Dólares sospechosos: cómo operan las nuevas redes digitales que abastecen a las cuevas y que están en la mira del Banco Central

La inhabilitación para comprar divisas de más de 5.000 personas por hacer maniobras con los USD 200 mensuales del dólar "solidario" puso al descubierto el circuito que alimenta al dólar blue. Coleros, reclutadores y recaudadores

Las cuevas de la city porteña que comercian el dólar blue también empezaron a construir su nueva normalidad, un esquema pospandemia para funcionar con las limitaciones obligadas. Hay menos acceso a los bancos, menos comercios, menos economía informal, pero nadie puede decir que haya menos dólar blue. Las redes de coleros digitales que se expandieron durante la cuarentena hicieron más sofisticado su negocio, tanto que el Banco Central debió emitir nuevas normas para combatirlas. Pocos días atrás, el BCRA inhabilitó a casi 5.000 personas que integraban distintos niveles de esas redes, a través de la operación de nuevos bancos digitales.

Pero para tener en la mano los dólares físicos comprados online, hace falta un cajero automático o una sucursal, que es justamente lo que las nuevas entidades digitales no tienen. Al final del hilo, en todos los casos, hay un banco. Por tal motivo, varias fuentes del sistema financiero que explicaron a Infobae cómo funcionan los coleros virtuales en la pandemia, coincidieron en que las inhabilitaciones masivas podrían seguir y afectar a clientes de los bancos tradicionales.

Una de esas fuentes divide en tres partes el universo de operaciones prohibidas con el dólar “solidario” y su cupo para personas físicas. Hay quienes usan sus USD 200 mensuales para “hacer puré”, lo que en la jerga se entiende por comprar en el mercado oficial (a $101) y vender en el blue (a $137) para ganarse la diferencia.

La segunda parte abarca a quien extiende la maniobra a su círculo íntimo y le da $20.000 a hijos, amigos o alguien de confianza para juntar 800 o 1.000 dólares. Hasta aquí, se trata de gente que incumple la normativa cambiaria pero con un objetivo de ahorrar en dólares por encima de lo permitido o de fabricarse un sobresueldo cada mes.

Un recaudador mayorista, que tiene a varios recaudadores trabajando para sí y financia toda la operación, puede llegar a acumular 300.000 o 400.000 dólares en un mes a través de cientos de pequeñas transferencias,

Pero en el tercer caso, aparecen las redes, en las que la misma operación se multiplica. “En el coleraje hay bandas organizadas, a veces con bastante sofisticación para tratar de no dejar rastros. Buscan esquivar cada norma nueva del BCRA o cada requisito que suman los bancos. Y en la parte más alta de la pirámide, están las cuevas. Y ahí no hay nada digital, ahí están los dólares crocantes, explica un conocedor del esquema.

En las redes hay roles marcados. El colero es aquel que compra su cupo de 200 dólares para entregárselos a otro, recibiendo una paga para ello. En un banco cuentan con asombro que en los chats de sus redes sociales, aparecían jóvenes poniendo abiertamente en venta su cupo mensual de dólares, pidiendo a cambio de $ 1.000 a $ 1.500. El equipo de comunicaciones del banco, en privado, les explica que eso es un delito dentro de la normativa penal cambiaria.

El recaudador es aquel que recibe, en una o más cajas de ahorro en dólares, lo que compraron los coleros. Existen reclutadores, que consiguen coleros que puedan abrir una cuenta de manera online, comprar los dólares y transferirlos a la cuenta de un recaudador. Son los mismos que antes reclutaban para ir a hacer la fila, física, en las casas de cambio.

Hay también un recaudador mayorista, que tiene a varios recaudadores trabajando para sí y financia la operación. Y que pueden llegar a acumular 300.000 o 400.000 dólares en un mes a través de cientos de pequeñas transferencias, que luego irán retirando por la ventanilla de la sucursal o a través de cajeros automáticos para alimentar la oferta de las cuevas.

Rebanking cerró 6.000 cuentas, sospechadas de pertenecer a recaudadores de cuevas cambiarias.

La Comunicación A 7072 del 17 de julio dio un golpe duro a este negocio al permitir solo una transferencia en dólares por cuenta y obligar a la justificación de cualquier transferencia adicional. También habilitó a los bancos rechazar sin más trámite una operación que considere sospechosa.

Los inhabilitados para operar en cambios hasta el presente fueron más de 5.000, que en su mayoría operaban con dos entidades financieras online, Brubank (del ex Citi, Juan Brochou) y Rebanking (de Transatlántica Compañía Financiera). Ambas permiten abrir una caja de ahorro bimonetaria en un par de minutos y completamente online, una tentación para hacer una diferencia rápido y fácil. Y fueron las primeras en denunciar ante el Banco Central que habían encontrado esa maniobra entre sus clientes.

La detección se hace a través de la CUIT de quienes hacen las transferencias a los coleros que a menudo, para camuflar la operación, lo hacen a través de distintas entidades. Un primer tamiz, explican en una de ellas, pasó por encontrar a quienes enviaban pesos y recibían 200 dólares de por lo menos 10 personas. Luego hicieron “correr los procesos informáticos” de forma más estricta, para detectar a quienes lo hacían con 6 personas.

Una vez que llevaron esa información al BCRA, éste les exigió que cerraran las cuentas que encontraron en esa situación. La normativa cambiaria habilita a cualquier entidad financiera a cerrar una cuenta bancaria si esta es utilizada con fines ilícitos. Rebanking, por ejemplo, cerró en mayo 6.000 cuentas sospechadas de pertenecer a recaudadores tras investigar la trazabilidad de las operaciones, en coordinación con las autoridades del Central.

La city porteña está semivacía por la pandemia pero el negocio del dólar blue no se detuvo.

Ya sea por el cierre de cuentas o por la prohibición para comprar dólares, las sanciones se vuelven eternas. Los sumarios cambiarios suelen ser muy largos. “Una vía para ser rehabilitado es vender los dólares que se compraron en forma indebida y acreditarlo ante el Central. Pero nadie lo hace”, señalaron en una entidad financiera.

La cadena de investigaciones, sanciones y normativas para combatir este fraude en las entidades digitales trajo preguntas incómodas para muchos grandes bancos. Si esas pequeñas entidades detectaron la maniobra, ¿por qué no hacer “correr los procesos” en los grandes bancos, que al fin y al cabo son los que reciben las grandes sumas? ¿Por qué motivo los bancos no pudieron tener la “debida diligencia” que piden las normas para detectar a los grandes recaudadores, léase cuevas, dentro de su clientela?

Muchos bancos líderes están bajo esa investigación en manos del Banco Central. Y aunque sus distintas medidas dificultan la maniobra, es claro que habrá más sancionados. Los 5.000 inhabilitados no parecen muchos si se considera que en junio hubo 3,3 millones de argentinos que usaron su cupo mensual para comprar sus 200 dólares, ese mismo que algunos ofrecen al mejor postor en las redes sociales.

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