El embajador argentino ante el Mercosur y la Aladi, Mariano Kestelboim, puso en duda que la Argentina vaya a ratificar en el Congreso el acuerdo comercial firmado entre el bloque sudamericano y la Unión Europea. Dicho acuerdo, cuya negociación fue cerrada en junio de 2019 durante el gobierno de Mauricio Macri, debe ahora recibir la ratificación parlamentaria de cada uno de los países que integran los bloques.
Según Kestelboim, “la posición del oficialismo es dar el debate en el Congreso. Como se dio esta flexibilidad de suscribir el acuerdo independientemente de lo que hagan el resto de los países del Mercosur, ese debate hay que darlo. Nosotros creemos que Brasil, Paraguay y Uruguay, en caso de que los europeos ratifiquen el acuerdo, también van a ratificarlo”.
“Hay que hacer un estudio de costo-beneficio de no firmarlo y perder directamente todas las preferencias que tenemos en relación con la Unión Europea. O firmarlo y seguir sosteniendo estas preferencias y los beneficios que tendría el acceso a ese acuerdo. Es complejo. La posición del oficialismo es dar el debate en el Congreso. Y ese debate no está claro. Desde el punto de vista del gobierno argentino, el acuerdo tiene falencias muy importantes, básicamente en su origen, por no haber realizado estudios de impacto”, dijo Kestelboim en una entrevista con el semanario uruguayo Brecha.
“El hecho de que en el acuerdo internacional más grande de la historia económica entre dos bloques regionales no haya habido estudios de impacto es sorprendente y un punto a tener muy en cuenta. Esto da lugar a pensar que muy probablemente hubo una interferencia de intereses particulares que promovieron la firma del acuerdo y no abrieron la posibilidad de que fuera transparente, abierto a toda la sociedad”, remarcó.
La formación de los economistas, tanto en Argentina como en el resto de los países de la región, está demasiado ideologizada. Hay un sesgo ideológico muy pesado, donde se cree que la liberalización comercial puede mejorar sustancialmente la calidad de vida de los consumidores. (Mariano Kestelboim)
Kestelboim señaló que en materia de empleo, industrialmente el acuerdo otorga muy poco beneficio. Y añadió que en el plano de acceso a mercados agrícolas es muy restrictivo.
“Ni siquiera se llegó, en el caso emblemático de la carne, a las 100.000 toneladas; solamente se llegó a 99.000, que para ponerlo en perspectiva equivale al 1,25% del consumo de la Unión Europea de carne. Lo mismo pasa con los pollos, el etanol, el arroz, la miel, el azúcar; es muy pobre lo que se obtiene”, consideró el diplomático, que es economista y ex directivo de la Fundación Pro Tejer.
Para el Kestelboim, el acuerdo Mercosur - Unión Europea va a profundizar un perfil productivo agroexportador primarizado de los cuatro países de la región. En ese sentido, afirmó que normalmente, lo que ocurre en los países capitalistas cuando van evolucionando es que va desapareciendo el sector primario, va ocupando un mayor espacio el sector secundario y, por último, el sector secundario también va perdiendo espacio y lo gana el sector de los servicios.
“Acá lo que estamos viendo es que no llegamos a tener un sector de servicios plenamente desarrollado, estamos perdiendo el sector secundario, el de las industrias, y estamos agrandando el sector primario. Es ir a contramano de la evolución de las economías en el mundo capitalista. Creo que el acuerdo va a profundizar esta dinámica. En este contexto actual donde cayó la pandemia y hay tanta oleada proteccionista a escala mundial va a acelerar ese proceso”, aseguró.
Al analizar el tratamiento del acuerdo Mercosur-Unión Europea en los distintos países, Kestelboim enfatizó: "La formación de los economistas, tanto en Argentina como en el resto de los países de la región, está demasiado ideologizada. Hay un sesgo ideológico muy pesado, donde se cree que la liberalización comercial puede mejorar sustancialmente la calidad de vida de los consumidores. Desafortunadamente, en la práctica no se observa eso. De hecho, en el ámbito global las barreras proteccionistas crecen, la Ronda de Doha de la OMC nunca pudo terminar de cerrarse, los países desarrollados siguen férreamente con posiciones proteccionistas donde son más débiles, como la parte agrícola.
Quizás en el Mercosur no se vea tan claramente que la soberanía tecnológica, tener más capacidad productiva, puede ser central en el nivel de vida de la población. Creen que la liberalización va a permitir un ingreso de bienes mucho más sofisticados a menor costo, se quedan mucho con eso (Mariano Kestelboim).
Consultado acerca de los motivos por los cuales Argentina no intenta frenar el acuerdo considerando que no es positivo, Kestelboim dijo que las decisiones en el Mercosur se hacen por consenso. “Queremos que haya armonía en el bloque. A escala de los gobiernos ya está cerrado y no corresponde en el plano del Mercosur buscar una letra pequeña para tirar abajo lo que un gobierno democrático aprobó”.
En otro orden, el funcionario sostuvo que los países desarrollados siguen férreamente con posiciones proteccionistas donde son más débiles, como la parte agrícola. “Los europeos son proteccionistas también por una decisión geopolítica de sostener la producción agrícola ante todo, sobre todo cuando hay una crisis hay necesidad de autoabastecimiento", afirmó.
Y concluyó: "Quizás en el Mercosur no se vea tan claramente que la soberanía tecnológica, tener más capacidad productiva, puede ser central en el nivel de vida de la población. Creen que la liberalización va a permitir un ingreso de bienes mucho más sofisticados a menor costo, se quedan mucho con eso”.
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