La semana pasada finalizó la siembra de trigo en medio de la peor sequía de los últimos 10 años, donde solamente en un mes la superficie de lotes trigueros en condiciones regulares a malos se duplicó, calculándose en 2 millones de hectáreas. Además, la clasificación semanal de humedad del suelo a nivel nacional marca una situación de déficit hídrico que supera a la del 12 de agosto del 2010, aunque no es tan grave como la observada en el 2009.
Al escenario de falta de precipitaciones en varias zonas productivas del país, se sumó la aparición de fuertes heladas que provocarían inconvenientes en aquellos lotes de trigo que se encuentran en un proceso de mayor desarrollo. Días atrás se registraron heladas de variada intensidad que alcanzaron a casi toda el área agrícola del país, y con temperaturas en algunos distritos de 8 grados bajo cero.
Según el informe semanal del Departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se llegó a un total de 6,5 millones de hectáreas sembradas en el nuevo ciclo del cereal, cuando al inicio de la campaña las estimaciones se encontraban en torno a 7 millones de hectáreas. Es decir que por los efectos de la sequía se dejaron de sembrar unas 500 mil hectáreas, lo que también significa una menor producción del cereal como consecuencia de la baja en los rendimientos que podría llegar al 15%.
Un relevamiento realizado por el consultor y ex Secretario de Agregado de Valor, Néstor Roulet, en base a estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, reflejó que al momento del inicio de la siembra del cereal, en abril del presente año, se proyectaba una producción total de 22.400.000 toneladas, lo que podría haber derivado en un saldo exportable de 14.400.000 toneladas e ingresos de divisas al país de casi 2.780 millones de dólares. Pero la falta de precipitaciones modificó todo.
En el nuevo contexto de proyecciones de cosecha total, y pese a que los productores tiene un precio internacional más favorable, los ingresos de divisas por exportaciones registrarán una caída. Por los efectos de la sequía, ahora se estima una producción de trigo de 18.200.000 toneladas y un saldo exportable de 10.200.000 toneladas. Y con un precio internacional a enero del año próximo de USD 205,22 la tonelada, la exportación generaría ingresos por USD 2.091.000.000, es decir unos 688 millones de dólares menos.
Se complica el panorama para el maíz
En su informe de pre-campaña, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó días atrás una siembra de maíz de 6.200.000 hectáreas para el ciclo 2020-2021, un 1,6% de caída en relación a la campaña anterior, como consecuencia de la falta de precipitaciones en las principales regiones productivas. A pesar de dicha problemática, el área se mantendría un 13% por encima del promedio de las últimas 5 campañas.
De acuerdo a la opinión de los técnicos de la Bolsa porteña, “los Núcleos Agrícolas Sur y Norte presentan una escasa reserva hídrica, que provocaría una reducción en el área destinada a siembras tempranas”. Además, en Córdoba la intención de siembra se mantiene cercana a la campaña anterior.
Por otro lado, hacia el norte del área agrícola la imposibilidad de concretar la intención de siembra de trigo y luego de girasol en la provincia de Chaco, daría lugar a una leve expansión del maíz. Mientras tanto en el sur del área agrícola, la regular última campaña de soja que transitaron los productores promueve la siembra del cereal como una alternativa más estable en la rotación en este nuevo ciclo.
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