El Gobierno aumenta la grieta en tiempos difíciles

En sus últimas manifestaciones, Alberto Fernández se parece más a un odiador que a un hombre coloquial. Entretanto, el “albertismo” ha perdido presencia y voz

Guardar
El presidente Alberto Fernández (Juan
El presidente Alberto Fernández (Juan Mabromata/Pool via REUTERS)

¿Cuál es el verdadero Alberto Fernández? ¿El que fue mano derecha de Néstor Kirchner? ¿El que cuestionó severamente a Cristina Fernández cuando se fue del gobierno? ¿El mismo que al ser votado Presidente prometió un futuro con grandes posibilidades, pese a la herencia, y que además insistió que haría lo imposible para cerrar la dramática “grieta” que castiga a la Argentina?

La actualidad contradice las expectativas de muchos de lo que lo votaron. En sus últimas manifestaciones se parece más a un odiador que a un hombre coloquial. Y pareciera que busca pretextos para condicionar y arrinconar a opositores y a empresarios, y ajustar asuntos pendientes de Cristina Kirchner.

Entretanto, el “albertismo” ha perdido presencia y voz en el Gobierno. Fernández reitera una y otra vez todos los problemas que heredó de Macri y afirma que el expresidente dijo lo que el expresidente niega haber dicho.

Hubo un comienzo: la voluntad de expropiar Vicentin. Luego dejó todo en manos del gobernador de Santa Fe y del juez que maneja los desaguisados de esa compañía. Siguió la idea de nacionalizar Edesur, pero tampoco se concretó. Ahora decidió, por decreto, sin pasar por el Congreso, el congelamiento de las tarifas de telefonía, cable e Internet. Una especie de nacionalización temporaria o no. La Reforma Judicial pasó a un segundo plano y es muy probable que se diluya por la alta oposición en Diputados, donde es mayoría el “no”.

El Gobierno embiste, de paso, a empresarios que han mostrado buena voluntad con el Gobierno. Uno de ellos colaboró en la solución de la deuda y otro, el más poderoso empresario de América Latina, unió fuerzas con el oficialismo para tener cuanto antes la vacuna de AstraZeneca en el país

Muchos ven el tema de las telecomunicaciones como un ajuste de cuentas con un poderoso grupo mediático, un asunto que quedó pendiente del segundo gobierno de la vicepresidenta.

Pero es el total de las compañías del sector las que advierten sobre una pronunciada desinversión y apelarán a todos los ámbitos de la justicia nacional e internacional. El Gobierno embiste, de paso, a empresarios que han mostrado buena voluntad con el Gobierno. Uno de ellos colaboró en la solución de la deuda y otro, el más poderoso empresario de América Latina, unió fuerzas con el oficialismo para tener cuanto antes la vacuna de AstraZeneca en el país. Las acciones del sector de telecomunicaciones cayeron en Buenos Aires y en Nueva York.

¿Por qué tomó esta decisión Fernández? ¿Cómo se explica que busque tener al frente empresarial argentino en contra en estos momentos? El sector privado ha entrado en una especie de pánico y zozobra, en medio de una pandemia que no termina de ceder. Con fábricas que siguen produciendo a media marcha, con la perspectiva que se pierdan un millón de puestos de trabajo, en medio de una crisis nunca vista desde 1929/1930. ¿Habrán empezado con las comunicaciones para seguir con otros sectores?

Mauricio Macri en la Fundación
Mauricio Macri en la Fundación FIFA (Prensa Mauricio Macri)

La movida trae al escenario la cuestión de las tarifas de todos los servicios públicos. Cuando se las congeló no se miró las consecuencias en la segunda administración de Cristina. La rentabilidad se paralizó, no se hicieron nuevas inversiones. Hubo falta de electricidad, el precio de los combustibles se mantuvo estático y las pérdidas fueron millonarias. Gran parte del todo dejó de funcionar normalmente.

La población no previó los efectos de esta decisión. Mauricio Macri asumió sin hacer un arqueo contable de la herencia recibida y comenzó a actualizar las tarifas. El resultado: la inflación se desbordó y los distintos ministros y presidentes del Banco Central no pudieron o no supieron frenarla. Fue tal el golpe a la clase media que generó su inestabilidad permanente. La pobreza aumentó según los registros del Indec y del Observatorio Social de la Deuda Social de la UCA. Se espera una pobreza del 50% para fin de este año.

Ahora, la administración de Fernández no maneja con seguridad el proceso inflacionario donde una de sus manifestaciones es el valor del dinero. Los bancos reclaman billetes de más alto valor para manejar sus negocios. Como la Casa de la Moneda emite billones de pesos por mes y no da abasto hubo que recurrir a imprentas del exterior. Se pensó en billetes de 5.000 pesos pero la Casa Rosada cambió de opinión. De los casi 300 millones de billetes de 500 pesos se pasaría a una producción de los 1.000 pesos. Importados de Brasil, Chile o Alemania.

A partir de la semana próxima seguramente se conocerán nuevas flexibilizaciones frente a la pandemia. Mientras los porteños desesperados por el encierro agradecen, en el Conurbano más profundo, en el segundo y tercer cordón, los contagios siguen avanzado

Durante la pandemia se agrandó el número de ayudas a distintos sectores de la población. A uno de cada cuatro ciudadanos el Estado le da asistencia alimentaria. La cantidad de personas que reciben ese respaldo pasó de 8 a 11 millones de personas.

¿Qué están recomendando los economistas para escaparle al drama nacional? Argentina está a la cabeza del ranking de países con más años de recesión. Todos coinciden en ponerle freno al incremento del gasto público, con un plan de crecimiento que desvié la estanflación. Pero en realidad ninguno sabe por dónde empezar.

El Gobierno está estudiando una reforma impositiva mínima: tendrán que pagar los de gran capacidad distributiva. Esto lo confirmó Mercedes Marcó del Pont, quien está a cargo de la AFIP. La propuesta oficial es como un balde agua en el océano. Porque lo que se requiere desde hace tiempo es un cambio a fondo de toda la estructura impositiva. Es tan alta la presión fiscal que existe una economía en negro tan importante como la economía en blanco. La actual imposición no ecuánime fomenta la ilegalidad.

Mercedes Marco del Pont, directora
Mercedes Marco del Pont, directora de la AFIP (Télam)

Sólo se piensa en el campo para que ingresen la mayor cantidad de divisas porque la industria necesita de insumos que no dejan ingresar. Pero las zonas rurales productivas padecen una seria sequía. Ya se estima que ingresarán 700 millones de dólares menos sólo por la cosecha de trigo. Es la misma sequía que motivan los furiosos incendios como los que se dan en Córdoba en estos días.

A partir de la semana próxima seguramente se conocerán nuevas flexibilizaciones frente a la pandemia. Mientras los porteños desesperados por el encierro agradecen, en el Conurbano más profundo, en el segundo y tercer cordón, los contagios siguen avanzado. Al mismo tiempo continúa la ocupación de tierras, en cualquier descampado.

Tiempos muy complejos. No hay en vista muchas posibilidades de revertir las enfermedades del presente.

Guardar