Cuáles son los pedidos que el FMI puede hacer al Gobierno sobre el dólar, la inflación, el cepo y el déficit fiscal

En Washington y en Buenos Aires afirman que el Fondo se centrará en el control de la emisión monetaria de corto plazo y será más flexible en el plano fiscal. En base a esos ejes, el staff del organismo se sentará con el Gobierno para renegociar la deuda por 44.000 millones de dólares

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Foto de archivo - La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y el ministro de Economía de Argentina, Martin Guzmán, de buena relación
Foto de archivo - La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y el ministro de Economía de Argentina, Martin Guzmán, de buena relación

Luego de que el presidente Alberto Fernández lanzara el puntapié inicial de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cabe detallar cuáles serían los ejes sobre los que transcurrirá esta discusión.

En Washington y en Buenos Aires afirman que seguramente el FMI hará mayor hincapié en el control de la emisión monetaria de corto plazo y permitirá una mayor laxitud en el plano del déficit fiscal.

En principio, el Gobierno ya sabe qué diagnóstico tiene el organismo que conduce Kristalina Georgieva sobre el valor del dólar, la inflación, los controles cambiarios, el nivel de las reservas y el desequilibrio fiscal.

El staff que conducen Alejandro Werner y Julie Kozack ha sido muy tajante en sus reuniones sobre los lineamientos que debe cumplir la Argentina para recuperar un sendero de crecimiento sostenido, luego de tres años de recesión continuada.

¿Qué opina el Fondo sobre los principales problemas de la Argentina? Estas son las ideas de los técnicos del organismo, según pudo saber Infobae:

-La deuda: Hay aplausos a la forma en la que se selló el acuerdo con los grandes grupos de bonistas, porque, aunque en dos análisis técnicos de sustentabilidad el staff había considerado que los acreedores privados tenían que resignarse a una quita mayor a la otorgada finalmente, se considera que la oferta coincide con los parámetros brindados por el organismo en términos de baja de intereses y de alivio financiero para los próximos años. El análisis de la oferta se completará con la sustentabilidad de mediano plazo del país para pagar su deuda más allá del 2024.

Guzman, la vicejefa del Western Hemisphere, Julie Kozack, el jefe de la misión en Luis Cubeddu y el representante argentino ante el organismo, Sergio Chodos
Guzman, la vicejefa del Western Hemisphere, Julie Kozack, el jefe de la misión en Luis Cubeddu y el representante argentino ante el organismo, Sergio Chodos

-El panorama económico: Si la situación previa a la pandemia era muy compleja para recuperar la estabilidad y el crecimiento económico, el coronavirus agudizó el panorama. Un eje clave para el organismo multilateral es que tanto las autoridades del Ministerio de Economía como del Banco Central son conscientes acerca de cuáles son los problemas y, con matices, cómo deberían enfrentarse.

-La emisión monetaria: Se considera que hay “monetary overhang”, un exceso de emisión monetaria, que, aunque haya sido lógica durante la pandemia y ante la falta de acceso al mercado de crédito internacional, debe ser reducida en forma rápida para no generar problemas en los próximos meses.

-Los controles cambiarios: Se cree que no deben redoblarse como piensan algunos funcionarios así solo se agravarían los problemas de la economía argentina, más allá de la crisis global. Mantenerlos, admiten, será imprescindible en el corto plazo para sostener la precaria estabilidad financiera y permitir que el Banco Central no pierda tantas reservas internacionales, pero, a la vez, el Gobierno debe buscar fuentes más sólidas para sumar dólares, como un incremento de las exportaciones y por este motivo es clave que no deje que se aprecie el valor del peso.

-La baja de las reservas del BCRA: Otorgar claridad sobre la política fiscal de mediano plazo permitirá tranquilizar al mercado y reducir la brecha, junto con el desenlace positivo que se espera para el canje de la deuda con los bonistas. A eso se debe agregar la consolidación del mercado local de deuda que comenzó en estos meses, favorecido en buena medida porque los grandes jugadores privados no tienen demasiadas opciones más allá de las que les ofrece el Gobierno.

-El déficit fiscal: El Fondo espera que el proyecto de presupuesto 2021 que ingresará al Congreso el 15 del mes próximo explique cómo será la reducción del déficit fiscal de este año, que, aún con una muy baja carga de pagos de la deuda por el canje, rondaría entre los 8 y los 10 puntos del PBI. En esta iniciativa desean ver no solo las proyecciones oficiales para el próximo año, sino para el resto del mandato del presidente Alberto Fernández hasta 2023. Al respecto, lo más relevante es que se fije un ancla para lidiar con la emisión y tender hacia la consolidación fiscal que, aunque sea más lenta que lo previsto antes de la pandemia, debe ser firme.

-El plan económico: Pese a que tanto el presidente Alberto Fernández como el ministro Martín Guzmán relativizaron la importancia de definir un programa económico, el Fondo cree que debe haber un sendero que busque recuperar el crecimiento por la vía de más exportaciones e inversiones directas. Esta es una condición para negociar el nuevo programa para postergar los pagos, aunque que el Gobierno elija un nuevo stand by o un Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF, en inglés), que tiene condicionalidades parecidas.

-La inflación: El bajo resultado del índice de precios al consumidor (IPC) responde a la fuerte reducción de la demanda producto del cierre de la economía, que contrarrestó la lluvia de pesos que cayó sobre la economía por la emisión del BCRA destinada a cubrir el déficit fiscal. El interrogante es si, a medida que la actividad se va normalizando, las expectativas inflacionarias van a crecer o no. De todos modos, el escenario base del Fondo no es que, como temen algunos analistas, la inflación se vaya a tres dígitos, pero se destaca la necesidad de controlar el exceso de emisión.

-La negociación: No se puede planificar un roll over, si no refinanciar la deuda contraída desde 2018, lo que implica “calzar” desembolsos con los vencimientos. La discusión no será fácil, más allá del tipo de programa que se elija.

-Línea rápida por el Covid: Las autoridades no la solicitaron y, si lo hicieran, se evaluaría como en otros casos.

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