¿Es posible medir el costo de una vida humana, de un largo confinamiento o de la falta de coordinación en materia de salud? ¿Se pueden adoptar medidas sin tomar en cuenta los efectos económicos colaterales? Estos y muchos otros interrogantes llevaron al economista argentino Joaquín Cottani -ex subsecretario de Financiamiento, doctor en Economía en la Universidad de Yale, ex economista del Banco Mundial, Lehman Brothers, Citi y de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s, que ahora se desempeña como consultor y da clases de Economía en la Universidad de Boston- a medir costos y beneficios de las medidas sanitarias adoptadas durante la pandemia producida por el coronavirus COVID-19.
Aunque suene categórico en muchas definiciones, aclaró que plantea más interrogantes que respuestas, con la intención de que la próxima crisis sanitaria global encuentre a los gobiernos y a las instituciones internacionales mejor preparadas para coordinar y evitar una crisis como la actual.
En diálogo telefónico con Infobae desde Nueva York, donde reside actualmente, Cottani advirtió que el riesgo de una nueva hiperinflación en la Argentina está latente y que, para evitarlo, el Gobierno debe operar con mucha inteligencia para atraer dólares y cerrar la brecha cambiaria. De corto plazo, aclaró, debería desdoblar formalmente el tipo de cambio para evitar las expectativas de una devaluación abrupta que puedan generar más desconfianza en materia financiera y cambiaria. A continuación, sus principales definiciones:
- La excesiva duración del confinamiento en varios países: “La realidad mostró a los dos meses de la pandemia que fue excesivo. Si bien tengo un sesgo por pensar que esta medida no ha sido eficiente y que no ha contribuido a salvar muchas vidas, es cierto que estamos aprendiendo y que no hay una respuesta categórica. Más bien pienso que, en función de la próxima pandemia, debe haber un protocolo con una buena coordinación internacional. Y ahí es donde la Organización Mundial de la Salud debería tener un rol más activo. Todos estamos de acuerdo en que una cuarentena de 2 o 3 semanas sirve para aplanar la curva de contagios, pero la respuesta eficiente es la que, con errores, adoptó Suecia. Es cierto que tuvo muchas muertes entre la población vulnerable, pero si hubiera habido una atención particular en las personas mayores de 80, el efecto sobre la economía habría sido menos negativo.
El largo confinamiento no ha sido eficiente ni ha evitado salvar muchas vidas
Por supuesto que hay gente que podría plantear cómo evitar los contagios entre gente más joven y proteger a la gente mayor al mismo tiempo. Pero a la vez, no se la protegió. En Nueva York ocurrió algo similar, pero en el camino se aprendió y la tasa de letalidad y de contagios bajó, mientras que en otros lugares se empezaron a producir más casos porque inevitablemente hubo muchos contagios. Actualmente hay muchas opiniones diferentes, aún entre los asesores del presidente Donald Trump; la verdad es que no sabemos, estamos aprendiendo, pero da la impresión de que el mundo no puede tener una experiencia similar, sobre todo en un mundo globalizado en el que los países en desarrollo han sufrido un efecto muy negativo. Algunos creen que estamos lejos de una salida y que, cuando se aplique en masa la vacuna a mediados de 2021, tal vez el problema haya tendido a desaparecer.
Pero mientras tanto, se ve que en países como la Argentina, donde se aplicó un encierro prematuro, la decisión puede haber sido buena al principio para no saturar el sistema sanitario, pero ahora se llegó a un número de casos muy alto. Y los sistemas de varias provincias están mal. Por eso hay que resistir el pánico y, cuando algo necesita ser cambiado, debe ser cambiado”.
- Salud y economía: "Siempre hay conflicto entre salud y economía, por lo que hay que aceptar que también hay muertes por otras cuestiones que están menos resaltadas. Y que en muchos casos son víctimas jóvenes. Es crudo decirlo. Pero hay que organizar un sistema para proteger a los más grandes, con menor expectativa de vida, y proteger de otro modo a los más jóvenes y activos que por la pérdida de empleos han sufrido mucho. Todo lo que planteo son más bien preguntas antes que conclusiones categóricas.
- Las medidas adoptadas “por si acaso”: "Es importante analizar los números y ver si en marzo la capacidad de atención en los hospitales era suficiente o no en la Argentina. Pero en aquel momento no había un número de contagios elevados ni de fuertes, así que podría haber sido progresivo más; fueron tres primeros meses en los que se provocó un daño a la economía que no se justifica por lo que pasaba en ese momento. Y hoy, que hacen falta medidas más duras en ciertas ciudades, hay una fatiga por lo que se hizo antes, y para hacer cosas drásticas no hay capacidad. Yo no soy un experto, pero quienes tomaron decisiones parece que tampoco lo son, si se observan los resultados. El modelo más difundido, que surgió de Londres, lo hizo un físico, tampoco era un médico, y era altamente especulativo e inexacto como cualquier modelo económico. Y se le dio una conclusión exagerada, con conclusiones tajantes.
Fueron tres primeros meses en los que se provocó un daño a la economía que no se justifica por lo que pasaba en ese momento. Y hoy, que hacen falta medidas más duras en ciertas ciudades, hay una fatiga por lo que se hizo antes
- Cuánto vale una vida: “Hay limitaciones presupuestarias para todo, inclusive en el campo de la salud. La economía argentina va a tener este año una caída del 12% este año y se va a recuperar mucho menos en 2021. Esto es como cuando los militares al entrenar se plantean escenarios. Hubo un conflicto entre lo políticamente efectivo y lo económicamente eficiente. Muchos, no solo el presidente Alberto Fernández, optaron por adoptar actitudes drásticas, mientras que a Jair Bolsonaro en Brasil se lo criticó igual que a Donald Trump, pese a que la toma de decisiones en ambos países es muy federal y, además, Brasil es el país de la región que va a tener menos impacto en términos económicos. Tienen capacidad de colocar deuda y podrían hasta financiar una parte del déficit con emisión monetaria sin que hubiera un traslado a la inflación como es el riesgo que hay en la Argentina”.
- La respuesta monetaria en el mundo desarrollado y su efecto para acortar la recesión global: "Se hizo todo lo que se podía hacer, con toda la carne en el asador, en un mundo que iba para arriba, con una inflación tan baja que permitió que hubiera una recuperación cuya forma todavía no se sabe si será una V, pero seguro que es más rápida que lo esperado en Estados Unidos, en Europa más lenta y China se recuperó muy rápido, pero lamentablemente uno no tiene los datos tan nítidos. Si uno cree en las estadísticas chinas, el país se está normalizando. El problema es el de los países emergentes, con resultados calamitosos en las naciones con menos espacio fiscal. Por ejemplo, México se resistió a gastar y con la Argentina será el que presentará el peor resultado económico, pero por voluntad propia, mientras que la Argentina hizo lo que pudo. Por su parte, Perú, que está muy expuesto a los vaivenes internacionales caerá el 10% pero subirá el próximo año y entonces la pérdida neta será menor; sufrirá un shock fuerte pero temporal. Curiosamente un gobierno populista como el de López Obrador no aceleró mucho el gasto. Y la Argentina tampoco, por falta de espacio fiscal y monetario.
- El caso argentino: "Es un caso especial, donde es difícil decir qué otras cosas se podrían haber hecho. Pero sí se puede reflexionar sobre medidas coyunturales: es necesario atraer dólares oficializando un sistema dual de cambios que, a lo mejor, ayudaría a que entrando más dólares baje la brecha cambiaria. Pero si se opta por más controles y continúa la salida de depósitos en dólares se va a ir a una maxi devaluación. Es necesario no asustar a los inversores. La prioridad es atraerlos y, en el corto plazo, permitirle a la gente que tiene dólares, en vez de que los mantenga afuera, que pueda convertirlos a un tipo de cambio que refleje la realidad. Porque de lo contrario los tiene que vender en el mercado libre, ya que en el oficial no tiene sentido.
