A más de 160 días de inicio de la cuarentena inquieta a muchas empresas constructoras los efectos de la parálisis de la actividad y el agotamiento de la capacidad para sostener costos fijos de impuestos y sueldos. Estiman que se podrían perder más de 20.000 puestos de trabajo.
La no habilitación de las obras privadas para la edificación de viviendas en el AMBA, empieza a confirmar los signos negativos en este sector. Tanto los desarrolladores como las empresas constructoras, le reclaman al Gobierno Nacional, que autorice lo más pronto posible, la reanudación de la actividad, para la cual tienen protocolos sanitarios previstos para justificar la medida.
A esta altura, por ejemplo en el Gran La Plata, según la Asociación de Pymes de la Construcción (Apymeco), advierten que están en peligro unos 6.500 puestos directos de trabajo y 21.000 indirectos. Actualmente, allí, hay 300 emprendimientos paralizados desde que se inició la cuarentena. Sin contemplar las viviendas unifamiliares que suman otros 15.000 empleos.
En el interior del país, la realidad es otra. La construcción de edificios, casas, dúplex, refacciones o ampliaciones de las unidades están más operativas. Hay una actividad creciente en la zona donde hay inversores agropecuarios, por ejemplo, en Rosario particularmente está en etapa de lanzamiento de varios proyectos de cierta escala, comentaron a Infobae en la Cámara de Empresas de Servicios Inmobiliarios (Camesi).
Mientras que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde sólo están habilitadas las tareas para demolición o excavación y las acciones tendientes a mitigar riesgos en obras en curso, la caída es mucho mayor, si se tiene en cuenta que hasta el 19 de marzo, antes del inicio de la cuarentena, estaban en ejecución más de 5,8 millones de metros cuadrados. Y las compañías, que emprenden en el sector privado tienen que afrontar gastos de costos fijos, impuestos y los sueldos del personal estable, sin producir.
Antes del inicio de la cuarentena, en CABA estaban en ejecución más de 5,8 millones de metros cuadrados. Y las compañías, que emprenden en el sector privado tienen que afrontar gastos de costos fijos, impuestos y los sueldos del personal estable, sin producir
Se trata de una industria que absorbe mucha mano de obra en todo el país: más de 500.000 personas en blanco y sube a 1,5 millones en total, con los no declarados y contratistas independientes. Fuentes del sector argumentaron a Infobae: “hoy todos los operarios que aún mantienen su empleo siguen en sus casas, aunque, con protocolos, podrían estar trabajando”. Sólo entre obras de las empresas asociadas a la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU) se podrían ocupar unos 22.000 trabajadores; mientras que los proyectos en cartera suman una inversión potencial de USD 7.000 millones para ejecutarse en los próximos 2 años.
En el Gran La Plata, la situación es crítica, “y en algunos casos es terminal. Llevamos más de cinco meses sin trabajar. Al gobierno provincial le propusimos un proyecto de reinicio de las obras en forma progresiva, segmentada, sin traslado interjurisdiccional del personal y bajo los protocolos aprobados. Lo trabajamos y evaluamos junto con el Ministerio de la Producción provincial, pero no avanzó. El error inicial fue definir un único concepto como obras privadas”, dijo a Infobae, Fernando Magno, presidente de Apymeco.
Algunos especialistas precisaron que hay diferencias entre el desarrollo de una vivienda de 50 m2 con el de un edificio de 5.000 m2. Son muy distintos en la forma de ejecución y el nivel de control, por esta razón, formularon el reinicio de la actividad en inmuebles con una superficie mayor a 500 m2, donde pueden asegurar el cumplimiento de las medidas de prevención para evitar la propagación del COVID-19.
Flavio Galli, CEO y fundador del Grupo Tueroc, contó a Infobae: “la construcción está directamente ligada con la economía. De hecho, es una de las primeras industrias que se ve afectada cuando hay una recesión, y de la misma forma, demuestra ser, a nivel global, uno de los principales reactivadores. A medida que los días siguen pasando, y con las obras frenadas, la situación se agrava, lo que significará que muchos proyectos terminen por derrumbarse”.
