Los rumores pesaron con exageración en un mercado temeroso que se refugió en el dólar. El comunicado conjunto del Banco Central y la Anses para distender este clima, se conoció tardíamente. Después del cierre del mercado cambiario, cuando el dólar libre había subido $ 4 a $ 145, anunciaron el sistema de validación a los bancos de los clientes inhabilitados para comprar dólar ahorro. Los eximieron del interminable trabajo de consultar cliente por cliente, si estaban habilitados o no para acceder al cupo mensual de USD 200. Con esta decisión el retorno de la venta del dólar solidario es inminente.
La celeridad para destrabar este mercado que parecía un corralito virtual que iba a durar todo el mes, fue una muestra de que el Gobierno tomó nota de la delicada situación que vivía la plaza financiera. Comprendieron, que ese cierre les jugó en contra y no impidió la caída de las reservas. Por el contrario, estimuló la suba de los dólares alternativos.
De hecho, hay otro cepo, es el de los argentinos que tienen imposibilitados a viajar al exterior. El Gobierno también traba al turismo para cuidar las reservas. Renovar el pasaporte o conseguir uno nuevo es una tarea que agrega obstáculos a los que quieren viajar.
Según el trabajo de la Fundación Libertad y Progreso, el Gobierno tiene apenas USD 1.100 millones de rápida disponibilidad porque hay que deducir al oro (USD 3.900 millones) y los Derechos Especiales de giro (DEG), la moneda del FMI, que suman USD 2.800 millones. En otras palabras, si las ventas del Banco Central siguen a este ritmo, el poder de fuego se agotaría en poco más de un mes.
Esto influye en el estiramiento de la brecha y en la fuerte suba del dólar contado con liquidación de $ 7,68 (+5,5%) a $ 147,52 al que acuden las grandes manos y empresas para sacar divisas del país y para pagar deudas de Obligaciones Negociables. Como se sabe, el Gobierno dispuso venderles a las empresas, a precio oficial, el 40% de los dólares que deben pagar. Por eso, los empresarios buscan el 60′% restante en los dólares alternativos y el camino más sencillo es el del contado con liquidación porque la operación termina sin conflictos con los dólares depositados directamente en una cuenta del exterior. Los negocios en estas operaciones alcanzaron a USD 33 millones.
En cambio, con el dólar Bolsa o MEP se movieron USD 20 millones, debido a los problemas que hay para acreditarlos en los bancos locales por las trabas del nuevo cepo que ahora fueron levantadas por la Anses. De todas maneras, el dólar Bolsa aumentó $ 3,41(+2,6%) a $ 134,39.
Lo inédito es que el dólar contado con liquidación superó en valor al “blue” y esto altera todas las reglas del juego porque indica que creció la fuga de capitales.
De hecho, el Banco Central, para tratar de generar confianza, siguió vendiendo dólares en el reducido mercado mayorista. Esta vez se desprendió de USD 40 millones en una plaza que operó apenas USD 213 millones. Los dólares fueron a manos de importadores. Los exportadores siguen ausentes. La divisa creció 6 centavos a $ 75,65.
En bancos y casas de cambio, el dólar cotizó 27 centavos más caro a $ 79,86, lo que da en la teoría, porque todavía no se venden, un dólar ahorro de $ 131,18. Las reservas perdieron USD 19 millones y quedaron en 42.227 millones.
A su vez los bonos continuaron su retroceso, aunque esta vez de manera más leve. El AL29D (la versión que se puede negociar en dólares) cayó 1,90%; el AL30D, 1,58%; el AL35D se desplomó 4,32% y el AL41D, 2,20%. Esto hizo que el riesgo país aumentara 19 unidades (+1,4%) a 1.357 puntos básicos.
La Bolsa tuvo una leve alza. En una rueda donde se operaron $ 950 millones, 30% más que el reducido volumen de la rueda anterior, el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, consiguió subir 0,49% después de haber estado 1,50% abajo.
Los ADR’s argentinos -certificados de tenencia de acciones que cotizan en Wall Street- se contagiaron del mal humor local y fueron afectados por la suba del dólar. Los bancos fueron los más afectados. Supervielle (-7,81%), Despegar (-6,66%), Galicia (-4,61%) y Macro (-4,21%) fueron los más afectados.
Pese a las señales de fe que envía el Banco Central vendiendo divisas en la plaza mayorista y destrabando el dólar ahorro, la política se encarga de neutralizar esas señales positivas y alienta a los inversores a cubrirse de la única manera que conocen: comprar dólares. Todavía no ven en el horizonte algo que les haga cambiar su manera de operar.
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