Con duras críticas al Gobierno, el relevante medio financiero The Wall Street Journal advirtió sobre la complicada situación económica que atraviesa la Argentina y que pone a prueba la capacidad del presidente Alberto Fernández para manejar la crisis con escasos recursos disponibles.
En un artículo titulado “Argentina, que se está quedando sin dólares, se enfrenta a nuevas turbulencias económicas”, se mencionaron las trabas aplicadas con poco éxito para frenar la baja de las reservas del Banco Central, la desconfianza de la sociedad y del mercado y la fuerte influencia de la vicepresidenta Cristina Kirchner sobre el rumbo del país. La nota se suma a una similar publicada esta semana en el Financial Times.
La nota de Santiago Pérez -en el que colaboró Silvina Frydlewsky- relata el caso de la empresa de neumáticos para automóviles, camiones y autobuses de Edgardo Guerrini, que “ahora está inactiva porque las autoridades se niegan a otorgar permisos de importación para sus productos”.
“Como miles de empresas, Guerrini Neumáticos no puede importar mercancías porque el Banco Central del país se está quedando sin dólares para realizar transacciones básicas de cambio de divisas”, se indicó.
El empresario le explicó al WSJ que “es una situación loca que conduce a escasez, porque los productores nacionales de llantas no tienen la capacidad para cubrir la demanda” y comparó el proceso de obtención de licencias de importación con “sacar agua de una piedra”.
Según el artículo, “detrás de la escasez de dólares hay una creciente crisis de confianza que ahora amenaza con acabar con las menguantes reservas extranjeras de Argentina, poniendo a prueba la capacidad de un gobierno nacionalista para evitar otra crisis económica y financiera en la tercera economía más grande de América Latina”. A la vez, “es un tema político importante para el presidente Alberto Fernández y el movimiento peronista gobernante”.
De inmediato, el medio financiero citó las palabras de la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien en una de sus conferencias de prensa de esta semana sostuvo que “Argentina enfrenta desafíos muy dramáticos. El país se encuentra en una profunda recesión, las condiciones sociales están empeorando y los desequilibrios económicos están creciendo”.
“Los argentinos nerviosos, que han sufrido repetidas explosiones financieras en el pasado, han estado comprando dólares o retirándolos de cuentas bancarias. Desde mediados de agosto, las reservas líquidas del país, dólares que tiene en efectivo o casi en efectivo, han caído a alrededor de USD 1,6 mil millones desde $ 6 mil millones, según economistas que monitorean el Banco central de Argentina”, explicó el artículo.
Los argentinos nerviosos, que han sufrido repetidas explosiones financieras en el pasado, han estado comprando dólares o retirándolos de cuentas bancarias, señala The Wall Street Journal
El otro síntoma del “estrés financiero es la brecha creciente entre el valor oficial del peso, alrededor de 82 por dólar, y lo que pagan los argentinos en ‘cuevas’, como se conoce en Argentina a las casas de cambio del mercado negro”, que pasó de 130 en agosto a $ 171 hoy.
En este sentido, el WSJ cita en forma anónima al gerente de una sucursal de un banco minorista líder en la capital del país, que “ahora aconseja a sus clientes de confianza que retiren dólares de sus cuentas”.
“En este país no tenemos un buen historial que nos permita sentirnos seguros para ahorrar en dólares y dejar ese dinero en el banco”, dijo el gerente. “Pasó antes, el gobierno podía publicar un decreto convirtiendo esos dólares en pesos”, acotó.
En este contexto, “la creciente demanda de dólares podría obligar al gobierno a permitir una abrupta devaluación del tipo de cambio oficial que se utiliza, entre otras cosas, para importar bienes, a pesar de que el presidente Fernández ha prometido que eso no sucederá”.
La creciente demanda de dólares podría obligar al gobierno a permitir una abrupta devaluación del tipo de cambio oficial
“Pero dejar que la moneda encuentre su precio de mercado alimenta la inflación, que está en 37%, incluso cuando se espera que la economía del país se contraiga más del 12% este año. Una mayor agitación podría prolongar la contracción económica hasta 2021”, indicó Pérez.
Si bien la mayoría de los países de todo el mundo se han endeudado para compensar el daño provocado por el nuevo coronavirus, “el gobierno argentino está recurriendo a la emisión de grandes cantidades de dinero para impulsar el gasto público, impulsando la inflación. La oferta monetaria casi se ha duplicado este año, haciendo que el peso argentino no tenga valor porque la economía está inundada de pesos, dicen los economistas”.
Entre otras medidas, el diario recordó la retención del 35% en Ganancias para la compra del “dólar solidario” y otros límites para estas extracciones, así como también el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos, “paralizando a las empresas que enfrentan costos crecientes debido a la inflación galopante. Y ha restringido las importaciones”.
Sin embargo, aclaró, “muchos sienten que las medidas son insuficientes” e indicó que el exitoso canje de la deuda con los bonistas “hizo poco para aliviar la escasez de dólares”.
Al respecto, citó al veterano de Wall Street y profesor de la American University Arturo Porzecanski, quien señaló que “es como la historia del niño holandés que tapona un dique con el dedo”,
“Parte del problema es que después de nueve incumplimientos de deuda externa, los inversionistas se muestran reacios a prestar más dinero a Argentina”, señaló el WSJ, que también citó al economista Carlos Melconian, quien dijo que “se ayudó a la gente con la misma mercancía que han rechazado durante 40 años: el peso”.
Según esta nota, “parte del problema está relacionado con las limitaciones ideológicas del movimiento peronista nacionalista, que tiende a erigir barreras proteccionistas y a centrarse en los mercados de divisas en lugar de abordar problemas económicos más amplios generados por el aumento del gasto y la impresión de dinero, dicen los analistas”.
“Los crecientes problemas económicos y el aumento de los casos de coronavirus, a pesar de uno de los bloqueos más prolongados del mundo, han erosionado el apoyo popular a Fernández, cuyos índices de aprobación han caído de más del 80% en abril al 43% en la última encuesta de la encuestadora Poliarquía. Fue la primera encuesta en la que la desaprobación del presidente, con un 47%, fue más alta que sus números de aprobación”, advirtió.
“A medida que el presidente se debilita, algunos analistas dicen que se acumula más poder en la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la expresidenta y primera dama que es vista como una populista más izquierdista y conflictiva que su jefe, quien se postuló como constructora de consenso”, indicó.
“La pareja comparte apellido, pero no relación familiar. Pero una broma que circula en Argentina refleja la creciente influencia del vicepresidente: llama al presidente Alberto Fernández de Kirchner”, afirmó.
En este sentido, recordó que los exportadores de soja, “durante mucho tiempo un objetivo durante la administración de la Sra. Kirchner 2007-2015, se quejan de que un impuesto existente del 30% sobre las exportaciones y los requisitos para vender sus dólares al tipo de cambio oficial perjudican los ingresos”. Al respecto, Morgan Stanley estima que los agricultores obtienen menos de 54 pesos por dólar, mientras que los argentinos pagan el triple por divisas en el mercado negro.
“Dar la vuelta a las cosas será un gran desafío para el Partido Peronista de Fernández, que está más acostumbrado a impulsar el gasto que a liderar programas de austeridad del tipo que generalmente propugna el FMI”, sostuvo.
“Este es un desafío histórico para el peronismo, que se jacta de saber cómo gobernar y controlar situaciones complejas”, concluyó Melconian.
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