En 2021, la Argentina tendrá un déficit en sus cuentas públicas equivalente al 4,5% del PBI, equivalente a 1,7 billón de pesos. Ese agujero fiscal será cubierto en una 40% con la colocación de deuda en pesos y en un 60% con el financiamiento del Banco Central, según explicó el ministro de Economía, Martín Guzmán, al presentar el proyecto de Presupuesto para 2021.
El proyecto, que dadas las circunstancias asume el rol de plan económico, refleja cuál es el camino elegido por el gobierno de Alberto Fernández para salir de la crisis. Guzmán advirtió que en el plano fiscal el gobierno será expansivo, con un rol central del estado para la recuperación, pero a la vez esa expansión deberá ser sostenible. “La consolidación fiscal se debe hacer a una velocidad que sea consistente con el crecimiento de la economía”, señaló el funcionario.
Tal como ocurrió durante la negociación de la deuda, Guzmán reitera la sostenibilidad como si fuese un mantra. Y esa negociación ya cerrada, junto con la que se dispone a encarar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lleva a una de las prioridades: retrasar cualquier pago relevante de deuda en dólares para tener manos libres para gastar en otros objetivos.
Apuntamos a un horizonte en el cual el Fisco deje de ser financiado por el Banco Central de forma sistemática. Hay un transición durante la cual ese financiamiento continuará (Martín Guzmán)
La reducción de la carga de los intereses de la deuda en 2021 será de casi dos puntos del PBI en relación al Presupuesto del 2019. “Esto deja más espacio para las políticas públicas para la reactivación ecónomica y el desarrollo”, destacó el ministro. “Queremos asegurar que la Argentina no vuelva a transitar por situaciones de endeudamiento insostenible que dejan al Fisco en una sitaución de altísima vulnerabilidad, que le quitan capacidad a las políticas públicas”, agregó.
El déficit del 4,5% del PBI se cubrirá con un billón de pesos de emisión monetaria por parte del Banco Central, lo que cubrirá un 60% del faltante. El 40% será financiado con deuda pública en pesos.
“No estamos apuntando a tomar financiamiento en dólares en el mercado de crédito externo, sino a financiarnos en pesos en un contexto en el cual se está normalizando el mercado de deuda pública, tanto en su profundidad como en cuanto a que el Fisco se está financiando a tasas sostenibles”, señaló Guzmán.
“Apuntamos a un horizonte en el cual el Fisco deje de ser financiado por el Banco Central de forma sistemática. Hay un transición durante la cual ese financiamiento continuará. Pero apuntamos a que eso vaya reduciéndose en el tiempo. El esquema financiero del presupuesto refleja ese principio," agregó.
Al presentar el proyecto de Presupuesto en conferencia de prensa, Guzmán destacó la inclusión de metas plurianuales, con señales para los principales indicadores de la economía que no se limitan a 2021 sino que se extienden a 2022 y 2023, buscando mirada de mediano plazo para la corrección de los problemas. Pese a ello, la reducción del financiamiento al Tesoro por parte del Banco Central no fue incluida dentro de esas metas plurianuales, por lo que no se conoce cuánto espera mejorar esa proporción -60% emisión, 40% deuda en pesos- en el futuro.
El Gobierno, por caso, se animó a fijar cifras en baja para la inflación: espera un 32% para el año en curso y un 29% para 2021, a lo que añadió 24% para 2022 y 20% para 2023. También lo hizo con otros indicadores, como el crecimiento del PBI, las exportaciones, las importaciones y el consumo. Pero prefirió no sugerir números concretos para la reducción del financiamiento del BCRA, un aspecto relevante en la lucha contra la inflación.
A lo largo de su presentación, Guzmán destacó que esos números, excesivamente optimistas para muchos analistas económicos, deben tomarse con muchas salvedades. “Para 2022 y 2023, no hay que tomar estas cifras como proyecciones macroeconómicas, sino como una guía para la política económica que debe ser revisada en función de cómo las contingencias evolucionan".
"Proyectar a largo plazo en un contexto como el actual puede tener un margen de error altísimo”, añadió, dejando en claro que la pandemia no permite excederse en los planes a futuro.
La inflación es un problema central a resolver. Pero buscamos hacerlo a una velocidad que sea consistente y no ir a una velocidad que implique chocarse contra una pared y que después las cosas estén peor (Martín Guzmán).
Sobre la inflación, también dejó un mensaje que parece dirigido al gobierno de Mauricio Macri, en el que se fijaron pautas para llevarla a un dígito en cuatro años, algo que estuvo lejos de ser concretado. Pero también dijo que "la inflación es un problema central”, una frase que no encajaría en el discurso de ningún funcionario económico del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en donde crecer y consumir era lo único importante.
“La inflación es un problema central a resolver, la Argentina se beneficiaría mucho de la reducción de la inflación. Pero buscamos hacerlo a una velocidad que sea consistente y no ir a una velocidad que implique chocarse contra una pared y que después las cosas estén peor”, señaló Guzmán.
“Lo fiscal y lo financiero estárá coordinado con lo monetario y lo cambiario”, concluyó.
Como en un juego de pinzas, Guzmán presentó el Presupuesto en el salón Belgrano del ministerio de Economía mientras a un par de cuadras de allí Miguel Pesce anunciaba en el Banco Central más cepo cambiario para personas y empresas. “Estamos enfrentando problemas en el frente cambiario como parte de los desequilibrios macroeconómicos que venimos sufriendo. La Argentina requiere generar robustez cambiaria a través de las reservas internacionales”, explicó.
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