Como parte de las medidas conjuntas anunciadas ayer por el Ministerio de Economía, el Banco Central (BCRA) dio a conocer anoche modificaciones a su política monetaria y cambiaria que implica el abandono de “la tablita” de ajustes del tipo de cambio oficial. Hasta ahora, la entidad conducida por Miguel Pesce permitía a diario una suba de en torno a 7 centavos para la divisa, una estrategia predecible que movió al tipo de cambio cerca del 2,6% mensual durante la cuarentena. Para agregar imprevisibilidad, explicaron desde la calle Reconquista, ese enfoque se abandona desde hoy.
A la par de los comunicados oficiales, fuentes del Central aseguraron que Pesce indicó a la mesa de operaciones que colocará en la apertura de la rueda cambiaria de hoy una oferta por dólares a $76,95 la unidad, 76 centavos por encima del cierre de ayer.
Las posturas de venta de la autoridad monetaria son el mecanismo que controla los avances del dólar oficial. Dado que las reservas internacionales son la principal fuente de oferta en la plaza cambiaria, el precio al que las ofrece hace de techo diario para las subas.
La oferta privada de divisas -casi exclusivamente exportadores que tienen que cumplir con plazos obligatorios para liquidar sus ventas al exterior- utiliza el precio ofrecido por el BCRA como el máximo al que pueden cambiar sus dólares. No es que no les gustaría recibir más pesos por cada dólar, dado que las cotizaciones alternativas se mueven bien por encima de los $140 por unidad. Pero dado que el Central no pide más que ese valor y se muestra dispuesto a sacrificar reservas, no tiene sentido esperar que los compradores paguen más que ese valor.
Desde que empezó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, el Central lleva vendidos USD 3.750 millones de sus reservas como resultado de esta estrategia.
Esa conducción diaria de los deslizamientos del dólar genera una serie de problemas. El exportador sabe que cada día que espere obtiene un centavo más por los dólares que se ve obligado a vender. Y el importador o el ahorrista que cada día cuenta: lo mejor es cancelar operaciones lo antes posible, a un precio que es más barato hoy que el del día siguiente y que el del mes que viene.
El abandono de la uniformidad en el deslizamiento del dólar tiene un debut algo contradictorio. Arranca hoy con un precio cantado. La suba de casi el 1% de hoy será la más importante para un solo día desde el mes de abril, en los primeros pasos de la cuarentena estricta. Sin embargo, más allá del punto de partida el objetivo oficial es agregar imprevisibilidad.
“En el marco de la estrategia de flotación administrada, el ritmo de depreciación diario se adecuará en forma gradual a las necesidades de la coyuntura”, dijo el Central en su comunicación oficial, dando a entender que cada día podría dejar correr el dólar hacia arriba o hacia abajo, interviniendo en el mercado sin atarse a esa velocidad de devaluación prefijada.
En el marco de la estrategia de flotación administrada, el ritmo de depreciación diario se adecuará en forma gradual a las necesidades de la coyuntura
La idea, dado que el plazo que tienen los exportadores para liquidar sus divisas es limitado, es que esas ventas no esperen hasta la última rueda para vender. En la entidad de la calle Reconquista entienden que si el mercado no sabe cuál va a ser el precio de mañana va a tener poco sentido esperar. De la misma forma, el panorama para la demanda de importadores y otros jugadores deja de ser tan preciso.
Con todo, si como es esperable el movimiento de largo plazo de la divisa es ascendente y -de hecho- apurada por el avance de los tipos de cambio paralelos pasa a ser mayor de lo habitual, permite otro tipo de estrategias a los oferentes de divisas. El plazo para liquidar exportaciones se aplica a ventas concretadas, no a la producción que está guardada a la espera de mejores tiempos para ser vendida.
Para ello, confían Economía y el BCRA, está la reducción temporal de la alícuota de retenciones que será mayor en octubre e irá reduciéndose mes a mes. El rol de las empresas exportadoras, que pueden aprovechar esas variables, va a ser vital en ese esquema. También el de mineras y petroleras, que gozarán de beneficios impositivos similares. Más difícil de predecir es el rol de los productores agropecuarios que guardan sus cosechas en silobolsas y solo venden a medida que necesitan pagar inversiones. Los números son muy finos, los estímulos no son tan grandes.
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