Los vencimientos de los resúmenes de tarjetas de crédito ya están en marcha y con ellos llegó para los usuarios la hora de decidir si aceptan o no el refinanciamiento que decidió el Banco Central para los saldos de este mes. Quien no pague el monto que vence entre el 1° y el 30 del mes, ya sea la totalidad o parte, quedará adherido automáticamente al plan ideado como una forma de aliviar la situación financiera de las personas que vieron caer sus ingresos por el parate económico asociado a la pandemia de coronavirus Covid-19 y las medidas de aislamiento social dispuestas para intentar enfrentarla.
Pero más allá de que la posibilidad de patear para adelante parte de los pagos de este mes suene tentadora, la pregunta que surge es si conviene adherirse o no dados los costos que supone. Porque si bien es un alivio para este mes, quien acepte la refinanciación estará tomando un préstamo que no es gratuito.
Tal como lo diseñó el BCRA, la refinanciación es por un año con tres meses de gracia y 9 cuotas iguales para devolver. La tasa es del 40% y se aplica a todo el período, incluso al trimestre de gracia. Se puede cancelar en cualquier momento sin costos extra, esto es, sólo con los intereses devengados hasta el momento de la cancelación.
La refinanciación es por un año con tres meses de gracia y 9 cuotas iguales para devolver. La tasa es del 40% y se aplica a todo el período, incluso al trimestre de gracia. Tras impuestos, el costo financiero total ronda el 50%
La tasa, sin embargo, no es todo el costo: sumando impuestos, se llega a un costo financiero total que roza el 50%. Es una tasa muy baja en términos de lo que es el mercado financiero actual, pero de ninguna manera un subsidio y el costo sigue estando levemente por encima de las expectativas de inflación. Es un préstamo, no un favor.
Quien no puede pagar todo o parte del saldo de este mes no tiene una decisión muy difícil. En esos términos, el plan resulta en principio mucho más favorable que el pago mínimo tradicional o la tasa que ofrecían los bancos antes de la iniciativa oficial. Sí es cierto que la acumulación de vencimientos dentro de tres meses va a ser una realidad, con lo cual conviene ir cancelando a medida que sea posible.
La decisión está entonces para quienes pueden optar entre pagar o refinanciarse.
Para Mariano Otálora, especialista en finanzas personales, si una persona es consciente de los riesgos y capaz de disciplinar sus gastos en los meses de gracia, puede ser una buena oportunidad.
“La tasa conviene, ya que empata o le gana apenas a la inflación esperada, entonces comparado con el resto del mercado es una tasa conveniente. Entonces si es por necesidad, no podés pagar, es una buena herramienta. Y si es por oportunidad, no es una locura refinanciar”, comentó.
Lo que hay que tener en cuenta, sin embargo, es que tan afectada quedará la tarjeta después de la refinanciación. Porque si el capital que se posterga es grande, puede dejar poco margen para nuevos consumos.
Para especialistas la tasa es atractiva en comparación con el resto del mercado, pero eso no quiere decir que sea fácil de pagar. Es un crédito, no un favor
“Todo lo que refinanciás de la tarjeta te quita cupo, termina siendo una tarjeta prepaga. Con lo cual tenés que estar al tanto de cuál es tu límite y ver si el banco te lo puede ampliar”, agregó Otálora.
Sin embargo, como alertó el CERX en un informe de agosto, los usuarios de tarjetas de crédito tuvieron algunas sorpresas desagradables con la primera edición del refinanciamiento automático, lanzada en octubre. Según alertó en su momento Victoria Giarrizo en abril la posibilidad de refinanciar fue usada por 2,5 millones de titulares de tarjetas de crédito. “El problema además, fue que en este tiempo la gente continuó usando tarjetas porque el dinero no les alcanzaba. En julio, por ejemplo, la deuda de tarjetas subió 7% solo de capital, sin intereses”, apuntó la directora del CERX.
En resumen, la tasa que se ofrece para refinanciar el saldo de septiembre es atractiva en términos comparativos con otras tasas del mercado, pero está lejos de ser sencilla de pagar. Porque por más que supere por poco al avance de la inflación, no necesariamente el ingreso de las familias sigue de cerca ni a los precios ni al costo financiero. Y, además, requiere disciplina por parte del tenedor de la tarjeta para no sobrecargar con nuevos consumos al plástico y encontrar un vencimiento demasiado grande dentro de tres meses.
Una detalle interesante de la refinanciación es lo que tiene que ver con los consumos en moneda extranjera. Aunque el uso de tarjetas de crédito en gastos turísticos se desplomó por la interrupción de los viajes internacionales como resultado de la pandemia, eso no queire decir que los argentinos dejaron de consumir en dólares. Los pagos de servicios online a páginas del exterior y los consumos de bienes a través de portales de comercio eléctrónico mantuvieron consumos en moneda extranjera.
Según aclararon distintas entidades a Infobae, el refinanciamiento de los consumos en moneda extranjera se hace al tipo de cambio del día de vencimiento del resumen de la tarjeta. Es decir que si a un consumidor el saldo se le venciera hoy, debería pagar por esos consumos un dólar de en torno $ 102, que es el valor del dólar en Banco Nación más el 30% de Impuesto PAIS.
Una vez pesificado el saldo a ese valor, el monto a pagar se distribuye -con intereses- en las 9 cuotas del plan. Es decir que se congela un tipo de cambio.
La tasa conviene, ya que empata o le gana apenas a la inflación esperada, entonces comparado con el resto del mercado es una tasa conveniente. Entonces si es por necesidad, no podés pagar, es una buena herramienta. Y si es por oportunidad, no es una locura refinanciar (Otálora)
“Para una persona que tiene la tarjeta muy cargada de dólares y está dispuesta a hacer una apuesta, puede ser interesante refinanciar”, dijo Otálora.
¿Qué opciones tienen los usuarios?
Para quienes pagan los resúmenes de la tarjeta de crédito a través de terminales de autoservicio, transferencias electrónicas u otras vías voluntarias, la refinanciación es automática por cada peso de vencimiento que no se pague. Es decir, si no se paga ni el mínimo, todo el saldo entrará en la refinanciación. Si se paga el mínimo o parte del vencimiento, todo el saldo impago pasará a ser refinanciado.
Un detalle importante es que si no se pudo afrontar el 100% del vencimiento en el momento pero más adelante se cuenta con el dinero para cancelarlo, en caso de querer eludir financiarse al 50% anual se puede cancelar la totalidad del vencimiento en cualquier momento.
Las personas que pagan la tarjeta a través del débito automático, en modo pago total, quedan afuera del refinanciamiento salvo que apliquen un “stop débit”, como se llama en la jerga a la interrupción del débito automático. Si, por otro lado, el saldo ya venció y el monto se debitó, el programa permite a los usuarios contactar a sus bancos y de esa manera retrotraer el pago y refinanciar el saldo.
Seguí leyendo: