Reducir la brecha cambiaria se transformó en el objetivo número uno de la política económica. Con una diferencia entre el oficial y el informal de casi el 90% es casi imposible que el Banco Central pueda preservar sus reservas, pero hasta ahora los intentos para lograrlo no fueron exitosos. Las próximas semanas podrían ser decisivas para conseguir los primeros resultados y la expectativa oficial está puesta en lograron en septiembre.
El presidente del BCRA, Miguel Pesce, aseguró ayer en el 37 Congreso Anual del IAEF que la expectativa está puesta en lograr un buen resultado en el canje de deuda: “Esperamos que el exitoso cierre tanto de la renegociación a nivel internacional como local logren recuperar la confianza y que eso ayude a reducir la brecha cambiaria”. Y enseguida aclaró que no existen motivos para aumentar las restricciones cambiarias, pero supeditado a que se consiga ese efecto favorable.
Sin embargo, una elevada adhesión al canje de deuda no es el único instrumento al que apunta el Gobierno para lograr que baje el dólar financiero, es decir el “contado con liquidación” y el informal, que se ubican en $ 131 y $ 137 respectivamente. Al mismo tiempo se empieza a desplegar una estrategia mucho más silenciosa que apunta a medidas que los mercados podrían considerar más “ortodoxas” tanto en el plano monetario como fiscal.
El titular del Central añadió otro punto de vista a la hora de explicar por qué el dólar informal se mantiene tan firme: “En general la mayor oferta proviene de turistas extranjeros que llegan a la Argentina, pero como ahora no pueden entrar entonces la demanda de sectores que operan en la informalidad son los que empujan la cotización”. Y en relación al “contado con liquidación”, se mostró confiado en que una vez que termine el canje ya no habrá más presión de algunos fondos de inversión extranjeros que presionan la cotización a través del mercado de bonos.
Evitar una nueva crisis cambiaria se transformó en un objetivo prioritario para el Gobierno, pensando en la recuperación de la economía post-pandemia. En el Central aseguran que el dólar oficial no está atrasado y por lo tanto no hay que acelerar el ritmo de devaluación, pero es imprescindible achicar la brecha
Los números de julio dejaron algunas lecturas interesantes. El rojo fiscal primario cayó sustancialmente, pasando de más de $ 260.000 millones el mes anterior a $ 155.000 millones. Marina Dal Poggeto, economista jefe de EcoGo, resaltó además ayer en el Congreso del IAEF que “el aumento del gasto público se moderó a una tasa del 59% interanual en julio cuando venía creciendo arriba del 90%, mientras que la recaudación empezó a repuntar y en agosto se consolidaría el incremento de los ingresos”.
Por su parte, Nadin Argañaraz, director del Iaraf, también puso la lupa en las cifras fiscales: “Será muy importante lo que surja del proyecto de Presupuesto 2021: a cuánto piensa bajar el déficit fiscal el Gobierno el año que viene, si es que lo hará, y cómo piensa financiarlo”.
El “cheque” que todos los meses le envía el Banco Central al Tesoro también descendió significativamente: de más de $ 400.000 millones en mayo a $ 220.000 millones en julio y este mes sólo $ 40.000 millones
Ese financiamiento del rojo fiscal también empieza a dar nuevos elementos para el análisis, por ahora tímidos pero que pueden tomar mayor relevancia a medida que avanza el año. El secretario de Finanzas, Diego Bastourre, indicó también ante el IAEF que el Tesoro consiguió financiamiento fresco por más de $ 30.000 millones a través de colocaciones en el mercado de pesos en julio. Y esto continuaría en agosto. Representa menor necesidad de emisión de pesos por parte del BCRA para financiar al Tesoro y por ende menos expansión monetaria.
El “cheque” que todos los meses le envía el Central al Tesoro también descendió significativamente: de más de $ 400.000 millones en mayo a $ 220.000 millones en julio y este mes sólo $ 40.000 millones. Entre adelantos transitorios y transferencia de utilidades ya acumula 1,5 billones de pesos en 2020. Pero, nuevamente, la tendencia muestra mayor moderación y la incógnita es si logrará mantenerse en los próximos meses.
En la medida que las cuentas fiscales empiecen a mostrar un menor déficit y al mismo tiempo el Tesoro requiera de menor financiación del Central, habrá una mayor moderación en el crecimiento de la cantidad de pesos en el mercado y de esa forma se podría contener la presión sobre el tipo de cambio. En lo que va de agosto, de hecho, la base monetaria se contrajo en $ 160.000 millones.
En definitiva, lo más importante será la recuperación de la confianza para que el tipo de cambio se estabilice y no provoque una nueva crisis.
Pesce dejó en claro que no está pensando en un fuerte salto para el dólar oficial ni mucho menos. “El tipo de cambio multilateral muestra que no estamos ante una situación de atraso cambiario y los exportadores tampoco nos manifiestan esa preocupación”, aseguró.
Por lo tanto, esa disminución de la brecha debería venir por un lado por la suba gradual del dólar oficial y al mismo tiempo una disminución del tipo de cambio en el mercado financiero, a partir de señales tranquilizadoras en los frentes fiscal y monetario.
En definitiva, lo más importante será la recuperación de la confianza para que el tipo de cambio se estabilice y no provoque una nueva crisis. Y eso es algo en general intangible, que va más allá de un comportamiento más ordenado de las variables financieras. Allí es donde el Gobierno todavía hace agua, con señales contradictorias sobre el rumbo y medidas que generan mayor incertidumbre, enrareciendo el clima.
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