Hoy se producirá el gran debut de los nuevos bonos que surgieron del canje de deuda finalizado la semana pasada. Aunque los títulos “reales” serán entregados a quienes entraron a la operación el próximo lunes, en el mercado local ya se habilitó el “mercado gris”. Se trata de una práctica habitual en este tipo de transacciones para no tener que esperar al día de liquidación dispuesto por el emisor, en este caso la Argentina.
La lupa de los inversores y operadores estará puesta, por supuesto, en el rendimiento que tendrán los flamantes papeles. La expectativa no es del todo optimista al menos para el arranque de la jornada. Se estima que los bonos saldrán a un rendimiento cercano al 11% anual en dólares, es decir más alto que la expectativa que originalmente manejaba el ministro de Economía, Martín Guzmán.
El concepto de “exit yield”, algo así como “rendimiento de salida” fue uno de los temas que más se discutió mientras se llevó adelante el proceso de canje. Por eso ahora hay tanta expectativa por ver cuál será la tasa de interés que surgirá de los nuevos títulos. Si el rendimiento es más bajo, más oportunidad habrá para otros emisores argentinos (por ejemplo empresas) para financiarse en los mercados internacionales.
En el corto plazo va a ser difícil que el rendimiento de la nueva deuda argentina baje del 11%. Pero a mediano plazo si se hacen las cosas bien y con señales correctas, no sería una locura pensar que los bonos pasen a rendir 8% anual en dólares (Leo Chialva)
La negociación entre el Gobierno y acreedores se efectuó bajo el supuesto de que los títulos rendirían a niveles cercanos al 10% anual en dólares. En ese contexto, el valor del canje se ubicó en casi U$S 55 por cada 100 dólares entregados de los viejos títulos. Por eso, la expectativa está puesta en determinar si ese rendimiento se podrá alcanzar o no en un plazo relativamente corto.
La elevada tasa de adhesión en el canje, que llegó al 93,5% pero arrastró al 99% de los acreedores, debería ayudar para que la nueva deuda argentina tenga un mejor comportamiento. Prácticamente quedó eliminado el peligro de “holdouts” que terminen litigando en tribunales internacionales, lo que implica que se eliminó el riesgo de que fondos buitre traben los futuros pagos de capital o intereses de la nueva deuda que realice la Argentina.
En estos primeros días sólo podrán cotizar los nuevos bonos (como el 2030, 2036 y 2041) y siempre aquellos emitidos bajo jurisdicción local. La entrega de los nuevos papeles será el próximo lunes. De esta manera, la liquidación no será como es habitual, es decir en contado inmediato o plazo de 24 o 48 horas.
Una referencia son los bonos ecuatorianos, considerando que ese país también refinanció su deuda recientemente, en paralelo con la negociación que llevó adelante el Gobierno argentino. Esos títulos ahora están rindiendo en niveles de un dígito, cerca de 9,5% anual en dólares.
Las primeras negociaciones de los nuevos bonos argentinos se harán a un rendimiento muy superior al 10% anual estimado por el Gobierno y acreedores durante las negociaciones para salir del default. Las futuras señales sobre el plan económico y el déficit fiscal serán fundamentales para que la tasa vaya bajando gradualmente
Pero por ahora parece un nivel algo lejano para los flamantes títulos que emitirá la Argentina. No existe un motivo único, pero quizás el más importante tiene que ver con la desconfianza y las dificultades que todavía ha mostrado el Gobierno por plantear un plan que le permita a la economía volver a crecer. Seguramente tampoco ayude demasiado el hecho de que Guzmán haya adelantado que el déficit fiscal estimado para el año próximo se ubicará en 4,5% del PBI. Sin ahorro, sería más difícil poder pagar la deuda a futuro.
El diseño de los nuevos títulos tampoco ayuda demasiado, porque en los primeros años el flujo de pago de intereses es mínimo y el de capital nulo. Por lo tanto, para los inversores no resulta muy atractivo apostar por bonos que prácticamente no efectúan pagos por los próximos tres o cuatro años.
La mirada está puesta también está puesta un poco más allá de lo que suceda en estas primeras jornadas post-default. Leo Chialva, director de Delphos Investment, consideró que “en el corto plazo va a ser difícil que el rendimiento de la nueva deuda argentina baje del 11%. Pero a mediano plazo si se hacen las cosas bien y con señales correctas, no sería una locura pensar que los bonos pasen a rendir alrededor de niveles del 8% anual en dólares. Hay muchos países y empresas de baja calidad crediticia que hoy están en ese nivel, no es imposible volver ahí, pero llevará tiempo”.
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