La pandemia y las consecuencias económicas que provocó la cuarentena en el sector privado desencadenaron decisiones empresarias como las que anunció ayer la cadena de retail chilena Falabella, que cerrará cuatro locales en la Argentina y buscará un socio estratégico en los próximos meses. En este caso, el aislamiento por el COVID-19 y el impacto sobre los resultados fue el motivo de la decisión, pero muchas compañías internacionales venían analizando el modelo de negocios en el país desde antes de la implosión del virus.
Los empresarios aseguran que si bien la situación actual no les deja opción a muchas compañías –especialmente de los rubros que todavía están paralizados, como fue el caso de Latam–, la falta de reglas de juego, la carga impositiva creciente y las señales contrarias a la inversión ayudan en la toma de este tipo de decisiones.
“Creo que es una muy mala señal y refleja el clima de inversión que se vive ante tantas señales negativas para la inversión privada con cambios en las reglas del juego, nuevos impuestos y restricciones de todo tipo a la actividad privada. Sumado a lo que paso con Lan, la intención de Walmart también de vender, la cancelación o postergación de inversiones (Amazon, por ejemplo) y el traslado de autopartistas a Brasil”, afirmó a Infobae el coordinador del Foro de Convergencia y director de IDEA, Miguel Blanco.
El empresario de Swiss Medical agregó que si bien no conoce casos concretos, cree que los habrá en el futuro “si no hay un cambio en las medidas contrarias a la inversión privada y a la libertad de decisión de las empresas”.
“No veo una estampida, pero sí un efecto más de sangría donde se van a comenzar a registrar cambios en los modelos de negocios, aunque otros van a invertir; dependerá del sector. De todos modos, si comparamos con 20 años atrás, el mercado argentino se achicó; las rentabilidades se redujeron. Ahora se suma el fenómeno de la pandemia”, dijo el titular de otra importante entidad empresaria.
Y agregó que si se analiza la proyección de algunos de los sectores más importantes de la economía, las expectativas no son buenas. En el caso del turismo, se está pensando que recién en 2024 se alcancen los mismos niveles de 2019; en materia energética, si se avanza finalmente en un nuevo marco regulatorio, se llegaría a los mismos valores de producción que el año pasado recién en 2023; en telecomunicaciones se suspendieron todos los proyectos de inversión para la llegada del 5G (por USD 3.500 millones) a partir del Decreto 690; en tanto que en el sector de servicios del conocimiento, las empresas aún esperan la sanción de la nueva ley.
“No veo como tendencia el proceso de Latam, pero no descarto el cierre de plantas o un cambio en el modelo de negocios. Pasó con Nike, que pasó a un modelo de franquicia y reducen el riesgo”, consideró el empresario.
En la UIA, la preocupación es grande. Si bien la actividad está mejorando, en algunos sectores más que en otros, “hay incertidumbre por donde se mire, en medio de la pandemia y con un Gobierno que tiene apenas ocho meses de gestión y está repleto de internas”, dijeron fuentes de la central fabril.
Si bien hay buen diálogo con las autoridades y, a diferencia del gobierno de Mauricio Macri, los industriales admiten que hay una clara defensa de la actividad manufacturera por parte de Alberto Fernández, en la institución cuestionan la falta de interlocutor que oriente a los empresarios sobre cómo piensan resolver los problemas de la macroeconomía. “Tenemos brecha cambiaria, pérdida de reservas, controles de todo tipo. No está clara la hoja de ruta. Y no hay seducción al capital extranjero industrial”, afirmó un dirigente de la UIA.
“No es lo mismo desmantelar un comercio que una industria. Hay que seducir al capital extranjero industrial para que no se vaya a Brasil o a México. Si bien no tenemos un relevamiento, es natural que el éxodo se produzca en los sectores más golpeados por la crisis actual y que tampoco son tentados a quedarse”, agregó el empresario.
La Asociación de Fábricas de Autocomponentes (AFAC) publicó hace algunas semanas un informe en el que afirmaron que en los últimos diez años unas 47 empresas se habían ido de la Argentina, y 17 en el último año. “En el caso de las que tomaron ahora la decisión, creo que fue porque la pandemia generó condiciones para acelerar decisiones que se venían evaluando”, afirmó a este medio el presidente de la entidad, Raúl Amil.
Entre las que decidieron salir de la Argentina este año se encuentran la empresa de pinturas Axalta; la de parabrisas Saint-Gobain Sekurit y Basf, que anunció que dejaría de producir el año próximo.
“El éxodo es multicausal. La principal causa fue la falta de escala. Muchas empresas decidieron concentrar su operación en Brasil y abastecer a la Argentina desde ahí. Los problemas de competitividad del país son más que manifiestos. Hace muchos años que venimos con alta carga impositiva y laboral. Y la baja rentabilidad que se da en las empresas hizo que no hayamos tenido más que éxodos. Es muy preocupante, no sólo por el empleo que se pierde, sino porque la salida de proveedores le quita sustentabilidad a la industria”, remarcó el empresario.
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