En medio de claras demandas al gobierno por la presentación de un programa económico por parte del arco político opositor, el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, presentó este martes un breve documento denominado “Pilares de un programa de crecimiento con inclusión”, en el que propuso un plan de reactivación y desarrollo con especial énfasis en el mundo del trabajo. Allí, señaló, deben “convivir dos sistemas: el actual y uno nuevo que contemple los cambios ocurridos en el presente siglo”.
El ex candidato a presidente lanzó este martes la propuesta a través de la red social Twitter. Allí planteó que el programa de reactivación apunta también a liberar fuerzas productivas y creatividad social en el caso de la inversión.
Según el ex ministro de Economía durante la gestión del ex presidente Néstor Kirchner, la economía argentina tiene por delante dos momentos diferentes: el del control total o parcial de la pandemia en primer plano y el del futuro de mediano plazo.
Crear trabajo privado requiere de la convivencia de dos sistemas: el que hoy emplea al 49,5% de los asalariados, y debe ser respetado, y uno nuevo, en blanco, que responda a los cambios educativos, tecnológicos y productivos, y permita emplear al otro 50%, hoy los descartados
“El primero, que empieza a recorrerse, será un momento de normalización y recuperación. La sola reapertura y vuelta al trabajo permitirá durante algunos meses que aumenten la producción y el consumo”, aseguró.
Lavagna consideró que si bien se habla de un rebote post pandemia, en economía no existe el rebote automático. “Así lo demuestran los diez años de estancamiento argentino, incluida la recesión de los últimos tres. Lejos de rebotar, caímos”, aseguró al tiempo que añadió que si se quieren ejemplos internacionales más o menos recientes, “están los 15 años de estancamiento de Japón y los 10 de Grecia”.
Para el economista y ex candidato a presidente, si hay recuperación es porque cambia una “circunstancia” –la pandemia- y porque del cierre y la parálisis “se pasa a la reapertura”.
Lavagna planteó que el futuro es diferente y que se necesitan políticas públicas, en especial políticas económico-sociales explícitas que apunten al corazón del esquema de crecimiento. En ese marco, sostuvo que dos factores son esenciales. El primero tiene que ver con la creación de trabajo en el sector privado y el segundo con impulsar inversiones privadas, a la par de inversiones públicas en infraestructura física y educativa.
En tanto, remarcó que para crear trabajo privado voluntario y diseminado se requiere formular el objetivo en el marco de dos sistemas:
- El que hoy emplea en blanco y con normas propias de la economía del bienestar de la segunda post guerra mundial, al 49,5% de los asalariados privados. “Este sistema debe ser respetado integralmente por el principio de los derechos adquiridos”, detalló.
- Un sistema nuevo, en blanco y con normas precisas, que responda a los cambios educativos, tecnológicos y productivos del siglo actual.
Impulsar inversiones privadas requiere bajar el costo impositivo de la inversión con ideas e instrumentos como los de inicios del Siglo XXI y reglas simples y estables, capacidad de compra en aumento y un tipo de cambio real que empuje a las exportaciones
En este último aspecto destacó que lo más importante es que “permita que el otro 50%, el de los trabajadores que actualmente están desempleados, sub-empleados, pseudo empleados -parte importante de monotributistas-, puedan trabajar dignamente”. En esa línea, dijo que ellos son los descartables de hoy, como planteó el Papa Francisco refiriéndose a quienes están sin empleo, con empleos en negro y haciendo changas.
El economista dijo que “no basta que el sistema (laboral) actual proteja al 49,5% de los incluidos” y que “hace falta también uno nuevo, que incluya a los que hoy sufren la exclusión absoluta” y propuso la creación de un fondo de desempleo como tiene la industria de la construcción.
Al promover el crecimiento de las inversiones privadas, propuso “bajar el enorme costo impositivo” que tienen y aconsejó medidas que ya se aplicaron como “cero impuesto a las ganancias reinvertidas de las pymes, la amortización acelerada, la devolución del IVA, créditos a tasas civilizadas, combinado con reglas no solo más simples sino más estables”.
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