Los analistas a los que suelen consultar las grandes empresas de la city porteña no parecen sorprendidos con el salto que pegó el dólar libre y la brecha que se generó respecto de la cotización del Banco Nación.
Con la cotización oficial clavada en $ 82 y la del mercado paralelo en $ 162, el Economista jefe de FIEL, Daniel Artana, aseguró a Infobae que la brecha “iba a subir, era previsible, cortaste la oferta que iba a ese mercado cuando impusiste un cepo más fuerte al dólar ahorro".
El economista reconoce que algo había que hacer para frenar la salida de dólares y que se trabaja “permanentemente con la frazada corta”, en relación a la idea de que cuando se “tapa” una parte, se destapa otra. Sin embargo, no se mostró en la línea de las medidas tomadas porque, señala, “para ser extravagantes en política monetaria hay que tener reservas. Cuando fueron extravagantes en el período 2011-2015 lo hicieron y le dejaron 30.000 millones de dólares de reservas netas a Mauricio Macri, cuando Cambiemos se fue, las dejó en 12.000 millones y ahora están en 5.000 - 6.000 millones de dólares. Con estos números, lo que la gente observa hacia adelante es que hay pocos dólares para absorber pesos, y eso genera incertidumbre”.
A partir de esto, Artana señala que el Gobierno debería “generar un programa fiscal y monetario que genere confianza. Debería mostrar que la emisión monetaria va a bajar y lo debería hacer de forma creíble. Y, por último, generar un poco de confianza evitando las contradicciones entre los miembros del gabinete”, en clara alusión a las discrepancias entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente del Banco Central, Miguel Angel Pesce.
El director ejecutivo de la consultora Seido, Matías Carugatti, se mostró igual de escéptico que Artana respecto a la posibilidad de sorprenderse por la volatilidad de los tipos de cambios. “La suba de la brecha cambiaria no sorprende porque los desequilibrios macro siguen plenamente vigentes (déficit fiscal financiado principalmente con emisión) y los esfuerzos para enfrentar la situación son parches que llegan a destiempo y con poca contundencia. El problema no es la falta de dólares, es el exceso de pesos. Mientras siga habiendo emisión, habrá presiones sobre la brecha”, dijo y volvió a la discusión el excedente de pesos.
“Está claro que en este contexto de profunda recesión es casi imposible pedir un recorte del déficit fiscal. Pero, al menos, deberían plantear un camino hacia delante en ese sentido que permita alinear las expectativas. En definitiva, creo que sería necesario empezar a dar señales de que en el futuro van a resolverse los problemas de fondo que hoy están manifestándose con una brecha cambiaria creciente”, agregó el economista.
Respecto de la foto que muestra la suba de la brecha cambiaria, Carugati señaló que “es preocupante, porque marca una expectativa de depreciación (del tipo de cambio oficial) muy alta. Y el BCRA no cuenta con tantas reservas como para poder contener las presiones, incluso en un contexto de cepo cambiario extremo”.
Por su parte, el director Director de la consultora Eco Go, Federico Furiase, también apuntó a las incertidumbres que está mostrando el Gobierno al señalar que no hay certezas “en torno al rumbo político y un desequilibrio fiscal y monetario que te deja la pandemia” y, además, que tampoco las hay “sobre las medidas que vas a tomar para ordenar ese desiquilibrio”.
Furiase entiende que las medidas anunciadas después del canje de deuda con los acreedores privados “abría un camino para la estabilización” pero que el endurecimiento del cepo “terminó generando más tensión”.
Algo similar opina respecto de los anuncios de la semana pasada en donde el economista dijo que “las últimas medidas van en la dirección correcta en términos de bajar retenciones, subir la tasa de interés, flexibilizar el cepo a las compañías como la medida de ayer y devaluar algo más rápido”. Sin embargo, también les puso un “pero” al señalar que “llegan tarde, no van en la magnitud esperada en términos de la suba de tasa y la baja de las retenciones y todavía no hay una señal contundente de cómo van a ordenar el desequilibrio fiscal y monetario. De hecho, el número de déficit fiscal del presupuesto con un déficit de 4.5% financiado 60% con emisión monetaria genera ruido y además no es consistente con el número de inflación”.
“Tenes este combo que te arranca estructuralmente con el rumbo de la política y, en términos económicos, falta una señal de cómo se va a ordenar el desiquilibrio que deja la pandemia”, finalizó.
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