La mirada del Banco Central (BCRA) está puesta en las compras de dólares por parte de minoristas, luego de que en julio cerca de 3,9 millones de personas accedieran al mercado de cambios para hacerse con los USD 200 que permiten las normas cambiarias y en los primeros días de septiembre los bancos sufrieran un pico de transacciones cambiarias de ahorristas. Sin embargo, la del dólar solidario no es la única canilla por la que la entidad que conduce Miguel Pesce pierde reservas: en las mesas de los bancos señalan que se recalentó la compra de divisas por parte de empresas que se apuran a cancelar deuda en dólares para cubrirse ante posibles endurecimientos del cepo o saltos del dólar oficial.
“Los movimientos de deuda financiera resultaron en pagos netos por USD 492 millones en julio. Este total se explicó por cancelaciones netas de deuda local por USD 389 millones, y de títulos de deuda y deuda financiera del exterior por USD 102 millones”, consignó el último informe del mercado de cambios del BCRA, correspondiente al mes de julio.
Es una cifra que aparece como menor frente al saldo negativo que arrojan las compras minoristas, con una demanda neta USD 876 millones entre la compra de dólares para ahorro y gastos con tarjeta en moneda extranjera. Pero según operadores de mesas bancarias, el apuro de las empresas por cancelar deuda se destaca hoy en días en los que la demanda de divisas para el pago de importaciones está regulada por acuerdos con el sector privado y el uso más frecuente de licencias no automáticas, que rerpueba parte de las operaciones y funciona en los hechos como una traba cambiaria extra.
“Las que se están matando son las empresas para pagar deuda en dólares, antes de que sea tarde. Ven que en cualquier momento pueden cortar el dólar ahorro y, después de eso, se pueden quedar ellas afuera del mercado”, dijeron en la mesa de un banco privado.
En otra entidad privada con fuerte presencia en el mercado corporativo contaron algo similar. “Las empresas cortaron la toma de deuda en moneda extranjera, en todo caso colocaron bonos atados al dólar, ante la incertidumbre de poder contar con los dólares en el futuro, ya sea por falta de acceso al mercado o por el precio que pueda llegar a alcanzar el dólar si sufre un salto. Desaparecida la nueva deuda, es todo demanda por dólares para cancelar deuda vieja”, sostuvierion.
Según los operadores bancarios, la mayor parte de la deuda a cancelar son obligaciones negociables -como se llama en la jerga financiera a los bonos emitidos por empresas- pero también hay líneas de financiamiento en dólares tomadas con bancos.
“Mientras persista la expectativa de devaluación, las empresas bajarán su exposición a deuda en dólares, acelerando la demanda de divisas que ven baratas para cancelar sus compromisos, como ha venido ocurriendo en los últimos meses”, analizó el economista Martín Tetaz en un newsletter.
La estrategia de las empresas que se deshacen lo antes posible de deuda en dólares es resultado de duras lecciones aprendidas, por ejemplo, en la salida de la convertibilidad. Desde entonces, cuando muchas organizaciones vieron saltar el costo de sus obligaciones ante la suba del dólar, los reflejos de los gerentes financieros están muy aceitados. Un recordatorio de la importancia de moverse rápido lo tuvieron el año pasado, cuando las primeras medidas de control de cambio dificultaron el pago de vencimientos de bonos corporativos regidos por la ley local.
“Preferible deuda en pesos con estas tasas y estas brechas. Antes tomaban deuda en dólares y ofrecían esas divisas en el mercado cambiario, ahora se dio vuelta el mix de financiamiento, toman deuda en pesos y demandan dólares. Te desaparece el ingreso de divisas por nueva deuda y la vieja se cancela”, señaló Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma.
“Están aprovechando la inconsistencia de la política monetaria en si misma. Al poner arriba de la mesa un tasa de interés en pesos que no compensa el ritmo de depreciación oficial y un mínimo riesgo. Productores de transables -N. de la R.: bienes que se pueden importar- financiando la acumulación de stocks con deuda en pesos, exportadores e importadores cambiando financiamiento en dólares por financiamiento en pesos, consumidores consumiendo transables con crédito en pesos, productores adelantando importaciones con crédito en pesos, etcétera”, agregó el economista.
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