Qué dicen los economistas sobre la nueva etapa que se abre para los bonos y el dólar

La mayor debilidad de la divisa de EEUU en el mercado mundial no afectará la demanda de los ahorristas locales y el cambio de expectativas no alcanzaría a frenar la presión sobre las reservas

Jerome Powell, el chairman de la Fed, que la semana pasada anunció una política más relajada respecto del dólar y la inflación

El reciente anuncio del chairman de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, de que mantendría las tasas de interés por el piso aun si la inflación norteamericana supera el 2% anual, es una noticia favorable que recibió últimamente el equipo económico, casi a la par del exitoso resultado del canje de deuda, que ahuyentó el fantasma del default.

La decisión de la Fed, explicó en su último informe la consultora Analytica, de los economistas Rodrígo Álvarez y Ricardo Delgado, es una oportunidad para economías como la argentina, pues “un dólar débil asegura mayores oportunidades para acceder al crédito y flujos de capitales dispuestos a ir hacia las economías emergentes” y podría también podría impulsar una tendencia alcista de las materias primas para los próximos meses.

En el gráfico, elaborado por la consultora Analytica, puede apreciarse la fortísima baja de las tasas de interés en EEUU, que Powell reafirmó recientemente

Pero la cosa no será inmediata ni sencilla. La debilidad del dólar en el mercado internacional no cambia su status de instrumento de ahorro en la Argentina. Con el debut de los nuevos bonos argentinos “el riesgo país va a bajar, creemos que va a estar cerca de 1.000 puntos, más o menos, pero no vemos un cambio de expectativas más profundo, más allá de la buena noticia de evitar el default, y eso se traduce en las tensiones en el mercado cambiario; lo que pase afuera con el dólar no cambia el interés por el dólar-ahorro”, señaló María Castiglioni, de C&T Asesores Económicos.

Al igual que otros economistas y el público en general, Castiglioni cree que la variable a seguir observando es el nivel de compras del dólar-ahorro y su espejo, la evolución de las reservas del BCRA, en tanto el gobierno no cambie las expectativas del mercado y de la población en general.

¿Qué puede suceder entonces con el dólar en sus distintos ropajes (oficial, ahorro y variedades “alternativas”)? “Lo más básico es qué quiere hacer el gobierno. ¿Estará dispuestos a vender bonos para bajar el Contado con Liquidación (CCL)”, pregunta Gabriel Zelpo, de la consultora Seido. Eso serviría, dice, a lo sumo para bajar la tensión por un tiempo, “porque con 80% de brecha no puede funcionar la economía, no es sostenible; la pérdida de reservas es muy fuerte”.

La variable más observada en los próximos días seguirá siendo el ritmo al que se vende el "dólar-ahorro"

Otra respuesta sería reducir –el gobierno ya lo viene haciendo- aún más la emisión monetaria, pero para eso tendría que bajar los fondos de planes como el “Ingreso Familiar de Emergencia” (IFE, que cobran casi 9 millones de familias) y los créditos y salarios complementarios del programa de “Asistencia al Trabajo y la Producción” (ATP), o disminuir los subsidios, lo que llevaría a un aumento de tarifas, o abrir mucho más la economía y dar vuelta su discurso sobre la pandemia de coronavirus.

“Es todo complejo; el gobierno ya bajó la emisión y no le veo muchas chances de hacer algo más profundo, tendría que desandar mucho camino y perder más popularidad de la que ya perdió por meter menos plata en la calle”, dice Zelpo.

El gobierno ya redujo el ritmo y no tiene muchas chances de hacer algo más profundo: debería desandar mucho camino y perder más popularidad de la que ya perdió por meter menos plata en la calle.

Así las cosas, la variable a observar seguirá siendo el ritmo de compras del “dólar-ahorro” y la evolución de reservas. Además de verificar que el canje no cambió las expectativas lo suficiente como para tranquilizar el mercado cambiario, Castiglioni recuerda que las tensiones se reflejan también en que, pese al alto superávit comercial, los dólares son reacios, hay tendencia a importar rápido y demorar la liquidación de exportaciones y si bien con el canje el BCRA va a tener unos USD 8.000 millones en bonos para vender en el mercado, sería un camino no muy favorable porque “perdería reservas sin absorber pesos” y en definitiva volvería a aumentar la deuda en divisas con el sector privado, que acaba de restructurarse.

En definitiva, hay un problema de “sábana corta”, explica Castiglioni. “Lo que necesita el gobierno es un cambio de expectativas, generar confianza, contar cómo va a achicar el déficit fiscal y qué hará a futuro”. El debate interno de si limitar o no el acceso al dólar ahorro tiene en ascuas al mercado. “En la Argentina cuanto más limitás la compra, lo que se genera es que nadie quiere desprenderse del dólar”, dice Castiglioni. Ergo, más presión alcista.

Hay un problema de “sábana corta”: lo que necesita el gobierno es un cambio de expectativas, generar confianza, contar cómo va a achicar el déficit fiscal y qué hará a futuro

Analytica ve la parte positiva de la debilidad internacional del dólar: posibilidad de aumento del precio de las materias primas en los próximos meses, más flujo de fondos a los mercados emergentes y más chances de crédito para empresas y provincias, pero no por ahora.

Más barato, pero no tanto como para los vecinos

El gráfico permite diferenciar los diferentes componentes del costo del crédito para la Argentina. El grueso sigue siendo el "riesgo-país"

En lo inmediato, el costo del endeudamiento o riesgo-país de la Argentina, hoy cercano al 22% declinará fuertemente “pero sin llegar a los niveles de Brasil (3%), Colombia (2,5%) o Perú (1,1%)”, lista el informe. El gobierno nacional ha dicho que no volverá a los mercados internacionales. Necesitadas de crédito, empresas y provincias podrían verse atraídas, pero el pasado inmediato no ayuda.

Entre 2016 y 2019 las empresas realizaron 114 colocaciones por un total de USD 15.100 millones, a una tasa promedio del 7,6%. Dos tercios de esos fondos fueron para el sector energético, 22% para el industrial, 10% para el financiero y sólo 1% para el agro. Pero es muy difícil que el sector privado pueda a corto plazo endeudarse a esas tasas, lo más realista serían tasas del 11%, con suerte accesibles a algún proyecto energético.

En tanto, entre 2016 y 2018, nada menos que 14 provincias (Buenos Aires, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Santa Fe, Tierra del Fuego, Chaco, CABA y Salta) hicieron 31 colocaciones de deuda en dólares por USD 12.300 millones, a una tasa promedio del 7,7%”, precisa Analytica. Casi todas están en proceso de restructuración de pasivos. A lo sumo, dice el informe, podrían aprovechar el bajo costo del financiamiento internacional mediante líneas de créditos específicas para proyectos que garanticen futuros ingresos de divisas.

Eso, por ahora, es el largo plazo.

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