La brecha entre el dólar libre y el oficial llegó a un nuevo récord, pero el Gobierno insiste con medidas tibias para aflojar la tensión cambiaria

Continúan los parches y se sigue perdiendo tiempo, mientras continúa la suba de los distintos tipos de cambio. La idea es seguir resistiendo con subas graduales del dólar oficial. Pero hay trabas crecientes para importar y el FMI advirtió sobre las consecuencias de tener múltiples tipos de cambio

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Los mercados recibieron ayer con desconcierto la decisión del Banco Central de subir apenas un punto la tasa de plazos fijos para seducir a los inversores a quedarse en moneda local. En medio de una corrida cambiaria que llevó a la brecha a un nivel récord de 120%, el movimiento que decidió la entidad que preside Miguel Pesce se leyó como otro parche y totalmente insuficiente.

Ahora los bancos deberán pagar como mínimo 34% anual en pesos a los pequeños ahorristas, cuando hasta ahora era 33%, mientras que para las empresas la subió de 30% a 32%. Se trata, sin embargo, de movimientos demasiado tímidos cuando las presiones cambiarias son crecientes.

Aunque habrá que ver cómo impacta la medida en el día de hoy, se descuenta que no habría efectos positivos. El Gobierno prefiere seguir pateando la pelota para adelante, pese a que todos los días el BCRA pierde reservas y que la brecha aumenta las expectativas de devaluación. Además, también empiezan a verificarse más trabas para acceder a dólares con el objetivo de importar. La explicación que dan en el Central es que “en los meses previos tuvimos una demanda excepcional de divisas por parte de los importadores, a pesar de que la economía está en plena recesión”.

Por ahora no se vislumbran medidas de fondo para cambiar la tendencia del mercado cambiario. El dólar informal superó ayer los $ 170 y el “contado con liquidación” también se acercó a ese nivel. Mientras tanto, el dólar oficial sigue aumentado de manera extremadamente gradual y no refleja el clima de fuerte incertidumbre.

Bancos de Wall Street y operadores locales consideran que “algo va a tener que pasar” en las próximas semanas, ya que semejante brecha se vuelve insostenible y genera fuertes distorsiones sobre la economía. Pero el miércoles el Presidente, Alberto Fernández, aseguró que no estaba en sus planes devaluar. Pero esas declaraciones tampoco tuvieron el efecto deseado.

Los parches se van sucediendo unos tras otros, pero sin un efecto favorable. Primero el BCRA decidió restringir el acceso al dólar ahorro, luego bajó las retenciones a la soja y otros productos agropecuarios en forma temporal y ahora decidió una leve suba de las tasas de interés. Pero el problema es más profundo, está relacionado con la falta de confianza y de un plan económico. Mientras ello no aparezca, será difícil que se recupere la tranquilidad en el horizonte cambiario.

Por otra parte, también hay especulaciones respecto a si el Gobierno saldrá o no a ponerle algún tipo de límite a la suba de la divisa, por ejemplo interviniendo a través de la venta de bonos. Pero se expone a fuertes críticas, al desprenderse de títulos públicos a tasas superiores al 15% anual en dólares. Por eso, esta posibilidad luce bastante limitada, contrariando la creencia de un fuerte “poder de fuego” de la institución para salir a calmar al tipo de cambio implícito.

El peligro latente es que se produzca una espiralización. En lo que va del mes, tanto el informal como el dólar Bolsa ya suben 15%, contra menos de 2% del tipo de cambio oficial. En lo que va de 2020, la suba ya llegó a 117%, contra 31% del minorista.

El Fondo Monetario dejó en claro, por otra parte, que ve con gran preocupación el aumento de la brecha cambiaria y su titular, Kristalina Georgieva, resaltó que todas las opciones son complicadas. Pero dejó entrever que no hay mucha salida que un sinceramiento cambiario. Por ahora, el Gobierno prefiere no imaginar ese escenario, a la espera de una recuperación de la confianza que nunca llega.

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