Aunque las reservas se mantienen en niveles de USD 43.200 millones, en realidad es cada vez menos lo que queda disponible para intervenir en el mercado cambiario. Un cálculo “ácido” de cuánto realmente queda para hacer frente a la demanda de los que compran dólar “solidario” importadores o turismo arroja que solo hay disponibles USD 4.500 millones. Al ritmo actual, el Central se enfrentaría con serios problemas para hacer frente a la demanda del mercado a más tardar a fin de año.
La estimación realizada por el economista Fernando Marul que parte de los USD 43.200 millones de reservas brutas resta los siguientes rubros: USD 20.000 millones del swap chino, USD 11.300 de encajes de depósitos en dólares (que en realidad pertenecen a los ahorristas), luego hay préstamos del Banco Internacional de Pagos (BIS) y derechos especiales de giro del FMI por otros USD 3.000 millones. Esta cuenta arroja las denominadas reservas netas, que llegan a USD 8.500 millones. Pero allí no termina el cálculo. De ese volumen hay USD 4.000 millones en oro, que también deberían ser descontados.
En caso de emergencia, el Central podría salir a vender el oro o incluso a transformar al menos una parte del swap de monedas con China a dólares. Pero se trata de soluciones de emergencia que generarían aún más nerviosismo entre los inversores.
El panorama se complica más porque los próximos meses habrá una disminución de la liquidación de divisas provenientes del campo, por motivos estacionales.
No existe una única visión entre los economistas para realizar esa clase de estimaciones, ya que los bancos centrales no tienen una regla preestablecida para hacerlo. De hecho, tal como reflejó Infobae, otros cálculos tienen como resultado que las reservas de libre disponibilidad del BCRA tienden a cero.
Las reservas son en realidad la “última línea de defensa” que tiene el Banco Central para abastecer el mercado y mantener la suba gradual del tipo de cambio oficial, es decir evitar una fuerte devaluación. Pero es clave contar con dólares “líquidos” para cumplir con ese objetivo. Por ejemplo para venderle a los ahorristas que compran “dólar solidario”.
La pregunta que se hacen a esta altura los inversores es a qué podría recurrir el titular del BCRA, Miguel Pesce, en caso de que termine vendiendo los pocos dólares líquidos que le quedan en las reservas. ¿Podría salir a vender oro, por ejemplo? La respuesta es afirmativa y además resultaría muy fácil convertirlo en dólares. Pero una decisión semejante generaría rápidamente alerta sobre la debilidad de la entidad. De hecho, la posición de oro viene de las compras que realizó Alfonso Prat-Gay en 2004 cuando presidía el Banco Central.
Otra opción, sugerida hace pocos días por otro ex titular del Central, Martín Redrado, es ejecutar parte del swap de monedas con China. En otras palabras, transformar al menos una parte de los yuanes comprometidos por el gobierno chino en dólares. Federico Sturzenegger, cuando estuvo al frente de la entidad entre 2016 y 2018, realizó una operación de ese tipo por USD 3.000 millones que dejó en claro que era posible efectivizarlo.
Las reservas son en realidad la “última línea de defensa” que tiene el Banco Central para abastecer el mercado y mantener la suba gradual del tipo de cambio oficial, es decir evitar una fuerte devaluación.
Por supuesto que el mercado es dinámico y antes de llegar a esas instancias podrían haber noticias positivas. Sin lugar a dudas a la que más apuesta el Gobierno es a concluir exitosamente el canje de deuda, que conseguiría elevada adhesión. La expectativa es que aumente el optimismo de los inversores y eso genere un flujo de dólares positivo, que entrarían a través del canal financiero.
También es clave conseguir que se reduzca la brecha cambiaria para que disminuyan las expectativas de devaluación. Eso llevaría a que más ahorristas se apuren a vender sus dólares a través del mercado informal o del contado con liquidación. Pero para eso tiene que aumentar la confianza y el optimismo sobre lo que se viene en materia económica. Es algo que por el momento parece lejano.
El panorama se complica más porque los próximos meses habrá una disminución de la liquidación de divisas provenientes del campo, por motivos estacionales. Esto significa que se viene el peor momento del año en materia cambiaria: poca oferta de dólares pero al mismo tiempo una expansión adicional de pesos por las necesidades del Tesoro para hacer frente al daño de la pandemia.
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