cotizan a valores mínimos desde 2003, mientras que el Merval en dólares opera debajo de los 300 puntos, cuando había rozado los 1.800 puntos en febrero de 2018.
Pérdida de reservas. La salida de dólares de las arcas del BCRA fue continua en los últimos doce meses, aún con un elevado superávit comercial, que podría alcanzar los USD 17.000 millones en 2020, y la drástica reducción del déficit por turismo, debido a la paralización por la pandemia. La entidad monetaria debió vender divisas en la mayoría de las ruedas, para abastecer la demanda de empresas, por cancelación de deudas con el exterior, y cubrir tanto importaciones como la salida de depósitos en bancos, frente a una persistente dolarización de carteras.
En el último año, las reservas internacionales disminuyeron cerca de USD 2.700 millones (6%) y ahora, más cerca de los USD 40.000 millones en términos brutos, alcanzan el nivel más bajo desde enero de 2017.
Salida de depósitos. Hoy las colocaciones de dólares en efectivo en cuentas bancarias son menos de la mitad de los que había antes de las PASO de agosto del año pasado. Las colocaciones privadas habían experimentado una mejora entre junio y septiembre, pero la imposición de un 35% como adelanto de Ganancias para la compra de divisas, que se sumó al 30% de impuesto “solidario” vigente desde septiembre, encendió las alertas de los ahorristas.
Los depósitos privados en efectivo en moneda extranjera retrocedieron USD 17.003 millones o 52,3% desde el récord de USD 32.499 millones el 9 de agosto de 2019 (previo a las PASO) y USD 4.380 millones o 22% desde los USD 19.876 millones el 25 de octubre, para contabilizar USD 15.496 millones el 13 de octubre de este año.
Crecieron los encajes. Curiosamente, la salida de depósitos tuvo un efecto casi neutro en las reservas del BCRA, porque fue acompañada por un fuerte descenso de los préstamos en dólares, los encajes que se computan como reservas -la diferencia entre ambos stocks- crecieron, a costa de la extinción del crédito en dólares en el mercado interno, que debajo de los USD 6.000 millones cedió al monto más bajo desde junio de 2016.
De este modo, los encajes que se cuentan como reservas crecieron más de USD 2.000 millones, desde los USD 7.555 millones del 25 de octubre de 2019 a los USD 9.712 millones del 9 de octubre último.
Asimismo, el “súper cepo” tuvo algunos resultados favorables para canalizar el excedente de pesos. Las medidas de asistencia que impulsó el Gobierno ante la paralización de la actividad económica, en el marco del aislamiento establecido por la propagación del COVID-19, impulsaron la emisión sin respaldo de dos billones de pesos en un año, prácticamente otra Base Monetaria.
En doce meses, el BCRA lleva emitidos sin respaldo unos $2.085.500 millones para financiar el déficit fiscal a través de Adelantos Transitorios y Transferencia de Utilidades. Se trata de más de USD 30.000 millones -a un tipo de cambio oficial promedio de $67,96- o un 8% del PBI.
Tasas positivas para los ahorristas. El BCRA logró mantener un sendero bajista para los tipos de interés de referencia, y consiguió absorber buena parte del excedente monetario en forma directa a través de las Letras de Liquidez (Leliq) y los Pases pasivos, e indirectamente a través de los plazos fijos que los bancos captan, respaldados por estos pasivos remunerados.
Récord de plazos fijos. De acuerdo al BCRA, los depósitos a plazo completaron en septiembre cinco meses consecutivos de expansión. Con colocaciones próximas a $2,2 billones exhibieron un aumento nominal promedio mensual de 6% en septiembre, acumulando en los últimos doce meses un crecimiento superior al 80%. En términos reales, el incremento del mes se ubicaría en 3,5%, mientras que la tasa de variación interanual alcanzaría un máximo histórico al situarse en torno a 30 puntos porcentuales por encima de la inflación.
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