“Nunca hay que perder de vista las razones por las cuales trabajamos. En mi caso las motivaciones principales es que exista accesibilidad de los medicamentos para la mayoría de la población, promocionar la ciencia y la cultura y que todos nuestros ciudadanos mejoren su calidad de vida”.
Quien define así su rol como empresario es Hugo Sigman (75), uno de los cerebros detrás del anuncio que hizo ayer el presidente Alberto Fernández sobre la producción local de la vacuna que desarrollan la Universidad de Oxford y el laboratorio británico sueco AstraZeneca.
Sigman es el dueño –cofundador junto a su esposa, Silvia Gold– de Grupo Insud, uno de los tres conglomerados biotecnológicos más importantes del mundo. Además es médico, productor de cine y una de las 10 personas más ricas de la Argentina, según la revista Forbes, con un patrimonio familiar de USD 2.000 millones.
“Para nosotros es una gran alegría. En Argentina AstraZeneca eligió al laboratorio mAbxience que será el productor del reactivo de la vacuna, es un reconocimiento a la calidad de los laboratorios argentinos”, dijo Alberto Fernández. mAbxience es una compañía biotecnológica internacional especializada en la investigación, desarrollo y fabricación de anticuerpos monoclonales, parte del grupo farmacéutico Insud Pharma. Será el encargado de la producción local que, según se anunció, se complementará en México y abastecerá a buena parte de América Latina.
Argentina será una suerte de hub que fabricará y distribuirá hasta 250 millones de dosis y en ese contexto se destaca otro protagonista de peso global: Carlos Slim. El magnate mexicano –dueño de la telefónica móvil Claro y un holding que incluye negocios de telefonía, minería, real estate y hasta acciones en The New York Times, por nombrar solo algunos– financiará parte del negocio para la región por medio de la Fundación que lleva su nombre, una “organización sin fines de lucro, comprometida con la generación de soluciones innovadoras para fortalecer los servicios de salud en beneficio de las poblaciones más vulnerables”.
Slim y Sigman son viejos conocidos. Fueron protagonistas, por ejemplo, de los encuentros empresariales de padres millonarios con sus hijos, un evento que se realizó varias veces en la Argentina, sobre todo en la década del 2000. “Tienen una buena relación”, aseguran en el entorno del empresario argentino.
Como detalló Infobae, el convenio entre AstraZeneca y la Fundación Slim se firmó en las últimas 48 horas y a partir de ese momento los tiempos se aceleraron. Fue muy importante que en el país existiera un laboratorio con estándar GMP en la industria farmacéutica, es decir, con las autorizaciones más exigentes para moverse con elementos biológicos.
En el centro de esta trama político-empresarial está Sigman, quien vive por estas horas en España. Allí viajó hace casi 45 años como exiliado de la dictadura militar y allí fundó la primera empresa de su grupo, Chemo, en 1977. Su relación personal con el ministro Ginés González García, consolidada en tiempos de la presidencia de Néstor Kirchner y la ley de medicamentos genéricos y, sobre todo, una visión compartida de apoyo a la ciencia y la investigación local, son uno de los vértices de este acuerdo. Además, tiene un muy buen vínculo con el propio Alberto Fernández. Por otro lado, fue vital su trato con Slim y la disposición de éste para desembolsar los millones necesarios para que la vacuna esté disponible para la región (no trascendió aún la cifra). También, sin dudas, la capacidad tecnológica de avanzada de mAbxience, una condición central para que AstraZeneca aceptara a la Argentina; y, finalmente, la afinidad entre los gobiernos de Argentina y México. Cuatro caras de un acuerdo que se cerró de manera veloz en medio de la pandemia.
En 2009, durante la pandemia de Gripe A, Sigman también tuvo un rol a la hora de conseguir la producción nacional de vacunas. A través de un acuerdo con el laboratorio suizo Novartis obtuvo la licencia para fabricar la vacuna en el país, en un momento en el que los dólares comerciales que se gastaban para comprar las versiones importadas dolían cada vez más.
“Esto es la puesta en marcha de un proyecto empresarial significativo, que vincula el trabajo, la inversión, y el desarrollo de la ciencia y la tecnología, y nos pone en los mejores lugares donde la Argentina debe estar en el mundo”, dijo Alberto Fernández en febrero pasado cuando participó de la inauguración de una planta productora de medicamentos biológicos de mAbxience en Escobar. Sigman invirtió allí 40 millones de dólares.
Médico y empresario
“El desarrollo de un país está relacionado a muchísimos factores. Uno de ellos es la inversión en investigación, desarrollo e innovación que hace ese país. Esto es fundamental, y debe trascender a los cambios de gobierno. Debemos mirar el mediano y largo plazo, para que el país ingrese a la sociedad del conocimiento, generar valor agregado, tener una presencia internacional basada en los resultados de esa investigación”, detalla Sigman en su web personal. “Y en esto tenemos mucha responsabilidad los empresarios: no solo Argentina destina una porción ínfima de su PBI al I+D+i comparada con otros países, de esa inversión el 85% proviene del sector público”, agrega.
Allí repasa los comienzos del grupo en Barcelona, junto a Gold, y destaca que el diferencial que les permitió crecer fue el conocimiento técnico acompañado de la pasión. “La mayoría de nuestros competidores tenía mejor formación comercial, eran expertos en transacciones y yo nunca había hecho un cheque, pero teníamos vocación científica y teníamos un propósito, que era hacer más accesibles los medicamentos para mejorar la calidad de vida de las personas. Rápidamente comprendí una cosa: el comerciante siempre está en el medio entre el que fabrica y el que compra. Entendí que debíamos producir nosotros mismos”.
Las empresa farmacéuticas de Insud son Chemo (materias primas), Exeltis, mAbxience y Xiromed (genéricos en EEUU y Europa) y son accionistas de Sinergium Biotech (vacunas humanas complejas), Elea Phoenix, la química Maprimed, Bioceres, Inmunova y Biogénesis Bagó. En el rubro agronegocios producen granos, leche, carne y madera a través de Garruchos Agropecuaria, Pomera Maderas y Cabaña Los Murmullos. Publica libros, Le Monde Diplomatique y Review. Y tiene la productora de cine Kramer & Sigman Films, con la que filmó Relatos salvajes y La odisea de los giles, entre otras.
En los últimos meses, Infobae lo entrevistó dos veces en el contexto de la pandemia. Aquí, cuatro de sus frases:
- “La ciencia mundial está trabajando de manera mancomunada y sin miserias contra el virus, algo que la política debiera imitar. Por esa misma razón es inaceptable utilizar a la pandemia como un argumento político”.
- “La pandemia puso en evidencia dos cosas: la primera, la calidad del sistema científico argentino; y lo segundo es un modo de trabajar que habría que extenderlo a otras áreas de la vida argentina. Existe hoy una enorme colaboración entre el sector público y el sector privado”.
- “Tener una industria nacional farmacéutica vigorosa es muy importante para un país y esto ocurre con creces en el caso argentino. Poder asegurar el suministro de medicamentos, que invierta, que exporte, que compita nacional e internacionalmente es algo que hace y fortalece la defensa nacional”.
- “Si tuviéramos una vacuna sería extraordinario. Va a tardar un tiempo, sobre todo para que llegue masivamente a la Argentina. Con suerte, el plazo será de seis meses a un año y medio hasta que la vacuna esté lista”.
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