El aislamiento social, preventivo y obligatorio que rige desde el 20 de marzo sigue impactando en la economía argentina y principalmente en las pymes. Pese a la apertura de distintas actividades y la flexibilización de la cuarentena, la cantidad de locales en alquiler y venta en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aumentó 109% en agosto en relación con la prepandemia de coronavirus, de acuerdo con un relevamiento de la Cámara Argentina de Comercio (CAC).
“En las zonas relevadas, la cantidad de locales en venta o alquiler mostró en agosto un alza de 109% en relación con la precuarentena, mientras que bajó 27% en relación con el relevamiento realizado en junio pasado”, indicó la entidad.
La CAC detectó un total de 238 locales en venta o alquiler en las principales avenidas comerciales porteñas, mientras que en junio los locales ofrecidos eran 328 y en el relevamiento realizado previo a la pandemia eran 114.
De acuerdo con la medición de la cámara –que se realiza desde 2014–, entre junio y agosto se registraron alzas en las avenidas Córdoba, Pueyrredón y Santa Fe; y bajas en la oferta de locales en la peatonal Florida y en las avenidas Cabildo, Rivadavia, Avellaneda y Corrientes.
Cabe recordar que el 45% de los comercios porteños no pudo abonar en tiempo y forma el alquiler de agosto, mientras que en julio el porcentaje había sido de alrededor del 42%. Los datos corresponden al último relevamiento del Observatorio de Análisis Estadístico del Colegio Profesional Inmobiliario de la Ciudad de Buenos Aires (Cucicba) realizado entre sus matriculados abarcando unos 40.000 inmuebles en toda la ciudad.
La CAC detectó un total de 238 locales en venta o alquiler en las principales avenidas comerciales porteñas, mientras que en junio los locales ofrecidos eran 328 y en el relevamiento realizado previo a la pandemia eran 114
Con todo, en el marco de la pandemia, en los últimos meses la cantidad de locales alquilados de la ciudad se redujo y se dieron de baja contratos. Se estima que unos 20.000 comercios bajaron la persiana, según datos de Fecoba, la federación que agrupa a los comerciantes de la ciudad.
Sin embargo, el cierre de locales en algunas de las ubicaciones comerciales más buscadas de la ciudad impulsó que en agosto, luego de varios meses en baja, comenzaran a concretarse algunas nuevas operaciones de contratos de alquiler. El promedio de facturación en los centros comerciales barriales no logró aún superar el 40% en relación con un día normal prepandemia, según datos de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad (Fecoba).
Alivio impositivo para locales gastronómicos
Desde este mes rige la ley sancionada por la Legislatura porteña que exime por seis meses del pago de Ingresos Brutos a locales gastronómicos para paliar el impacto de la pandemia.
La ley beneficia a más de 10.000 locales comerciales, dispone que el beneficio alcance a servicios de restaurantes y cantinas con o sin espectáculo; locales de comidas rápidas y de venta de comidas y bebidas al paso.
La cancelación de ese pago impositivo, que rige hasta febrero próximo, abarca también a los locales de venta de bebidas en bares, venta de comidas y bebidas en establecimientos con servicio de mesa y/o en mostrador y de helados.
Los locales gastronómicos, que se reconvirtieron en casas de pastas o carnicerías para enfrentar la crisis, no serán alcanzados por la eximición y tendrán que pagar el impuesto en función de sus ingresos por esa otra actividad.
En ese marco, y al cabo de la primera semana de habilitación de mesas en bares y restaurantes, la facturación promedio del sector gastronómico se elevó hasta un 45 por ciento, según consignó Fecoba a través de un relevamiento que realizó junto al Movimiento “No más sillas al revés”.
En este contexto, el empresario Marcelo Salas, miembro del Consejo Asesor de Fecoba y vocero del Movimiento #NoMasSillasAlReves, explicó que en los primeros días, cuando se permitió ofrecer el servicio en patios y terrazas, “la facturación llegó a aumentar hasta un 60 por ciento con relación a la semana pasada”. Explicó que “es muy importante dar señales de previsibilidad y que al sector gastronómico le permita sacar la cabeza del agua para poder respirar después de tantos meses de inactividad”.
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