Para una calificadora de riesgo, el canje de la deuda da tiempo para volver al mercado, pero el riesgo de otro default en 2025 sigue siendo alto

Gabriel Torres, vicepresidente regional de Moody’s, anticipó que la Argentina crecerá en 2021 y advirtió que la deuda con el FMI tendrá que ser pagada con acceso al mercado; S&P esperará el cambio de títulos para sacar al país del default

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(EFE)
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Gabriel Torres, vicepresidente regional de Moody’s, trazó un panorama sobre el horizonte económico y financiero de la Argentina, una vez cerrado el acuerdo por la reestructuración de deuda. “El año que viene tiene que ver un crecimiento fuerte, como consecuencia de la caída de este año. El 2021 va a ser más fácil que 2022 y 2023, si es que pasa la pandemia, por el efecto estadístico de la caída brutal de este año”, definió.

Torres consideró que tras el acuerdo informado por el presidente Alberto Fernández y el ministro Martín Guzmán este lunes, “el riesgo de default sigue siendo muy alto para 2025, pero este margen de tiempo le da una oportunidad al Gobierno para ver cómo va a obtener financiamiento”, cuando empiece a pesar la carga de vencimientos dentro de cuatro años.

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“No hay un cambio en cuanto a la deuda bruta. La Argentina va a pagar lo mismo, pero más extendido en el tiempo. No se va a pagar con superávit comercial, sino con acceso al mercado a una tasa razonable, que es lo que hacen todos los países del mundo, y eso va a requerir confianza”, definió Torres.

“De lo más importante que puede hacer Argentina es mejorar su ahorro interno, para que el Gobierno tenga financiamiento, pero lo más difícil va a ser el corto plazo, que la gente tenga confianza en instrumentos en pesos, eso va a tardar más que los ocho meses que llevó alcanzar el acuerdo”, puntualizó el experto de Moody’s.

“El acuerdo no reduce la deuda total, lo que ha bajado es la cantidad de intereses y otorga varios años de plazo antes de recurrir al mercado internacional, en dólares. El acuerdo da flexibilidad, pero tarde o temprano el Gobierno va a tener que volver al mercado y ahí importa a qué tasa de interés podrá hacerlo”, añadió.

El problema fundamental de Argentina no es la cantidad de deuda ni el tipo de deuda, es que Argentina no tiene acceso al mercado. Todos los países pagan su deuda no con impuestos, si no con el acceso al mercado. Argentina no tiene mercado de deuda propio, por eso debe recurrir a los mercados internacionales”, recordó Torres.

“Nuestra calificación para Argentina hoy es CA con perspectiva negativa, es el escalón 20 sobre 21, un nivel de los más bajos de calificación. No es default, si no que asume una pérdida esperada del 35 al 65 por ciento con el proceso de reestructuración. La semana que viene vamos a tener el dato concreto, que va a ser de alrededor un 45%, lo que despejaría la perspectiva negativa”, acotó el analista de Moody’s.

Lo que viene: acordar con el FMI

Además, el vicepresidente regional de Moody’s consideró que “la deuda con el Fondo Monetario Internacional tarde o temprano va a tener que ser pagada con el acceso a los mercados”.

Por eso planteó que “la Argentina debe desarrollar el mercado propio en pesos. Sería el mejor punto para la Argentina y el punto de comparación en Brasil, donde menos del 5% del financiamiento es en moneda extranjera, puesto que tiene un mercado de crédito propio, en su propia moneda y muy profundo”.

“A la Argentina le vienen pagos importantes del FMI por el préstamo stand by de USD 44.000 millones. Con el FMI no habrá quitas, es un prestamista de última instancia y pone condiciones, porque acepta prestar cuando cree que el Gobierno que le pide va a poder pagar ¿Qué condicionalidades va a pedirle el FMI? Fuentes genuinas de financiamiento y acceso a los mercados”, advirtió Torres.

En este aspecto, enfatizó las señales oficiales, como el anuncio de una reducción del déficit fiscal de 2021, para llevarlo al 4,5% del PBI. Asimismo, prevé que hay interés del Gobierno en aumentar ingresos y bajar gastos, una dinámica posible porque “en 2021 la economía va a volver a crecer y eso va a dar flexibilidad. Igual va a haber un déficit importante”.

Detalló que Moody’s está revisando sus proyecciones de caída de la actividad económica para este año y adelantó que “va a ser mayor al 10%, una caída muy puntual por la pandemia y la cuarentena, pero que se añade a las caídas de 2018 y 2019, son muchos años”.

“Ya el Gobierno argentino dio una señal con el cambio en las jubilaciones. El Gobierno tiene menos gasto previsional que con la fórmula de actualización anterior, eso es un ahorro real y es un ajuste. Indica que el Gobierno está dispuesto a tomar ciertas decisiones y busca limitar el gasto para que no explote”, evaluó Torres. Y agregó que “en los ingresos también hay ajuste a través del aumento de impuestos, hay iniciativas sobre varios nuevos impuestos en mente y tenemos que ver qué se reflejará en el nuevo Presupuesto para 2021”.

Dólar y reservas

Torres también hizo referencia a la dinámica del mercado de cambios doméstico, con pérdida de reservas aún con la vigencia de estrictos controles: “Nos preocupa la caída de reservas, que el dólar no refleje lo que reflejaría si cotizara libremente, cuando en Argentina las devaluaciones tienen un impacto mucho más grande que en otros países de la región, es algo inmediato”.

“El acuerdo de deuda puede bajar la presión cambiaria por el corto plazo, pero eso solo va a tener éxito si baja la inflación y se recupera la confianza. Con el cepo bastante fuerte que hay, sin pago de deuda desde abril, las reservas no hacen más que caer, en una economía en la que no hay tanta demanda por importaciones. Los estimados de reservas líquidas son de USD 5.000 millones, no hay USD 40.000 millones para usar como quiere, porque mucho de ese dinero no es propio, como los depósitos en dólares del sector privado”, dijo Torres.

Y se preguntó: “¿Han funcionado en la Argentina alguna vez los controles de cambio a largo plazo? Nunca, tarde o temprano explotan. La cantidad de pesos no ha dejado de crecer. La presión va a seguir y sospecho que en algún momento va a tener que haber una devaluación más fuerte que la que hubo hasta ahora”.

Por su parte, Sebastián Briozzo, de Standard & Poor’s dijo que “de acuerdo a nuestra metodología, podremos quitar los ratings de default una vez que estén emitidos los nuevos bonos, tanto los internacionales como los locales. En ese entonces emitiremos un comunicado con la nueva calificación que tendrá el soberano, reflejando su calidad crediticia post default”.

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