El Gobierno logró una amplia adhesión en el canje de la deuda con los acreedores privados, que le permitirá salir del default en pocos días más.
En un acto encabezado por el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner y el ministro de Economía, Martín Guzmán, se dieron a conocer los resultados de la operación financiera que terminó el viernes pasado, con una adhesión superior al 93,5 por ciento. Por la activación de las cláusulas de acción colectiva, el porcentaje se elevó al 99 por ciento, indicó Guzmán.
El acto comenzó a las 16.30 con la presencia de los gobernadores de todo el país y el presidente de la cámara de Diputados, Sergio Massa.
El ministro comenzó el acto explicando las condiciones de la negociación desde su inicio en diciembre, cuando las condiciones eran “críticas” y las bases sobre las que se buscó llegar a un acuerdo, a la vez que agradeció el apoyo del Congreso Nacional para avanzar en este proceso. También recordó que el Gobierno siguió el principio de respetar el tratamiento igualitario entre la deuda bajo ley extranjera y local y destacó el “gran apoyo” entre los gobernadores, empresarios y los economistas internacionales.
También, el ministro dijo que en el presupuesto 2021 el déficit bajará del 10% estimado para este año al 4,5 por ciento.
Por su parte, el Presidente destacó el esfuerzo que hizo el Gobierno para renegociar la deuda en medio de la pandemia y agradeció en particular tanto a la vicepresidenta como a los líderes oficialistas en el Congreso. Además, subrayó los avances logrados en materia de salud y ciencia, por lo que pidió que el país no vuelva a caer en la situación de default virtual que comenzó en 2018 con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). También, agradeció al papa Francisco, al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, a los principales líderes europeos y a todos los gobernadores, que apoyaron los lineamientos de la renegociación “sin distinción política”.
A la vez, el Presidente indicó que el país ahora empezará la etapa de recuperación y dijo que, para ello, el Gobierno contará con los recursos que el país dejará de pagar por la reestructuración, aunque en realidad este no es dinero que se sumará a las arcas públicas para la reactivación.
Se trata del resultado acumulado luego de tres canjes, después de que en los dos primeros se llegara a una cifra baja, lo que llevó al Gobierno a elevar la oferta de los 40 dólares iniciales a casi 55 dólares, muy cerca de lo que pretendían los grandes fondos de inversión, que se sumaron al canje en los últimos días.
La duda del mercado pasaba por si el Gobierno no había podido llegar a la mayoría necesaria para activar las cláusulas de acción colectiva (CACs).
A la noche se supo que quedaron afuera dos pequeñas series: 600 millones de dólares del bono par en euros 2010 (donde había mucho inversor minorista difícil de hallar) y unos 47 millones de dólares del bono par en dólares del 2010 (entró una cifra similar al canje), sobre los casi 65 mil millones que estaban para ser reestructurados. El Gobierno deberá decidir si paga el interés de estos dos títulos que vencen en 2038 a partir de septiembre próximo, ya que será difícil que puedan entrar en una oferta mejor en el corto plazo.
En cualquier caso, si alguna serie quedaba sin canjear en forma total, el Palacio de Hacienda podía terminar de hacerlo más adelante con el stock restante.
De este modo, con la estrategia de reasignación, se limitó en forma tajante el poder de daño de los holdouts, que no contaban con limitaciones después del default registrado a fines del 2001, lo que les permitió ganar sus causas judiciales en los tribunales extranjeros hasta fines del 2015.
Guzmán contó con el asesoramiento y la tarea de venta del Bank of America y el HSBC en el exterior para atraer a los fondos de inversión que no participaban de ninguno de los tres aguerridos comités liderados, respectivamente, por BlackRock, Monarch y Greylock, que llegaron a un acuerdo a principios de agosto con el Gobierno. Las entidades contratadas por el Palacio de Hacienda tuvieron que esforzarse por sumar a los clientes de banca privada en el exterior y a los minoristas que no habían ingresado en los canjes previos.
A su vez, los abogados que representan al país, del estudio Cleary, Gottlieb Steen & Hamilton, dialogaron en forma dura pero constructiva con sus pares de White & Case y Quinn Emanuel para llegar a un acuerdo en torno de la cláusula de reasignación y del Pac Man, que generaron los cortocircuitos de las últimas semanas de la negociación. La solución salomónica se asimiló a la alcanzada entre los mismos actores en la reestructuración de deuda de Ecuador.
De este modo, los nuevos bonos empezarán a cotizar en forma virtual en los próximos días, se intercambiarán este viernes 4 y el 7 cotizarán en forma oficial en los mercados.
Por lo tanto, en una semana, las calificadoras de riesgo estarán en condiciones de sacar al país del default en el que entró a partir del 22 de mayo.
A su vez, mañana culmina el período para que los bonistas ingresen con mejores condiciones al canje de deuda bajo ley local, cuyo cierre definitivo es el 15 de septiembre y en el que se espera también una muy alta adhesión, por la alta participación del sector público y de los inversores institucionales privados.
Casi sin pausa, el Palacio de Hacienda acelerará la negociación que comenzó la semana pasada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda de más de USD 45 mil millones, cuyo capital vence entre 2021 y 2023.
El diálogo formal entre el staff del organismo multilateral y el equipo de Guzmán ya comenzó y también hubo una comunicación entre el presidente Fernández y la directora gerente, Kristalina Georgieva, que, como es habitual, calificó como “constructiva” la relación bilateral.
Finalizado el canje e iniciada la negociación con el FMI, la atención de los mercados estará colocada sobre los ejes del presupuesto 2021 que el Gobierno debe presentar ante el Congreso el 15 de septiembre. Guzmán develó el interrogante más importante, al afirmar que el rojo fiscal bajará a la mitad el año próximo, posiblemente por la reducción de los programas de asistencia aplicados este año por la pandemia, la licuación de las jubilaciones y el alivio de no tener que pagar casi intereses de la deuda tras esta reestructuración.
Tanto los inversores privados como el staff del Fondo quieren saber cuál será el camino gradual que presentará el Gobierno para reducir el déficit fiscal de casi 10 puntos que presentará la economía este año y, en el corto plazo, cómo reducirá el exceso de emisión monetaria que hay en el mercado local.
De acuerdo a estas definiciones, los nuevos títulos que comenzarán a circular la semana próxima podrán tener o no un margen para subir de precio respecto de su cotización original. En paralelo, habrá que esperar si produce una nueva baja en el dólar blue, que ayer cerró en promedio a $ 135.
A priori, los inversores parecen más interesados en canjear y salir, por lo que debería haber noticias económicas positivas contundentes como para cambiar el escepticismo que existe en torno del rumbo actual, afirmó con un tono de lamento un ejecutivo del sistema financiero de muy buen diálogo con el oficialismo.
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