El Banco Central decidió no intervenir en el mercado de contado con liquidación, que es la plaza más influyente en el precio del dólar, porque no quiere que los bonos de la deuda bajen más su precio. De hecho, la mayor venta de títulos por parte de los inversores hace que sigan deslizándose por un tobogán interminable que elevó el riesgo país a cerca de 1.400 puntos básicos, un valor que está cerca de los días pre default. Desde que se emitieron los nuevos títulos perdieron más de 30% de su valor y las calificadoras de riesgo los tienen con notas tan bajas que alejan a los inversores institucionales locales y extranjeros.
El dólar y los bonos en dólares son dos grandes dolores de cabeza para el gobierno argentino. Martín Guzmán, el ministro de Economía, es el mayor desilusionado. Apostó a que cuando se solucionara el tema de la deuda, la demanda de bonos iba a ser alta y haría bajar el precio del billete norteamericano. Perdió la apuesta de la peor manera.
La Argentina sigue sin resolver el problema central: la falta de ingreso de divisas vía exportaciones o inversiones. Lo único que ha logrado en los últimos dos días, es perder menos dólares que lo habitual porque sus intervenciones en el mercado mayorista son moderadas y porque bajó notablemente la compra de dólar ahorro.
En la plaza mayorista, se notan escasas respuestas de los exportadores que siguen reticentes a vender sus divisas. Los importadores, en menor medida, porque están muy controlados, demandan dólares. Por eso en la rueda del martes, con negocios por apenas USD 180 millones, el Central vendió USD 20 millones y el dólar terminó el día apenas 1 centavo arriba a $ 77,07.
En bancos y casas de cambio, el precio de la divisa se elevó 8 centavos a $ 82,72 y el dólar ahorro quedó en $ 135,30. Pero las compras del público no llegaron a USD 15 millones e irán disminuyendo con el correr de los días.
En el mercado de contado con liquidación, el Banco Central dejó que los particulares se arreglen entre ellos. “Fue una rueda de palo y palo”, graficó un operador. Se operaron USD 68 millones, el monto más elevado desde que surgieron los nuevos bonos, y la divisa alternativa subió casi $ 3 a $ 152,51. El dólar Bolsa o MEP movió apenas USD 23 millones y perdió 64 centavos al cerrar a $ 140,16.
La fortaleza del contado con liquidación lo hizo cotizar por encima del dólar libre, que terminó la rueda $ 2 arriba en $152.
Los depósitos en dólares en los bancos terminaron setiembre con un promedio de USD 17.109 millones que es 105 millones menor al promedio de agosto. Pero hay que observar que en los primeros días del mes pasado los depósitos alcanzaban a USD 17.319 millones y el último día de setiembre quedaron en USD 16.147 millones. En otras palabras, de punta a punta la caída fue de USD 1.172 millones. La salida se aceleró con el endurecimiento del cepo.
Octubre comenzó con una tenencia de depósitos de USD 16.083 millones, es decir 64 millones menos que el día anterior, pero hoy pueden quedar por debajo del piso de USD 16 mil millones. Es normal que la caída en los primeros días del mes sea menor porque los compradores del cupo de USD 200 los dejan en sus cuentas corrientes o cajas de ahorro, por pocos días. Después los retiran para venderlos en la plaza marginal y tomar la ganancia por la diferencia de precio.
Las reservas reflejaron este escenario y cedieron USD 46 millones, a 41.126 millones. Pero lo que mejor mostró el pensamiento de los inversores, fue la licitación de bonos del Tesoro atados al valor del dólar oficial (dolar linked). Se pensaba captar el equivalente a USD 500 millones, pero el mercado ofreció USD 1.766 millones, más del triple de lo que se buscaba colocar. La tasa de corte fue de 0,1%, es decir que los que buscaban este bono no miraban el rendimiento sino la fecha de vencimiento, noviembre de 2021. ¿A qué apostaron? A una devaluación. Saben que con una brecha de casi 100% entre el dólar comercial y el contado con liquidación, ese movimiento será inevitable. Los exportadores, que en su mayoría fueron tras estos bonos, piensan lo mismo. La presión cambiaria es tan grande que la devaluación será inevitable -dicen- y en ese momento estos bonos pasarán a ser los más rentables del menú de títulos en pesos.
El Gobierno niega la devaluación y asegura que seguirá depreciando la moneda al ritmo de la inflación. El sector privado no piensa lo mismo ¿Alguien conoce una carrera donde el sector privado haya perdido ante el Estado?
La Bolsa sigue siendo un mercado que atrae menos inversores, aunque esta vez se negociaron $ 1.202 millones, un volumen normal para esta mala época de la economía. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, logró un alza con sabor a nada porque aumentó 0,37% un porcentaje muy inferior a la suba del dólar. A las 11.20, en su mejor momento, el indicador estuvo 2.05% arriba y dos horas después perdió todo lo ganado. A partir de allí intentó otro rebote y a las 15.45 sumaba ganancias de 1,05%que duraron muy poco porque hubo una apresurada toma de ganancias que lo dejó en el cierre con aquella ganancia de 0,37%. La volatilidad es una muestra de la rapidez con la que muchos inversores se quieren ir de la plaza. Apenas suben, aparecen los vendedores.
Los ADR’s argentinos -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las bolsas de Nueva York- tuvieron una rueda negativa por la influencia de la caída de Wall Street ante la sorpresiva decisión de Donald Trump de ensayar una jugada estratégica para su relección: posponer la discusión del paquete económico de ayuda al sector privado hasta después de los comicios.
Lo cierto es que hubo grandes perdedores entre los tenedores de certificados argentinos. BBVA cedió 5,99%; Pampa Energía, 5,60% y Edenor, 5,23%. Despegar (+4,61%), Cresud (+4,47%) y Telecom (+3,83%) estuvieron entre los pocos ganadores del día.
La rueda de hoy no mostrará cambios. La decisión de los exportadores de no acelerar la liquidación de las divisas parece estar tomada y trae tensión al Gobierno que no encuentra la manera de fortalecer las reservas cada vez más vulnerables. Por eso todos los caminos lo llevan a una medida indeseada: la devaluación del peso y la suba de las tasas de interés para evitar la inflación.
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