El 4 de septiembre, este viernes, los nuevos bonos soberanos argentinos emitidos como parte del canje cerrado este lunes van a empezar a cotizar normalmente y la expectativa entre los operadores es que su llegada al mercado implique una caída significativa del riesgo país, el indicador de JP Morgan que mide el diferencial de rendimiento entre los títulos argentinos y emisiones similares de los Estados Unidos. Aunque la tasa a la que rendirán los nuevos papeles es la incógnita que el mercado trata de dilucidar en estas horas y las estimaciones varían, las previsiones hablan de un recorte de alrededor de 1.000 puntos para el indicador que hoy ronda los 2.150 puntos.
El índice EMBI+ Argentina se elabora en base a una cartera de bonos soberanos que JP Morgan establece y no hace público, a partir de la cual se calcula un rendimiento ponderado y ajustado por plazo de distintas emisiones de deuda del país. En base a esa cartera, luego, calcula el diferencial con una cartera similar estadounidense. La cartera de bonos argentinos que se usaban para el índice desaparece esta semana, con la entrega de los títulos de deuda para ser cambiados por nuevos dentro del proceso de canje de deuda. Así, al final del proceso -en una fecha que aún no está especificada por el banco estadounidense- habrá una nueva composición de ese menú de bonos y, con ello, un nuevo nivel de riesgo país.
El consenso es que ese nuevo número que los argentinos siguen para tener referencia de la salud del frente financiero será mucho más bajo que el actual. Aunque, claro, acertar a la cifra es lo más difícil, hay varios elementos que ayudan a esperar el recorte. Primero, porque la nueva cartera de bonos argentinos será muy distinta. Los bonistas que entraron al canje de deuda ley extranjera entregaron 13 bonos viejos cuyos vencimientos empezaban este mismo año y recibirán 5 bonos nuevos, a plazos que que van de 2030 a 2046.
Al salir del juego títulos cortos con tasas muy altas del paquete de bonos usado para calcular el índice, un recorte del riesgo país es lo más esperable. Un ejemplo de ello se vio en abril de este año cuando el Embi+ Argentina llegó a recortar 600 puntos en una sola rueda a contramano de lo que pasaba en el mercado. La baja iba de la mano de una caída de los precios de los bonos argentinos y un clima todavía negativo. Lo que pasó en realidad fue que hubo un “rebalanceo” de la cartera del índice que eliminó del cálculo a los bonos de más corto plazo y tasa más alta -eran los que más riesgo de default tenían-, con lo cual el índice se desplomó.
Algo parecido, aunque mucho más sano, debería pasar ahora cuando se incorporen bonos de plazos más largos y chances de default que, al menos hasta 2024, son consideradas como poco menos que nulas.
“Esperamos que se vaya al área de los 1.000 puntos, un rango amplio alrededor de esa cifra. Ecuador acaba de cerrar una reestructuración como la de la Argentina y rinde abajo de 10%. Eso es bueno, no necesariamente la deuda argentina va a equiparar eso, pero es una buena señal”, dijo a Infobae Juan Manuel Truppia de TPCG.
Esperamos que se vaya al área de los 1.000 puntos, un rango amplio alrededor de esa cifra. Ecuador acaba de cerrar una reestructuración como la de la Argentina y rinde abajo de 10%. Eso es bueno, no necesariamente la deuda argentina va a equiparar eso, pero es una buena señal (Truppia)
“En las últimas semanas antes de que se cerrara la reestructuración el mercado estuvo descontando que los bonos cotizarían con un spread en torno a los 1.100 pntos , aunque nosotros estimamos que podría ubicarse más cerca de los 900 puntos en los próximos meses”, dijeron a Infobae desde el equipo de research de SBS.
Para los operadores el riesgo país o Embi+ no es un indicador muy práctico a la hora de hacer negocios. En sí, no es el más utilizado para armar estrategias de inversión. En cambio sí tienden a mirar rendimientos -la tasa de descuento a la que cotiza un bono- y paridades -el valor de mercado de un papel respecto de su valor técnico-, según convenga en cada momento. Sin embargo, estimar el rendimiento al que cotizarán los nuevos bonos una vez que salgan a la cancha (exit yield) sí puede definir ganancias o pérdidas. Y en base a ese yield pueden deducir el riesgo país.
“Yo estoy trabajando con la hipótesis de que los nuevos bonos van a rendir arriba del 12%”, dijo Martin Przybylski de Consultatio Assett Management. “Eso es consecuente con un riesgo país de 1.200 puntos, de hecho algo menor”, agregó.
En esa línea, un informe de Criteria basado en las notas que asignan las calificadoras de riesgo a la deuda emergente señala que la deuda argentina debería pasar a ofrecer rendimientos similares a los del resto de los países de la región. Al menos cercanos a los de los países más riesgosos.
Balanz Capital, previó un rendimiento del 10% al 12% para los nuevos bonos, un valor consecuente con niveles de entre 950 y 1150 puntos de riesgo país
“Al concretar las reestructuraciones con privados, los bonos argentinos salen de la ’zona roja del descenso’, que podríamos entender como un equivalente al default”, dice el informe. “Ahora, con la deuda reestructurada, se prevé que los nuevos bonos soberanos se acomodarán al fondo de un pelotón de países con deuda calificada como ’sin grado de inversión’ o siguiendo con el paralelismo del fútbol, la división de Ascenso”, agregó el reporte.
La estimación calcula el rendimiento de los nuevos bonos argentinos en un margen amplio de entre 10% y 12%, no toca el punto riesgo país, pero son rendimientos consecuentes con los que estiman sus colegas. Números similares calcula Balanz Capital, que ante la consulta de este medio previó un rendimiento del 10% al 12%, consecuente con niveles de entre 950 y 1150 puntos de riesgo país.
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