Un banco internacional advirtió la incapacidad del Banco Central de acumular reservas en un contexto favorable y consideró que, aunque en el corto plazo implante más controles, en algún momento deberá acelerar la devaluación del peso.
Un informe del Credit Suisse subrayó con preocupación “la incapacidad del Banco Central para aumentar sus reservas de divisas durante el último par de meses; las reservas brutas han caído USD 1.500 millones en lo que va de año”, hasta ubicarse en 43.300 millones de dólares.
El informe advierte que la segunda parte del año será más demandante en términos fiscales y menos abundante en materia de recursos por el lado de la balanza comercial.
“La baja se debe principalmente a una caída en marzo cuando golpeó la pandemia en los mercados. Aún más preocupante es la evolución de las reservas netas del banco central (reservas brutas menos el requisito de reserva sobre depósitos en dólares, el préstamo del FMI, el DEG del FMI, el Swap de divisas de China y repo del BIS)”, expresaron Kasper Bartholdy, Daniel Chodos y Nimrod Mevorach.
Estas reservas netas, “han ido disminuyendo lentamente desde finales de 2019” y, en lo que va de año, las reservas netas cayeron en USD 3.600 millones, “a un nivel de alrededor de $ 7.400 millones”.
Tanto la relación de las reservas con la base monetaria más otros pasivos del banco central (es decir, Lebacs, Leliqs y repos) como la relación entre las reservas y las importaciones anuales de bienes y servicios, han caído desde fines del 2019.
“Desde abril, las reservas brutas han caído $ 266 millones y las reservas netas cayeron $ 1.700 millones, un resultado que es sustancialmente peor de lo que parece a primera vista. Esto es en parte porque este es el período en el que Argentina por razones de estacionalidad y por el Covid ha estado registrando un superávit en la balanza comercial de bienes, por la liquidación de las ventas del sector agrícola”, destacó.
A la vez, “ha sido un período con una reducción del déficit en servicios debido a una disminución en los pagos relacionados con viajes”. Es decir, aún con buenos indicadores del lado comercial y con la balanza turística favorable, se perdieron reservas para atender el frente cambiario, en un contexto en el que, además, “el gobierno no ha estado pagando intereses o capital sobre su deuda en bonos denominada en dólares”.
Sin viajes al exterior, con superávit comercial y un default que arrancó en mayo, las reservas cayeron igual
En particular, los analistas subrayaron que la balanza comercial todavía exhibe un superávit, dado que, si bien las exportaciones crecen poco, han caído con fuerza las importaciones por la brutal recesión del año, que se prevé que superará el 12 por ciento.
Esto significa que el “Banco Central compra más dólares a los exportadores que vende para permitir que los particulares y las empresas paguen las importaciones”. Además, el segundo trimestre es el más fuerte en términos estacionales por la liquidación de divisas por parte del agro, pero este año “fue menor que el promedio de los últimos 10 años”, apuntaron.
Por otro lado, el default que empezó en mayo -y que se solucionaría recién el mes próximo- implica que el Gobierno bajó su carga financiera en los últimos meses, por lo cual no hubo una salida por esa vía, acotaron. “Esto redujo significativamente la necesidad del gobierno de dólares de las reservas”, se aclaró.
Por otra parte, Credit Suisse destacó que, en comparación con otros bancos centrales de la región, el BCRA “posee una parte relativamente grande de sus reservas internacionales en oro, que representa el 9,3% de las reservas internacionales de Argentina, en comparación con 3,5% en México, 3% en Perú, 1,2% en Brasil, 1% en Colombia y casi 0% en Chile”.
“El valor de las reservas de oro se benefició del repunte de los precios del oro de junio y julio. Nuestros cálculos muestran que las reservas de Argentina aumentaron en casi USD700 millones durante estos dos meses solo debido a la revaluación del oro”, precisaron. De todos modos, no hay casos de bancos centrales liquidando sus reservas en oro salvo en situaciones de conflicto bélico o una catástrofe excepcional.
“Incluso con estos factores que apoyan las reservas internacionales y los estrictos controles y límites para comprar dólares, las reservas no han crecido y, de hecho, han caído desde abril”, explicó el banco.
