En agosto, una familia necesitó contar con ingresos de $ 45.478 para no caer en pobreza, lo que significó un aumento de 37,8% respecto del mismo período del año anterior, según informó el Instituto Argentino de Análisis y Censos (Indec). A su vez, para que ese mismo grupo familiar, integrado por dos adultos y dos niños, no sea indigente necesitó contar con recursos de $ 18.792, es decir, 41,7% más que en agosto de 2019.
Durante el mes pasado, el aumento mensual de la Canasta Básica Alimentaria (CBA, utilizada para medir la indigencia) fue de 2,6%, mientras que la variación de la Canasta Básica Total (CBT, para medir la pobreza) fue de 2,1%. El Indice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto alcanzó el 2,7% y acumuló en lo que va del año un alza del 19%.
El rubro que más creció fue alimentos y bebidas (3,5%), que tiene un fuerte impacto en la indigencia, razón por la cual la CBA tuvo una variación mayor que la que mide la pobreza. Con los datos de agosto, en lo que va del año la CBA acumula un aumento del 20,6%, y la CBT, del 16,2%, según precisó el organismo estadístico.
La línea de indigencia para un adulto equivalente alcanzó los $ 6.082, mientras que para no ser pobre, una persona tuvo que tener ingresos en agosto por $ 14.718.
Según el Indec, la CBA se determina tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto, de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra esas necesidades durante un mes. Los alimentos son pan, galletitas de agua, dulces, arroz, harina de trigo y de maíz, fideos, papa, batata, azúcar, dulces, legumbres secas, hortalizas, frutas, carnes, menudencias, huevos, leche, fiambres, queso, yogurt, manteca, aceite, bebidas no alcohólicas y alcohólicas, sal fina, condimentos, vinagre, café y yerba.
Para determinar la canasta básica total (CBT) se suman a los alimentos, los bienes y servicios no alimentarios. La estimación se obtiene mediante la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia.
La canasta de indigencia subió casi 42% en términos interanuales, ya que en agosto del año pasado una familia tipo requirió de $ 13.258 para no pasar hambre. En tanto, la de pobreza creció 37,8% respecto del mismo mes del año pasado, cuando para no ser pobre y cubrir las necesidades básicas un hogar necesitó tener ingresos por 33.013 pesos.
En cuanto a la CBA, la de agosto fue la mayor suba mensual (2,6%) desde abril, cuando había trepado 3,1% respecto de marzo. En el caso de la CBT, que subió 2,1% el mes pasado, se trató de la mayor variación desde marzo, cuando la suba respecto de febrero también se ubicó en el 3 por ciento.
El último dato oficial de pobreza e indigencia corresponde al segundo semestre de 2019, es decir, antes del comienzo de la pandemia. En esa oportunidad, el Indec informó que el 35,5% de las personas que habitan la Argentina eran pobres, en tanto que la indigencia afectaba al 8% de las personas. Pero se descarta que estas cifras empeoraron drásticamente a partir de las consecuencias económicas tras el Covid-19.
Con la cuarentena dictada por el Gobierno desde mediados de marzo, la parálisis total de la actividad y la apertura de forma muy gradual en los meses siguientes afectó especialmente a los trabajadores no registrados por el freno de las changas.
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