Es necesario atraer dólares oficializando un sistema dual de cambios que ayudará a cerrar la brecha
- La idea de plantear una nueva convertibilidad: "No hay reservas para lograrlo. Hay que tener un sistema cambiario dual para cerrar la brecha cambiaria. Y una vez que la brecha se cierre, lo cual se reflejará en una suba de las reservas, marchar hacia un régimen de flotación controlada.
El desdoblamiento no es deseable en forma permanente, pero como algo transitorio es la única solución. Lo que no se puede pensar es que vaya a haber es una pesificación de hecho cuando la realidad muestra lo contrario, Lo mismo con la carga impositiva, que es muy alta. Además, pase lo que pase, la Argentina no puede cerrar su economía porque de lo contrario no se van a generar ingresos y habrá una presión monetaria insostenible.
En cuanto a lo fiscal, cuando los subsidios actuales sean menos necesarios, habrá que tener un mayor control para poner las cuentas en orden. Pero mientras tanto hay impuestos que no recaudan y solo impiden que venga más inversión. Cuando la Argentina tenía una situación de hiperinflación, con solo mandar señales positivas se pudo recuperar la confianza. Necesariamente ahora hay que hacer algo similar.
- Los riesgos de una nueva hiperinflación: “El riesgo ocurre típicamente cuando hay una fuerte devaluación que desata un pánico con una base monetaria muy baja. Se evitaría si el Gobierno tuviera éxito de ir cerrando la brecha atrayendo dólares. Para eso no es necesario siquiera que haya inversiones del exterior, sino que los propios argentinos inviertan. Si eso se produce, el ajuste del tipo de cambio será gradual. Y las empresas endeudadas deben tener acceso al tipo de cambio preferencial porque si no se las obliga a caer en default. Con esas medidas se evitaría espiralizar la inflación y se puede lograr que la inflación después de que suba a un pico, empiece a bajar. Pensar en una inflación del nivel actual del 50% o 60%, es el escenario más probable. Solo el mal manejo de la situación macro, monetaria y fiscal y una situación como un Rodrigazo, con una brecha más grande y un tipo de cambio unificado que se devaluara, podría dar lugar a otra hiper. Todo depende del manejo del gobierno”.
Lo principal para reducir la brecha cambiaria es mejorar el tipo de cambio para que entren capitales y para atraer al turismo del exterior y que los turistas puedan vender en el mercado oficial, sin restricciones al valor actual en el libre
- Las últimas medidas del Gobierno para atraer dólares: "En términos cualitativos van en la dirección correcta para reducir el sesgo exportador a través de la reducción de las retenciones, pero que es muy exigua. Lo ideal sería ver una mucho más grande para reducir el sesgo antiexportador que tiene la economía argentina. Con respecto a la aceleración del ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial, está bien, pero lo principal para reducir la brecha cambiaria no es eso, sino mejorar el tipo de cambio para que entren capitales y para atraer al turismo del exterior y que los turistas puedan vender en el mercado oficial, sin restricciones al valor actual en el libre.
De esa forma, el tipo de cambio paralelo se convertiría en uno oficial financiero, disminuiría por mayor entrada de dólares del turismo y de la repatriación de capitales. Porque de lo contrario, acelerar el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial no cambia la amplitud de la brecha, sino que simplemente eleva el tipo de cambio paralelo, o del contado con liquidación. O sea, es como ir corriendo por detrás del tipo de cambio más alto. Así que un paquete de medidas correcto hubiera sido una reducción mucho más drástica de las retenciones a las exportaciones y acompañar el ritmo mayor de depreciación en el mercado oficial con la creación de un mercado dual formal, es decir, uno financiero completamente libre como forma que entren capitales, lo que equivale a la eliminación total del cepo”.
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