A cuatro días de que cierre el plazo para adherirse al canje de deuda emitida bajo ley extranjera, el Gobierno mantiene su optimismo en torno a que logrará una adhesión masiva por parte de los inversores y que logrará así saldar uno de los capítulos económicos más importantes para encarrilar la macroeconomía. En el Palacio de Hacienda ya habían dejado trascender que esperaban una aceptación de la propuesta en torno al 90% y además están convencidos de que se llegarán a las mayorías requeridas por las Cláusulas de Acción Colectiva (CACs), más exigentes con los títulos emitidos en 2005 y 2010.
De este modo, el 4 de septiembre, cuando realice el intercambio de bonos, el país podría dejar atrás el default al que ingresó el 22 de mayo pasado.
Atado a este resultado exitoso, los funcionarios esperan también mayor calma cambiaria, de la mano de una disminución de la brecha -que hoy asciende al 80%-, y del paquete de medidas para incentivar la economía que el presidente Alberto Fernández guarda bajo siete llaves.
Los analistas también esperan un canje exitoso. Con el acuerdo alcanzado semanas atrás con los tres comités de acreedores, nadie cree que la adhesión sea inferior al 80%, e incluso coinciden en que se alcanzarán las mayorías de las CACs para generar el arrastre de los que no hayan ingresado, pero no son igual de optimistas en torno a cómo la operación puede impactar en el mercado cambiario. Aseguran que el canje está descontado y que para que la brecha se achique, el Gobierno debe dar otras señales en materia económica que den tranquilidad a los inversores y generen un horizonte favorable a mediano y largo plazo.
“Es un hecho de que llegan a las CACs. La participación va a ser masiva. Todos los inversores importantes participaron, ya que todos los bancos le aconsejaron a sus clientes participar. El mercado ya priceó esto y está enfocado en los siguientes pasos: cómo manejará la Argentina el desbalance cambiario, qué tanto el país seguirá en cuarentena; qué pasará con el rojo fiscal, las trabas laborales.. Si no se logra hacer estas otras cosas bien, el país no aprovechará el buen resultado del canje”, afirmó a Infobae el jefe de Estrategia Global de XP Investments, Alberto Bernal.
Consultado por la brecha cambiaria, el analista remarcó que “sube porque es irreal. El tipo de cambio no es sostenible; puede ser que haya algunos días de calma pos canje, pero eso no va a cambiar la situación. Será una gran noticia, pero es una entre muchas decisiones que hay que tomar para sacar a la Argentina adelante”.
Según Javier Timerman, del banco de inversión AdCap, “se llegará a las CACs cómodamente; el mercado descuenta eso”. “Después se verá cuánto ajuste el precio de los bonos pos canje cuando se haga la liquidación, pero eso no va a ser automático. Los inversores están a la expectativa de un plan más integral”, remarcó el analista. Sobre el nivel de adhesión, coincidió en que será muy alto, “tal vez cercano al 80% porque hay mucho inversor institucional, a diferencia del canje anterior (2005), y muchos que siguen a los comités y que no tienen ánimo de litigar”.
“No debería haber ningún impedimento para que arriba del 85% de los acreedores se sume al canje. Después de que los tres grupos de bonistas aceptaron las propuestas económicas y legales, creo que la Argentina va a cerrar el canje cercano a lo que pasó con la sumatoria de las operaciones 2005 y 2010, que fue 92%. Debajo de 85% para mi es malo. Pero por encima estamos bien encaminados”, opinó Sebastián Maril, director de Research for Traders.
Para llegar a las mayorías que exigen las CACs, en el caso de los bonos K (emitidos en los canjes de 2005 y 2010), deben cumplirse dos condiciones: alcanzar una adhesión del 85% del total de los bonos elegibles, más el 66,6% de cada serie, mientras que en el caso de los bonos M, los Globales, debe reunirse el 75% de todos los títulos elegibles. Aunque con limitaciones, el Gobierno tiene la opción de apelar a la cláusula de reasignación y a la estrategia Pacman, pero si se obtienen las CACs, no sería necesario. De todos modos, para reasignar, debe alcanzarse una aceptación de todos los bonos del 66%, mientras que para hacer Pacman, del 75%.
Por su parte, el economista Miguel Kiguel, de Econviews, sostuvo: “El canje internacional debería salir muy bien porque ya existe en el mercado el convencimiento de que va a tener una aceptación muy alta, que puede ser arriba del 90%, y si hay bonistas que no aceptan, seguramente van a ser arrastrados por la cláusula de acción colectiva”. Además, señaló que “es posible que algún bono quede afuera, pero lo más probable es que se arregle el total de la deuda”. En cuanto al canje local, no tiene dudas de que será un éxito, “e incluso puede haber demanda por bonos con CER, con lo cual se achicaría la deuda en dólares”, dijo.
“Creo que con los fondos de los grupos de acreedores adentro, con posibilidad de arrastre, hay expectativas de tener un alto grado de adhesión que permita llegar a las CACs”, coincidió Federico Furiase, de EcoGo, para quien la aceptación estará “cómodamente por encima del 75%”.
En materia cambiaria, Furiase afirmó que el Banco Central tiene Bonares (bonos en USD) en cartera por USD 13.500 millones que hoy no tienen liquidez, pero que después del canje ley local sí tendrán, por lo que el BCRA podrá salir a venderlos para descomprimir la brecha y, al mismo tiempo, absorber parte del excedente de pesos. “Otra posibilidad podría ser que si los bonos en dolares suben post canje y descomprime la brecha por esa vía, el BCRA podría vender parte de los bonos en USD contra dolares para recomponer reservas netas sin expandir la base monetaria y sin necesidad de esterilizar vía Leliqs”, afirmó el economista, quien sin embargo sostuvo que, para que todo eso funcione, será clave que el Gobierno dé una señal de consolidación fiscal razonable en el marco de un acuerdo con el FMI.
En este sentido, la consultora Analytica de Ricardo Delgado y Rodrigo Alvarez sostuvo que “sin un acuerdo vigente con el FMI y con el canje de la deuda resuelto, a partir de setiembre el Gobierno tendrá una ventana de seis meses para implementar una política económica sin condicionamientos externos. Superada la etapa inicial de la crisis, que sirvió para unificar las demandas sociales y políticas tras una causa común, empezará a hacerse evidente en estos meses una puja distributiva más intensa”. “Cuando en los primeros días de setiembre se conozcan los lineamientos de la política fiscal para 2021 en el nuevo presupuesto y también el grado de aceptación del canje de deuda, el BCRA deberá endurecer la política monetaria. ¿Cuánto? Dependerá de la brecha cambiaria, termómetro de los desequilibrios causados por el cepo. En niveles de 30-50% la economía logra funcionar, por encima se acumulan los problemas”, concluyó en un informe.
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