El empresario Sergio Nardelli, CEO y uno de los principales accionistas de Vicentin, murió este miércoles a los 59 años en su domicilio particular de la ciudad santafesina de Reconquista, como consecuencia de un ataque cardíaco, según confirmaron a Infobae fuentes de la empresa. Llevaba casi 34 años al frente de diversos cargos directivos en la empresa. El sepelio será este jueves 13 de agosto, a las 10, en el cementerio municipal de Reconquista.
El fallecimiento se produjo cerca de las 22 del miércoles, luego de sufrir un “infarto masivo” mientras el empresario se encontraba en su casa, ubicada en pleno centro de la ciudad. Según informó el portal Reconquista Hoy, el deceso fue corroborado por el médico, Jorge De Pratto, quien además era primo del fallecido. En el domicilio también estuvo el médico Gustavo Algañaraz, quien ratificó que “no había signos de violencia” en el lugar. A partir de esto, el fiscal de turno, Aldo Gerosa, dispuso la entrega del cuerpo a la familia.
Nardelli estaba casado y tenía cuatro hijos. Desde hace años se encontraba al frente de la agroexportadora, que atraviesa en la actualidad un momento económico y financiero muy delicado, que generó en febrero pasado su ingreso en convocatoria de acreedores, que se tramita en los Tribunales de Reconquista, con una deuda superior a los 1.000 millones de dólares.
Sergio Nardelli, más conocido como “el Mono”, era hijo de una Vicentin, y reemplazó a Alberto Padoán en el cargo, aunque en rigor fue parte de una conducción familiar colegiada entre los principales herederos. Lo acompañaron como Directores y parte de la conducción de la empresa, los dos hijos de Padoán: Máximo y Cristian.
Nieto de uno de los fundadores de la empresa con sede en Avellaneda, provincia de Santa Fe, el empresario había encabezado los contactos con el gobierno nacional y con otras autoridades para oponerse al plan de intervención y expropiación de la compañía, que luego fue desactivado por el propio Alberto Fernández.
Tras el sorpresivo anuncio presidencial que proponía la intervención y expropiación de la empresa Vicentin, el mismo fue rechazado por una gran parte del sector agroindustrial y de la sociedad, especialmente por los habitantes de la ciudad santafesina de Avellaneda, que se movilizaron de manera inmediata en solidaridad con la empresa.
Una multitudinaria marcha que se replicó en otros distritos, y que llevó a Alberto Fernández a construir de manera inmediata una instancia de diálogo. Fue así que convocó a la quinta de Olivos al CEO de la empresa, Sergio Nardelli.
Por su parte, Gustavo Nardelli, hermano del empresario fallecido, está siendo investigado en la causa del otorgamiento de líneas de créditos a Vicentin por parte del Banco de la Nación Argentina.
La situación de Vicentin
En febrero pasado, cuando se armó el concurso de acreedores, la deuda reconocida por Vicentin alcanzaba los 1.577 millones de dólares al tipo de cambio oficial de 63 pesos de ese momento. Entre los acreedores de la empresa había 1.895 proveedores de granos, otras 586 empresas que le vendían bienes y servicios, y 37 bancos y financieras. Pero además Vicentin quedó debiéndole plata a 19 organismos fiscales o previsionales, a 98 de sus accionistas (la mayoría de ellos distintos integrantes de la familia fundadora) y a tres de sus empresas controladas por el propio grupo, que le habían hecho transferencias que nunca recuperaron.
En las últimas semanas el juez en lo Civil y Comercial de la ciudad santafesina de Reconquista, Fabián Lorenzini, encabezó dos audiencias de conciliación en el marco del concurso preventivo de la agroexportadora Vicentin, luego de que el gobierno de esa provincia propusiera la conformación de un triunvirato con los interventores designados por el Gobierno nacional más uno provincial. No hubo acuerdo entre las partes para el armado de un fideicomiso con participación de ambas partes, y el presidente Alberto Fernández decidió dejar sin efecto el Decreto de Necesidad y Urgencia por el cual intervenía la empresa Vicentin por 60 días.
Ahora la situación de la empresa se definirá en el marco del Concurso de Acreedores. En ese ámbito se deberá determinar cómo llegó a esta situación financiera tan complicada y cuál será el plan para cancelar la deuda con los acreedores, muchos de ellos son pequeños y medianos productores que necesitan que Vicentin cancele la misma para poder continuar en la actividad.
El último conflicto de Vicentin
En medio de la situación que se había desatado con la agroexportadora, en las últimas semanas se había profundizado el conflicto gremial en otra empresa del grupo: Algodonera Avellaneda. Su planta, instalada en Reconquista, se encuentra paralizada por el reclamo de un grupo de trabajadores para que sean trasladados al sindicato de aceiteros. En reiteradas oportunidades la empresa había expresado ante autoridades judiciales, provinciales y los medios, que el único gremio que se reconocía era el textil.
Según narran las crónicas de los medios santafesinos, el conflicto en los últimos días había escalado de tal manera, que hubo movilizaciones de este grupo de trabajadores a domicilios particulares de los directivos de Vicentin, como es el caso de Alberto Padoán, y Sergio Nardelli habría sido insultado en las calles de Reconquista.
Esta semana, un grupo importante de trabajadores de Algodonera Avellaneda reclamaron mediante una carta la resolución del conflicto y rechazaron la injerencia de otro gremio. Por otro lado, empresas del norte de Santa Fe se reunieron ayer con autoridades del gobierno provincial. En un comunicado habían expresado, previo al encuentro: “El principio de libertad sindical establece que cada trabajador tiene el derecho de afiliarse, o no, a la asociación sindical en cuyo ámbito se encuentra comprendido, no pudiendo afiliarse a ningún otro sindicato. Además, establecería un precedente, de afectación de autonomía de las instituciones y desapego a las normas”.
Y agregaron: “Expresamos nuestra alta preocupación por la postura adoptada por el Ministro de Trabajo de la Provincia de Santa Fe, avalando el incumplimiento de la Ley de Asociaciones sindicales al permitir que los trabajadores elijan libremente su convenio colectivo de trabajo sin tener en cuenta la actividad afín. Situación que de prosperar, afectaría a todos los trabajadores, de los distintos sectores públicos (Nacionales, Provinciales y Municipales) y privados (Comercio, Servicios, Industria y Sector Agropecuario) poniendo en riesgo la fuente de trabajo. Demasiado angustiante resulta la crisis producto de la pandemia, para sumar incertidumbre a la estabilidad laboral, por no aplicar las normas”.
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