En cuanto a la estrategia de intervención cambiaria, se indicó que el BCRA desde febrero ha estado vendiendo dólares en el mercado de divisas en la mayoría de los meses y acumulativamente ha vendido más de lo que ha comprado: entre abril y agosto, el BCRA vendió USD 1.600 millones netos”.
“En lo que va del mes, y hasta el 11 de agosto, el Banco Central vendió más de USD 550 millones. Esto es preocupante. Además, el banco ha construido una gran posición corta en dólares en el mercado local de futuros”, advirtieron.
Además, pese a los “estrictos controles y los límites al derecho de las personas y las empresas a comprar dólares, las compras de dólares por parte de individuos han aumentado notablemente desde marzo”, aun con los límites fijados para las empresas e individuos, que el Gobierno analiza redoblar.
Pese a los estrictos controles y límites a la compra de dólares por parte de personas y empresas, la demanda aumentó en forma notable
“El número de personas que compran dólares aumentaron de aproximadamente 435 mil en marzo a 3,3 millones de personas en junio. Los particulares compraron divisas por un monto de USD 778 millones en junio (USD 618 millones para ahorro y USD 110 millones para gastos relacionados con viajes). Esto es equivalente a aproximadamente 10% de las reservas de divisas netas actuales del Central”, puntualizaron los técnicos del banco.
Dado que se estima que las compras estimadas para julio fueron de más de USD 800 millones, el banco cree que el Gobierno acotará más la compra del dólar ahorro. “Pensamos que esta sería la siguiente línea de defensa del gobierno y del Banco Central en su esfuerzo para reducir el drenaje de las reservas”, explicaron.
“El otro problema que enfrentan el gobierno y el Banco Central se refiere a la oferta de dólares; en los próximos meses, la oferta de dólares se reducirá, dado que estacionalmente las ventas en dólares de los exportadores de cereales y semillas oleaginosas probablemente caerán a partir de agosto”, precisaron.
Además, señalaron que “la sequía actual que está afectando principalmente al trigo podría reducir la producción significativamente. Las ventas de trigo suelen ser una buena fuente de suministro de dólares al final de cada año. Y el superávit comercial probablemente seguirá deteriorándose”.
“El problema cambiario se mantiene a pesar de algunos signos de desaceleración en el crecimiento del M2. En nuestra opinión, la rápida expansión de la oferta monetaria mantendrá alta la demanda de dólares”, sostuvo el informe. El M2 es la suma del M1 (monedas y billetes en manos del público y las reservas de los bancos), más los depósitos a corto plazo, hasta dos años.
La pandemia que comenzó coincidió con un aumento en la demanda de dólares por parte de los individuos y una ampliación de la brecha entre las tasas del dólar y los pesos en el tipo de cambio paralelo y el mercado cambiario oficial.
La base monetaria ha aumentado casi un 37% desde el 28 de febrero; el dinero en circulación, que forma parte de la emisión primaria, ha aumentado un 46% desde febrero. Y si bien en junio y julio el crecimiento mensual de M2 se desaceleró, en lo que va de agosto, está acelerando su ritmo de crecimiento hasta el 5%”.
En términos anuales, el M2 ha aumentado más del 100% interanual en términos nominales y el 43% interanual en términos reales. En tanto, el giro del BCRA al Tesoro alcanzó el 5,5% del PBI; “este es el nivel más alto de financiamiento monetario del Tesoro por parte del banco central en la historia reciente”.
“La actual estrategia cambiaria con pérdidas netas de las reservas es insostenible y aumenta las probabilidades de que el Banco Central tenga que dejar que el peso se deprecie a un ritmo más rápido frente al dólar en el mercado cambiario oficial”, sostuvo el informe de Credit Suisse.
“El Banco Central puede introducir más controles de capital o introducir más límites a la capacidad de los agentes locales para acceder a dólares. Esto se puede hacer reduciendo o eliminando el permiso para que las personas compren $ 200 por mes o limitando aún más las importaciones”, indicaron.
Pero si bien se ha demostrado que tales restricciones tienen un impacto a corto plazo de frenar el goteo, “tienden a diluirse con el tiempo, lo que significa que eventualmente el banco central tendrá que incrementar el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial”.
“De manera óptima, esto tendrá que hacerse en conjunto con el anuncio de un plan macroeconómico y fiscal creíble para anclar la inflación”, sentenció, en referencia a la estrategia contra la suba de los precios que, hasta ahora, no se conoce.
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