La reciente aseveración del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero de que la economía argentina “empieza a repuntar en tiempo récord”, en la huella de declaraciones previas del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien ya a principios de agosto había detectado una “recuperación incipiente”, chocan con los más recientes datos de actividad en el interior del país.
Luego de los rebotes que se dieron en mayo y junio y más levemente en julio, fundamentalmente debido a la flexibilización de la cuarentena, las señales de agosto marcan un amesetamiento y en algunos casos un retroceso
Luego de los rebotes que se dieron en mayo y junio y más levemente en julio, fundamentalmente debido a la flexibilización de la cuarentena, las señales de agosto marcan un amesetamiento y en algunos casos un retroceso, debido a la debilidad de la demanda y a que -ante la detección de rebrotes infecciosos- algunos distritos debieron dar marcha atrás con la rehabilitación de actividades vedadas.
A principios de agosto, Jorge Day, investigador del Ieral de la Fundación Mediterránea, había notado en un informe: “según el estimador global de actividad económica regional, todas las regiones muestran caída y posterior recuperación”, aunque con diferencias. “La Patagonia exhibe la peor performance y Buenos Aires (Ciudad y Provincia en conjunto) presenta un desempeño similar al resto de las provincias, pese a que sus indicadores de movilidad y de consumo energético son más débiles que el resto”, decía.
De todos modos, resaltaba el estudio, “las transferencias discrecionales que efectúa la Nación comienzan a cobrar cada vez mayor importancia” al punto que “la provincia de Buenos Aires ha recibido fondos adicionales equivalentes a 1,1% de su Producto Bruto Geográfico (PBG, versión provincial del PBI del país), que anualizado representa un estímulo de nada menos que 4% del PBG bonaerense, más del doble que la ayuda al resto de la región pampeana o a Cuyo”.
Las transferencias discrecionales que efectúa la Nación comienzan a cobrar cada vez mayor importancia (Jorge Day)
En cualquier caso, la recuperación se venía dando “en un contexto de menor empleo, menor poder de compra de salarios y menos crédito; la clave ha estado en la flexibilización de la cuarentena”. Esto es, con menos combustible de demanda.
Gran parte de ese impulso desapareció en las últimas semanas. Los datos de movilidad personal de Google muestran un estancamiento y los de consumo de energía de grandes usuarios industriales retrocedieron en agosto.
Los datos de venta de combustibles de julio, que informó el jueves la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos de la República Argentina (Cecha), ya prefiguraban el freno. “El volumen de venta de combustibles en general cayó 0,5%, representa fundamentalmente un estancamiento en el proceso de recuperación que venía experimentando el sector luego de un desplome del 47,4% entre febrero y abril (….) luego de ese derrumbe, las ventas habían crecido en mayo y junio un 37,9%, pero esa alza se cortó a la par que se restringió la circulación por la disparada de casos. En total, las ventas siguen un 27,7 % por debajo de los volúmenes que se comercializaban antes de la llegada del COVID-19”, precisó un informe elaborado por la consultora Economic Trends para Cecha en base a información de la Secretaría de Energía.
“Habíamos hecho en su momento un cálculo optimista que permitía pensar en una recuperación de los niveles para octubre, pero también veníamos siguiendo el endurecimiento de la cuarentena y cómo eso impactaba en las ventas. Los números ahora nos muestran eso, que estamos lejos de tener una solución”, sostuvo Gabriel Bornoroni, presidente de Cecha, que estimó en $ 24.783 millones la caída en la facturación de los estacioneros, que si no retrocedió más fue por la actividad agropecuaria, alta demandante de gasoil.
Tres factores
Day, el investigador del Ieral, dice: “el desempeño de las economías provinciales depende básicamente de tres factores: el grado de confinamiento del distrito, su estructura productiva (por caso, la Patagonia fue afectada por los bajos precios del petróleo, además de su lejanía, que la debilita más en un contexto de movilidad restringida y cierre del transporte aéreo) y la asistencia nacional.
El desempeño de las economías provinciales depende de tres factores: el grado de confinamiento del distrito, su estructura productiva y la asistencia nacional (Jorge Day)
Así, las provincias se volvieron más dependientes de las transferencias “automáticas” de la coparticipación federal, que cayeron sistemáticamente desde diciembre de 2019 (lo que significó una pérdida de ingreso de $186.700 millones para las provincias, de los cuales unos $27.600 son pérdida de los Municipios) y de la asistencia “discrecional” de la Nación, esto es, aquella asignada por criterios políticos y hasta personales, lo que en la jerga se llama “según la cara del cliente”.
La ayuda “discrecional” compensó en ese período sólo el 55% de la pérdida derivada del parate económico y el colapso recaudatorio derivado de la pandemia y la cuarentena, pero no fue pareja, debido al brutal sesgo en el reparto de fondos “discrecionales”.
Un informe de la consultora Aerarium precisó que la provincia de Buenos Aires recibió en los primeros siete meses del año nada menos que el 49% de esa ayuda: para ese período y por ese concepto pasó de recibir $12.866 millones en 2019 a $97.840 millones en 2020, esto es un aumento de 660 por ciento.
Cuando a los fondos automáticos se suman los “discrecionales”, resulta que sólo 5 de los 24 distritos recibieron en términos reales (descontada la inflación) más que en 2019: Buenos Aires 17,7%, La Rioja 7,1%, Neuquén 2,6%, Santa Cruz 1,1% y Entre Ríos 0,9%. En la otra punta, las que más perdieron fueron: San Luis 9,9%, Tierra del Fuego 8,4% y Santiago del Estero 8,2 por ciento.
Aún con los datos incompletos, agosto sería el primer mes del año en que la recaudación nacional subió por encima de la inflación: faltando pocos días ese flujo de ingresos (incluidos los fondos de la Ley de Financiamiento Educativo) marcan $205.000 millones, casi 52% por encima de igual mes de 2019. Sin embargo, comentó Paulino Caballero, investigador de Aerarium y subsecretario de Relaciones con las Provincias durante el gobierno de Mauricio Macri, el gran impulso recaudatorio vino del Impuesto a los Bienes Personales (cuyas alícuotas el Gobierno aumentó a poco de asumir, cuando también introdujo medidas para atraer fondos de argentinos en el exterior), que influye en la masa de fondos coparticipables mucho menos que tributos como IVA y Ganancias. También se potenció lo ingresado por el Impuesto PAIS, por el salto de las compras de dólar ahorro hasta el cupo de USD 200 por mes.
En agosto, sin embargo, ya no hubo transferencias discrecionales importantes para Buenos Aires; la niña mimada del mes fue la provincia de Tucumán, con $3.000 millones en Asistencias del Tesoro por fuera de las transferencias “automáticas” de coparticipación federal.
Seguí leyendo: