La crisis terminal de las empresas: en julio otras 2.000 dejaron de hacer los aportes de sus empleados al sistema de jubilaciones

El Sistema Integrado Previsional Argentino mostró en el séptimo mes del año un nueva baja de empleadores, acumula casi 18.000 desde el inicio de la cuarentena en marzo. Aumentó el empleo en el sector público

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La cuarentena extendida forzó el
La cuarentena extendida forzó el cierre definitivo de muchos locales comerciales (Nicolás Stulberg)

La incipiente recuperación de la actividad económica observada en junio desde niveles extremadamente depresivos de abril y mayo no logró sostenerse en julio y agosto, según se desprende de la estadística sensible del Sistema Integrado Previsional Argentino.

Los datos de la oficina de Estudios de la AFIP a los que accedió Infobae dieron cuenta de que en julio otras 1.994 empresas no cumplieron con el pago de aportes y contribuciones a la seguridad social (caja de jubilaciones) y amplió el éxodo acumulado desde el inicio de la cuarentena en prevención del COVID-19 a 17.651; en su mayor parte pertenecientes a sectores de actividad mano de obra intensiva, con excepción del sector público que cuenta con la capacidad “infinita” de financiamiento del Banco Central.

En el caso específico de julio, tras la modesta recuperación de pagos por parte de 5.200 empleadores en junio, la baja registrada fue casi generalizada a las 19 grandes actividades en que se desagregan los datos, con las únicas excepciones de las empresas de la construcción 24, aunque perdieron en los 5 meses a 1.197 empleadores; el conjunto de la Administración Pública, Defensa y Seguridad Social Obligatoria que aumentó en 16, a 1.795 empleadores, aunque se mantuvo por debajo del nivel de febrero y marzo que fue de 1.844; y la rama de la Información y Comunicaciones con 7, aunque se mantuvo 79 por debajo del máximo del año, 5 meses antes.

El severo perjuicio sobre la actividad productiva y comercial derivado de las prohibiciones de apertura de locales comerciales y de empresas dedicadas a rubros considerados no esenciales por parte del Poder Ejecutivo Nacional, y en particular a la movilidad a través del sistema público de pasajeros de la mayor parte de los trabajadores en esas actividades, donde con protocolo fueron autorizadas a comenzar a operar, se manifiesta en el aumento de los cierres definitivos y quiebras de empresas, aunque por la feria judicial y la prohibición de los despidos, no llegan a ser captados plenamente por las estadísticas oficiales.

Aumentan los cierres definitivos y quiebras de empresas, aunque por la feria judicial y la prohibición de los despidos no llegan a ser captados por las estadísticas oficiales

Las bajas del mes volvieron a estar concentradas en los rubros de hotelería y gastronomía con 595 establecimientos menos que en junio, y 4.203 desde el inicio de la cuarentena, es decir respecto de los registrados por el SIPA en febrero último. Le siguieron el comercio 357 y 5.108, en el mes y 5 meses respectivamente; servicio de transporte y logística 265 y 1.887; agro y ganadería 215 y 171; servicios de salud y sociales 125 y 365; y los empleadores dedicados a los servicios artísticos, culturales, deportivos y de esparcimiento con sendas bajas de 60 y 646 en los dos períodos considerados.

Las escrituras de compra-venta acumulan
Las escrituras de compra-venta acumulan una fuerte contracción (Adrián Escandar)

Otro de los grandes empleadores muy golpeados por la crisis derivado del estricto aislamiento social y obligatorio es el inmobiliario, el cual en julio se contrajo en 71, según los registros del SIPA y acumularon una baja respecto de febrero de 726 casos, a 21.613; y el de los servicios profesionales, científicos y técnicos, los cuales según esa fueron cayeron en 125 en el mes y 1.282 desde el inicio del ASPO.

El aumento del empleo público disimuló la caída en la actividad privada

Para el Sistema Integrado Previsional Argentino no todas fueron malas noticias en julio, habida cuenta de que registró en el mes un aumento en 8.241 de la cantidad de puestos de trabajo en relación de dependencia declarados por 523.706 empleadores.

Los puestos registrados aumentaron en julio en 8.241 casos, resultado de la incorporación de 11.750 en el conjunto de la administración pública nacional, provincial y municipal, y la baja en 3.509 en el agregado del sector privado

Sin embargo, el mérito de ese punto de giro por segundo mes consecutivo del total de personal en blanco asalariado desde un mínimo de 7,6 millones en mayo a 7,63 millones dos meses después, se reincorporaron 33.405, se concentró en el agregado de puestos en la Administración Pública, Defensa y Seguridad Social Obligatoria de 11.795 en el mes y 14.616 desde el inicio de la cuarentena.

Por el contrario, el conjunto de la actividad privada perdió en el séptimo mes de 2020 poco más de 3.500 puestos, principalmente en las ramas de hotelería, gastronómicos, comercio, transporte y comunicaciones, y servicios de esparcimiento y profesionales, entre otros.

Aunque por efecto de las flexibilizaciones parciales de algunas actividades, junto con la llegada de facilidades de pago de los salarios, el SIPA detectó aumento en los empleados registrados en la industria 4.930; los servicios de salud 2.491; enseñanza 1.167; actividades administrativas y tareas de oficina 1.169; y la construcción 927, principalmente.

La extensión de la cuarentena y el deterioro del poder de compra de los salarios, junto con mayores regulaciones en los mercados de cambio y para el financiamiento de las empresas, afectaron las expectativas en el sector privado

Por tamaño de los empleadores, según la vara de la cantidad de trabajadores, los más afectados en julio volvieron a ser los que registran una nómina inferior a 25 personas, el 96% del total de puestos caídos; aunque en términos puestos la disminución más acentuada se localizó en los establecimientos con una dotación de 1.500 a 2.500; seguidos por los de 11 a 25 y los de 51 a 100. La excepción fue la franja de más de 5.000 donde hay empresas con participación mayoritaria del Estado nacional.

La extensión de la cuarentena y el sostenido deterioro del poder de compra de los salarios, tras la aceleración de la inflación en agosto y la esperada para el último cuatrimestre; junto con mayores regulaciones en los mercados de cambio y para el financiamiento de las empresas, afectaron las expectativas en el sector privado para el corto plazo.

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