En su afán de recortar la demanda del dólar ahorro, el Banco Central publicó la Comunicación 87906 con una lista de 5.000 personas identificadas solo por su CUIT y DNI, es decir sin nombres y apellidos, que quedan impedidas de comprar el cupo de USD 200 mensuales que da el banco a cada cliente.
Hasta aquí parece algo lógico, aunque ese número sea una gota en un mar de 4 millones de compradores mensuales. Pero la muestra tiene un valor adicional. Si se decidiera profundizar la investigación se vería que es elevada la cantidad de DNI que tienen números de 90 millones en adelante.
En los primeros lugares, aparecen decenas de personas con DNI que comienzan con esos números de identificación tan elevados. Esos DNI pertenecen a extranjeros nacionalizados. O la Argentina se transformó en un destino privilegiado para la gente de otros países, en particular los limítrofes, o han recibido de la Argentina –muchos sin habitarla- beneficios de subsidios y hasta jubilaciones sin haber aportado.
Hasta ahora, esos identificados –queda por ver cuantos hay sin identificar- tenían un negocio adicional que es el “puré” que consiste en vender el dólar que compraron a $ 100,45, a valores de hoy, a $ 129 en la plaza marginal o libre. Así, alimentan los primeros días del mes a un mercado que opera la mayor parte del tiempo con escasa actividad. De hecho, el “blue” abrió la semana a $ 132, el mismo valor del viernes, porque hay escaso movimiento debido a que este negocio tiene su auge en la primera semana de cada mes por obra y gracia de la ansiedad que hay para comprar el dólar más barato del sistema antes de que se suspenda la venta. Además, en esos días se cobran sueldos que hacen que se vuelquen a este mercado porque funciona como un ingreso adicional para gente que está padeciendo la crisis.
Los que van al dólar alternativo no pueden comprar dólares ahorro, por eso hay que descartarlos de este negocio. Ellos se mueven en un mundo aparte que negocia con intensidad todos los días. Son manos grandes que están ajenas al negocio del dólar ahorro. De hecho, el dólar Bolsa aumentó $ 1,47 (+1,2%) a $ 125,69, mientras el contado con liquidación subió $ 2,26 (+1,8%) a $ 129,06.
En bancos y casas de cambio la divisa subió 14 centavos a $ 77,54. El avance más notable, pero previsible se dio en el mercado mayorista. Como el Central los lunes devalúa 18 centavos, le sumó a la devaluación habitual de 6 centavos diarios, esa cifra. Por eso, el dólar mayorista aumentó 24 centavos a $ 73,40. Quien se ilusionó con un aceleramiento de la devaluación, se dará cuenta que nada de eso sucedió.
Las operaciones sumaron USD 250 millones, señal inequívoca de lo poco que están liquidando los exportadores. Como en esa plaza se atiende la demanda de los importadores, el Central se sigue desangrando. Allí reside el verdadero problema de las reservas: la incapacidad de la economía, bajo estas reglas, de generar dólares. Las reservas reflejan esta falencia que le quita poder de fuego al Central para controlar el precio del dólar. El cepo en economía siempre tiene cadenas elásticas que permite fugas impensadas porque perjudica a exportadores y favorece a importadores genuinos y también a los no genuinos que compran mercaderías que nunca llegan.
Por el milagro de la suba del oro de casi 1,5% a USD 2.013 después de haber caído por debajo de los USD 2.000 y por la suba del euro de 0,07%, las reservas aumentaron USD 37 millones. Esta caída del dólar frente a las principales monedas del mundo y la revalorización del oro colocaron a las reservas en USD 43.161 millones.
Si el oro llega a cerca de USD 3.000 a fin de año como pronostican algunos analistas, las reservas serán bendecidas por ese crecimiento y será una deuda con la gestión anterior que en 2017 incrementó la tenencia de oro y disminuyó la de dólares.
Los bonos en dólares con legislación argentina continuaron en baja a pesar de la cuasi confirmación que el canje de deuda será un éxito con una aceptación cercana a 90% que invalida a quienes no los aceptaron a hacerle juicio al país. En estas circunstancias, el Bonar 2020 cedió 0,80% y el Bonar 2024, 0,14%. Los títulos bajo ley extranjera no tuvieron la misma suerte. el Discount se desmoronó 3,42% y el Par, 3,24%. Este reacomodamiento de precios hace imaginar que el rendimiento de los nuevos bonos estará cerca del 12% en lugar del 10% estimado. Pero hasta que no se emitan, la tasa de retorno no está confirmada. Esa tasa la fijarán los inversores con el precio al que comprarán o venderán los nuevos bonos. Cuanto menos coticen, más alta la renta.
La Bolsa siguió a merced de la aversión al riesgo de los jugadores que no ven claro el futuro. Con negocios por $ 1.287 millones, un volumen habitual después del anuncio del acuerdo con la deuda, el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, cedió 4,24%. El derrumbe fue general. Apenas una empresa se salvó de la debacle, Cresud que aumentó 3,76%. El resto fue pérdidas de considerable magnitud particularmente entre los bancos donde BBVA bajó 6,59%; Macro, 5,58%; Galicia, 5,34% y Supervielle, 4,59%. El papel más afectado fue Central Puerto (-6,92%).
Los ADR’s –certificados de tenencia de acciones que cotizan en Wall Street en dólares y que en la Argentina se compran en pesos a la cotización del dólar contado con liquidación- tuvieron una rueda negativa pero no tanto como la de la Bolsa local porque la debacle la repartieron en dos días ya que operaron el lunes, durante el feriado argentino.
El más afectado fue el ADR de IRSA Propiedades Comerciales (-4,53%). Los ganadores fueron Telecom (+3,30%) y Loma Negra (+2,01%).
Para la rueda de hoy no se espera un panorama distinto. El hecho de que el índice de precios mayoristas haya aumentado 3,5% en julio preanuncia una inflación similar en los precios minoristas para agosto que contrasta con 1,8% del IPC de julio.
Por eso, el pesimismo invade a los inversores que se cubren con dólares y salen de las acciones, mientras deciden qué hacer con los bonos. La Bolsa tal vez tenga “el rebote del gato muerto” pero no mucho más que eso.
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