Si hay algo en lo que todos los analistas, y hasta el propio Gobierno, coinciden, es que la resolución del canje de deuda es un paso en la dirección correcta para que la Argentina encare un proceso de crecimiento sostenido, pero también aseguran que falta un largo camino por recorrer. Las diferencias aparecen en el análisis respecto de cuál debe ser el foco que debe atacar ahora la administración de Alberto Fernández para garantizar la sustentabilidad y el repago de la deuda ¿Es el crecimiento? ¿Son las exportaciones y la balanza de pagos? ¿Es lo fiscal?
En el encuentro D-DebtCon organizado esta mañana por la Universidad Torcuato Di Tella para debatir sobre el resultado de la reestructuración y la visión hacia adelante, el representante del Cono Sur ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), Sergio Chodos, hizo un repaso sobre el proceso de negociación con los acreedores y planteó que es un negocio de distribución de pérdidas. Según remarcó, en los meses de discusiones con los inversores hubo un problema de expectativas que luego se chocaron con la realidad, y de lenguajes distintos entre el Gobierno y los bonistas.
Para Chodos, lo que al inicio parecía imposible, encarar sin un paraguas del Fondo Monetario Internacional (FMI), luego se dio vuelta. La cercanía de una negociación con el organismo y la posibilidad de que, en ese contexto y tras el análisis de sustentabilidad de la deuda realizado por el staff, los acreedores terminaran cobrando menos, fue lo que acercó las posiciones y posibilitó un acuerdo. “¿Qué pasó en el medio? Lo que pasó tiene que ver con las expectativas. Empezaron creyendo que había una mini crisis de liquidez y luego se dieron cuenta de que había un problema de solvencia”, dijo el funcionario, al agregar: “La deuda no era sostenible ni pagable”.
También hubo un problema de lenguaje, según Chodos. Mientras que los inversores hablaban de Valor Presente Neto (VPN), el Gobierno lo hacía en términos de la capacidad de pago. Finalmente, el lenguaje terminó siendo el de VPN, pero la fórmula elegida no afectó la capacidad de pago, ya que se logró una mejora del valor de la oferta adelantando plazos.
A su turno, el economista Vladimir Werning, quien fue funcionario del macrismo durante dos años, celebró el triunfo de la negociación de la deuda y afirmó que “es un paso a lo largo del camino”. “Creo que alcanzar un crecimiento sostenido y la sostenibilidad de la deuda requiere mayores esfuerzos”, dijo el ex subsecretario de Coordinación y Análisis Económico.
Se refirió al frustrado acuerdo con el FMI durante la gestión pasada y remarcó que la Argentina aún tiene por delante un gran capítulo en la negociación de un nuevo acuerdo con el organismo. A su vez, señaló que el gobierno tiene una gran flexibilidad para crear un círculo virtuoso porque la recesión está explicada no sólo por los desequilibrios macroeconómicos, sino fundamentalmente por la cuarentena.
El ex vicepresidente del Banco Central (BCRA) hasta diciembre del año pasado, Gustavo Cañonero, también participó del panel y coincidió con Werning respecto de que el acuerdo de la deuda generó importantes ahorros para el país y que “eso es lo más importante”. “La estrategia de Ecuador contrastó 100% con la de la Argentina, pero finalmente ambas participaciones fueron altas, cumpliendo las CACs y evitando holdouts”, dijo, y agregó que el deal fue “lo mejor que pudo ser teniendo en cuenta las restricciones de política” existentes.
A su juicio, el coronavirus ayudó en el éxito de la operación, ya que impulsó a que los bonos caigan mucho de precio y eso motivó a los inversores a aceptar el canje. Pero no dudó en marcar que la economía argentina históricamente fue muy vulnerable a shocks y que por eso “el concepto de sustentabilidad es frágil”. Y afirmó que lo que sucedió luego de las PASO evidenció esta debilidad.
Para Cañonero, el plano fiscal es elemental para garantizar la sustentabilidad y afirmó que “no hay mucho más espacio fiscal para no volver a evitar una crisis de la deuda”. Vale recordar que el ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó que en el Presupuesto 2021 el déficit fiscal primario proyectado ascenderá a 4,5% del PBI, cuando este año cerrará en 8 puntos del producto. Y las expectativas del mercado eran inferiores.
Cuando llegó el momento de las preguntas y el intercambio, Chodos recuperó el concepto de Cañonero respecto de lo fiscal y manifestó que, según su punto de vista, la balanza de pagos es más crítica", aunque “ambos son necesarios”. “Lo fiscal es un problema porque no permite el crecimiento en un país donde gran parte del aumento del PBI se explica por el consumo. Pero hay que basarlo en las exportaciones”, expresó el director del Cono Sur ante el FMI.
“La agenda fiscal tiene que ser muy clara. No es sostenible que el BCRA siga financiando al Tesoro”, apuntó Werning, sin restarle importancia a lo que para él es lo más importante: mejorar la balanza de pagos. “Necesitamos tener todos los ingredientes. No tenemos mercado de capitales. El único camino sustentable sería con crecimiento y exportaciones. Pero la pregunta es cómo llegar a eso”, sostuvo Cañonero.
Su énfasis reside en lo fiscal dos razones, según explicó: hay que corregir el agujero en las cuentas públicas, que será de 8% este año y de 4,5% el próximo. Y por otro lado, con un mercado externo restringido sumado a que no hay mercado de capitales locales, sería muy productivo evitar que el gobierno restrinja la capacidad de crecimiento del sector privado.
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