Los meses que lleva el país en la pandemia y su consiguiente cuarentena cambiaron varias costumbres en la sociedad, y una de ellas fue la forma de consumir. Tanto que en los primeros meses de aislamiento social obligatorio, la única forma de salir a la calle era para ir a comprar a los supermercados.
Esa situación hizo que durante estos meses el consumo mostrara una mayor vitalidad. Pero ese vigor que mostraban los indicadores en los primeros meses fue perdiendo dinamismo a medida que fueron apareciendo más opciones. A diferencia de lo que se preveía, la apertura de más rubros comerciales terminó generando una mayor apatía y no logró romper la incertidumbre sobre el futuro, por lo que el consumo empezó a pegar la vuelta y mostrar datos negativos nuevamente.
De acuerdo a Focus Market vía Scanntech (lector de código en 670 puntos de venta de todo el país), el consumo mostró una caída del -5,2% en julio, profundizándose aún más la retracción del mes anterior; de todos modos, el saldo es positivo en 3,4% en el acumulado de los primeros siete meses del 2020.
El valor del ticket y la cantidad de unidades mostraron retrocesos; $457 fue el promedio de gasto llevando 5,9 unidades. Según el seguimiento que hizo la consultora que conduce Damian Di Pace en la primera semana de agosto hubo un crecimiento de 5% tanto en valores como en cantidades respecto de la última semana de julio.
Mientras Di Pace suele medir las bocas de expendo de cercanía, la contracara suele estar dada por la comercialización en las grandes superficies. Así lo demuestra un trabajo de la consultora Nielsen que señaló que las ventas en julio en los supermercados crecieron 2,8% respecto de igual mes de 2019 sobre la base de un análisis en 70 categorías en ese canal.
A pesar de que a Nielsen el análisis le da que el sector logró un número positivo respecto de lo que había comercializado en julio del 2019 –en plena recesión–, el 2,8% de julio de 2020 significa un fuerte freno si se lo compara con el 5,8% registrado en junio de este mismo año.
Bajo una etapa mas flexible de cuarentena se encuentra la mayoría del interior del país, lo que habilita una mayor circulación de personas y esto explica más concurrencia a los autoservicios en relación al AMBA, si bien persiste la caída en cantidad de transacciones en ambas geografías.
El confinamiento recuperó el interés por la cocina casera impulsando el crecimiento de insumos como harinas, manteca, cremas de leche; sin olvidar la practicidad, crecen las premezclas (gelatinas, polvos para preparar postres, panes, ñoquis, pizzas) además de los aderezos y el dulce de leche. Gana el consumo de bebidas con alcohol y de alta graduación, “algo de gratificación”, así como persiste la obsesiva limpieza del hogar y el uso de productos para cuidados COVID.
Según el informe de la consultora, durante julio pasado persistió la caída en la cantidad de las transacciones, lo que evidenció una menor cantidad de visitas a los autoservicios, manteniéndose en niveles que muestran una merma de 30 por ciento.
Por su parte, una tercera consultora midió el consumo y señaló una leve caída. Según el relevamiento de la consultora Scentia, el mes pasado el consumo registró una contracción marginal del 0,5%, recuperando algún terreno tras la caída de 3,2% de junio. Con todo, el acumulado de los primeros siete meses del año aún se mantiene en terreno positivo, con un avance del 1,9%.
Aunque los especialistas del sector privado señalan que hay una desaceleración en el consumo, en el Gobierno explican que están observando lo contrario. Según explicó la titular de AFIP, Mercedes Marcó del Pont, las datos “muestran un crecimiento en el consumo y un freno en la caída de la recaudación”.
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