A medida que los días siguen pasando, y con las obras frenadas, la situación se agrava, lo que significará que muchos proyectos terminen por derrumbarse (Flavio Galli)
Para un escenario que venía castigado por la coyuntura local, se sumó la pandemia. “Esta parálisis nos está llevando al momento más grave de nuestro sector, tal vez, de todos los tiempos. Repercutiendo esto en forma directa en todo el panorama inmobiliario, comercial, así como a toda la cadena de valor, formada por obreros, proveedores, subcontratistas, entre otros. En nuestro caso, trabajan 180 personas, que cobran en conjunto $1,2 millones por mes, pese a que no hay producción”, añadió.
Según la CEDU y la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), una obra de 3.000 m2 promedio, implica una inversión entre 2,5 y 5 millones de dólares (con terreno incluido). Demanda entre 60 y 90 operarios en forma directa, como entre 100 y 150 personas con empleos indirectos (el plazo de obra promedia 20 meses), y aporta una retribución fiscal de aproximadamente 50 millones de pesos.
La CEDU, alzó la voz en protesta para que se reanude la actividad en el AMBA, y para ello, inició una campaña en los medios, redes sociales y organizaciones vinculadas con el Real Estate. “Venimos trabajando junto a otras instituciones de empresarios del desarrollo inmobiliario de todo el país y las autoridades nacionales, para generar acciones tendientes a tratar de recuperar rápidamente la crisis que nos afecta, desde hace dos años y que se agravó con la cuarentena a causa del COVID-19. Las obras cuentan con protocolos aprobados, no solo puertas adentro, sino también para los traslados del personal, y sin embargo el Gobierno no está previendo habilitarlas”, precisó a Infobae, Damián Tabakman, presidente de la CEDU.
Las obras cuentan con protocolos aprobados, no solo puertas adentro, sino también para los traslados del personal, y sin embargo el Gobierno no está previendo habilitarlas (Damián Tabakman)
Comparaciones con países y sectores
Entre las exigencias de los protagonistas del mercado, sostienen, que lo que ocurre en el AMBA, no pasa en ningún otro lado del mundo, en casi ningún país se paró la construcción por tanto tiempo. En España solo se detuvieron las obras durante 8 días; en Montevideo, Uruguay, se está trabajando con los recaudos necesarios. En Brasil y Paraguay, también, la mayoría de las obras de Real Estate siguen en ejecución.
Tabakman, comentó: “Nos preguntamos, por qué los comercios minoristas pueden trabajar, y la construcción no. Sabemos que miles de puestos se perdieron definitivamente. Para los empresarios del sector, el no poder retomar las obras, ni siquiera absorbiendo los importantes sobrecostos de los protocolos, ocasiona daños gravísimos. En las obras se prevé mantener el distanciamiento y también controlar a cada trabajador al ingresar. Por lo general, se opera al aire libre y está contemplado no recurrir al transporte público. Además, la construcción tiene un sistema de control y supervisión municipal permanente, que no se contempla para ninguna otra actividad”.
Mario Pardo, CEO de MMP Desarrollos Inmobiliarios, dijo a Infobae. “la UOCRA también tiene exigencias. El costo es importante, incluye el traslado del personal. En obras de 150 personas el gasto por mes oscila entre $400.000 a $500.000. El grupo de empresas al que pertenezco, está compuesto por 130 emprendedores. También existen los contratistas base (se encargan del hormigón y la mampostería) y los que hacen aberturas, puertas, sanitarios y electricidad. Es fundamental que la construcción tenga el mismo tratamiento que las industrias que siguen funcionando”.
“La recesión y la no producción en obras, afectó las ventas de las unidades. Por otro lado, la compañía mantuvo todo sus trabajadores con una casi nula recaudación. Son más de 150 personas entre personal jerárquico, intermedio y empleados”. “Estamos muy preocupados, la verdad que se creó un clima muy complejo y realmente difícil de cuantificar en números, cuando vuelva la actividad, recién allí podremos calcular realmente el impacto”, contó a Infobae, Alejandro Ginevra, CEO y presidente de GNV Group.
“Creo que lo que necesitamos, primero, es una reactivación inmediata del trabajo. Luego, el impulso de créditos y beneficios impositivos. Somos optimistas y pensamos que habrá una recuperación. Es nuestro trabajo, pero depende mucho de lo que ocurra en el país y como nos acompañe la coyuntura. Tenemos las fuerzas para volver a tirar del carro, pero no entiendo esta parálisis de la construcción. No le encuentro la lógica con respecto a lo que pasa con el resto de los gremios”, concluyó Edgardo Wierzba, de Wiza Desarrollos.
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