La agroindustria argentina aportó en concepto de retenciones durante el primer semestre del año más de 3.600 millones de dólares. Esto significa que del total exportado por el sector durante dicho período, que cerró en poco más de USD 20.000 millones, casi el 20% quedaron en las arcas del Estado nacional. A su vez, el mayor aportante fue el complejo sojero, con el 69% de esa cifra.
Así lo detalló un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) al relevar el aporte realizado por las 20 principales cadenas agroindustriales del país, mediante el denominado “Monitor de Exportaciones Agroindustriales”. En rigor, al sector se le retuvieron durante los primeros seis meses del año USD 3.634 millones, de los USD 20.002 millones exportados en ese lapso, o sea, un 18,17% del total despachado.
Según el desagregado publicado por FADA, el mayor aportante en concepto de retenciones fue el complejo sojero (la cadena que más tributa con un derecho de exportación del 33%) con USD 2.510 millones, concentrando el 69% del monto total de retenciones. A este le sigue en importancia, pero muy alejado, el complejo maicero con USD 398 millones y más atrás el triguero, con USD 215 millones. Si a éstos se le suman la alícuota que paga la cebada, el girasol, el maní y el arroz, junto a sus subproductos, se puede decir que la cadena de cereales y oleaginosas representan el 89% del total aportado.
En lo que respecta a las exportaciones pecuarias, el complejo bovino es el más importante con 136 millones de dólares, seguido por el pesquero con USD 51 millones, el lácteo con USD 41 millones y el avícola con USD 15,7 millones , entre otros. En cuanto a economías regionales, el complejo de la uva aportó USD 19,5 millones, el del limón USD 12,1 millones y el de peras y manzanas, 11,6 millones de dólares.
Cabe mencionar que todos los complejos considerados dentro de las cadenas agroindustriales tributan con diferentes alícuotas de retenciones. Desde diciembre a la fecha, el esquema de retenciones tuvo dos cambios: el primero fue en diciembre, cuando a través de un decreto el presidente Alberto Fernández “actualizó” el esquema dejado por el gobierno de Mauricio Macri y llevó a la soja a tributar un 30%, al maíz y al trigo los subió hasta el 12% y a la carne vacuna le impuso un 9%, por citar algunos ejemplos.
El segundo cambio fue en marzo. La retención de la soja fue elevada a 33%, mientras que redujo el aporte del girasol, el maní y de algunas producciones de las economías regionales y dejó sin cambios a los principales cereales.
Para FADA, la imposición de retenciones genera “distorsiones en el precio de los productos, reduciendo el precio que percibe el productor, y con ello impactando en la producción. Cuando las retenciones se reducen, el productor percibe una mejora en el precio, incentivándolo a invertir para producir más y, de esta manera, generar mayor actividad económica, exportación y empleo”.
En este sentido, desde la institución aseguraron que “cuando se produce más, ingresan más dólares y esos dólares contribuyen a atender los compromisos del país. Si algo queda claro de la corrida cambiaria de los últimos dos años y de, prácticamente, todas las crisis económicas del país, es que el país necesita divisas. Y los dólares los genera de manera genuina produciendo y exportando más, o los tiene que salir a pedir prestado, o debe incumplir sus obligaciones, tanto con los acreedores externos como con los propios argentinos. Con los derechos de exportación se puede mejorar el resultado fiscal, pero al mismo tiempo se deteriora la balanza de pagos y la actividad económica”.
Las provincias
Según el informe, si se toman en cuenta los 19 principales complejos agroindustriales del país, se puede concluir que, en promedio, el 52% de la producción agroindustrial del país se exporta. Este número toma más relevancia si se tiene en cuenta que, en el primer semestre, el 74% de los dólares que ingresaron al país fue a través de embarques del sector. Esta riqueza es generada, en su mayoría, en el interior del país, pero debido a las retenciones, un porcentaje de la misma queda en manos del Estado, lo que provoca “que los productores de las provincias perciban menos ingresos”.
“Esto se traduce en menores recursos que llegan al interior productivo, y que se impacta en un menor nivel de gasto e inversión a nivel regional, con los efectos que esto genera sobre la actividad y el empleo de los pueblos y ciudades a nivel federal”, señalaron desde FADA, que a modo de ejemplo realizaron un estudio sobre los ingresos que dejan de recibir los productores de algunas provincias.
Si se toma en cuenta las retenciones que se aplican a las exportaciones de cereales y oleaginosas, los productores de la provincia de Buenos Aires perdieron ingresos por USD 1.020 millones anuales, al igual que los de Córdoba (USD 887 millones), Santa Fe (USD 556 millones), Entre Ríos (USD 187 millones) y Santiago del Estero (USD 181 millones), detalló el trabajo.
Por el lado del complejo bovino, al interior de la provincia de Buenos Aires dejaron de ingresar un total de USD 51,8 millones y a Santa Fe USD 15 millones, seguidos por Córdoba, Corrientes y Entre Ríos con alrededor de USD 11 millones cada uno. Un caso significativo para las economías regionales es el de la uva, en el que las pérdidas se concentran principalmente en la provincia de Mendoza con 13,7 millones de dólares y San Juan con 4,1 millones de dólares.
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